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Actualizado: 17/05/2024 12:58

Europa

Sin ira y con paciencia

El Ejército Republicano Irlandés (IRA) abandona la lucha armada: Un mensaje para ETA… y silencio en La Habana.

La información, aunque era esperada, corrió como reguero de pólvora por las redacciones de todos los diarios y agencias de noticias. En septiembre pasado, el Ejército Republicano Irlandés (IRA) confirmó que había terminado el proceso de inutilización de sus arsenales, lo que fue verificado por la Comisión Internacional de Desarme (IIDC).

Al día siguiente, el hecho aparecía reflejado en todos los diarios del mundo, en muchos casos con comentarios elogiosos para el fin de un conflicto que había durado más de 30 años y costado la vida a 3.600 personas. Entre ellas, civiles inocentes, en actos terroristas cometidos por el IRA, de una parte, y también, hay que decirlo, por organizaciones extremistas de aquellos que defienden la unión de Irlanda del Norte con el Reino Unido, a todo coste.

Se puede asegurar que sólo un diario no quiso enterarse de la noticia: Granma no informó de este hecho al pueblo cubano. Ni siquiera en esas noticias de un párrafo, que aparecen en la sección "Hilo Directo". Para el régimen de La Habana, el IRA nunca fue una organización terrorista, no importaban los métodos que utilizara. Como tampoco lo es ETA, que simplemente es calificada como "grupo separatista vasco".

Cuando se revisa la página internacional de Granma, del 27 de septiembre, donde debía aparecer la noticia de que el IRA había inutilizado sus arsenales, los destaques eran para "el caso Posada Carriles", los "detenidos por manifestación contra la guerra en Irak", "Nuevas complicaciones en Bolivia" y así por el estilo.

La política exterior cubana se puede evaluar por lo que se publica o no en el Órgano Oficial del Partido Comunista. Así, por ejemplo, todos los actos de los "insurgentes" en Irak merecen grandes titulares. Incluso en casos, como cuando un suicida mató a cerca de 100 jornaleros iraquíes, que se encontraban en un centro de inscripción para buscar trabajo, siempre se evita calificar la acción de terrorista. Resulta evidente que se añora el regreso de Sadam Husein al poder, aunque una de las primeras medidas que este adoptó cuando tomó el mando en Irak, fue decretar la eliminación física de todos los comunistas, partido que fue prohibido.

Pero, el caso del desarme del IRA trae un mensaje de esperanza para Europa. Según el sacerdote católico, Alec Reid, la influencia del IRA no se limita a ETA. "Creo que gente como Hamas y otros grupos que hasta cierto punto pueden haberse inspirado en el IRA, van a decir que aquí hay nuevas oportunidades, nuevas ideas, y que hay que pensar en ello. Pueden pensar: 'Si el IRA lo ha conseguido, a pesar de su historia, y no se están rindiendo, quizá nosotros podamos hacer algo así'. Creo que va a tener una muy buena influencia en ETA".

La etapa de negociación

El penúltimo grupo terrorista europeo desaparece así tras una larga etapa de negociación y diálogo. Un período que ha visto el abandono de la vida política de personajes clave del proceso, como el primer ministro conservador John Major, el cual admitió negociar con el IRA "si callaban las armas" y asumió el principio de que "corresponde al pueblo de Irlanda ejercer su autodeterminación".

O como el laborista irlandés John Hume, el cual tendió puentes a Gerry Adams, el líder del Sinn Fein, brazo político del IRA. O el unionista irlandés David Trimble, arrasado por la oleada extremista del reverendo Ian Paisley. O como el presidente norteamericano Bill Clinton, el cual jugó con habilidad su influencia a través de los lobbies de la comunidad irlandesa, como el de la familia Kennedy.

El fin de la guerra ha sido posible porque todas las partes han admitido que la solución era incompatible con el uso de la violencia y porque Tony Blair tuvo, asimismo, la habilidad de redefinir conceptos tan sagrados como anquilosados. Por ejemplo, el de unión, en un sentido supranacional y, sobre todo, europeo. Porque también el ejemplo de la Unión Europea y las cesiones de soberanía han marcado el camino a seguir para la solución del conflicto.

Como en su día afirmó el israelí Itzjak Rabin, la paz es de los valientes. Era una de las noticias más esperadas en los últimos años y tuvo lugar sin que el pueblo cubano se enterase por la prensa oficial: el IRA anunció con toda solemnidad el cese de la "lucha armada" (o sea, el fin de sus acciones terroristas) y su compromiso a actuar sólo por la vía política. Y aunque no existe traslación posible a la situación del País Vasco en España, sí se perfila una realidad inexorable: ETA ya es la única banda terrorista europea.

En consecuencia, toda la presión internacional recaerá a partir de ahora sobre un colectivo que sabe que ha perdido irreversiblemente la batalla y que, además, el nuevo contexto de terrorismo internacional no hace sino precipitar la toma de decisiones. Es evidente que el Reino Unido está de enhorabuena. La magnitud del conflicto, que ha durado más de tres décadas, deja tras de sí un total de 3.600 muertos, pérdidas económicas incalculables y fracturas que tardarán tanto en cicatrizarse, al menos, como la interminable duración de éste.

Pero bien se puede decir que desde ahora el Ulster inicia un camino esperanzador, fruto de unos políticos valientes que en aquel famoso viernes santo de 1998 firmaron un acuerdo para poner fin al conflicto. Siete años de duras negociaciones y momentos de fragilidad extrema, en que parecía que todo se iba a ir al traste, han necesitado de una y otra parte para pasar página.

La violencia ya forma parte del pasado. Si algún día, a largo o a mediano plazo, ETA sigue el mismo camino, no resulta exagerado vaticinar que tampoco Granma se enterará del asunto. No en balde, entre los organizadores de un acto de "solidaridad con Cuba", que pretenden organizar coincidiendo con la Cumbre Iberoamericana de Salamanca, el movimiento ilegal Batasuna (brazo político de ETA) sea uno de los promotores.

Hay que recordar que en la Cumbre Iberoamericana de Panamá, Fidel Castro fue el único que se negó a firmar una resolución de condena al terrorismo de ETA. La Habana no abandona a sus aliados y cuando deponen las armas, como en el caso del IRA, cae sobre ellos el desprecio, tal y como ahora ha hecho Granma.

© cubaencuentro

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