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Corea del Norte

¿Solución al conflicto?

El régimen de Pyongyang adopta una actitud 'pragmática' para afrontar la crisis nuclear.

Corea del Norte ha dado un paso crucial para poner fin a su programa de armas nucleares. Los inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) han verificado que el gobierno de Kim Jong-il ha paralizado las cinco instalaciones atómicas de su principal central, la de Yongbyon, tras la clausura del reactor, según dijo recientemente Mohamed El Baradei, director general del OIEA.

"Hemos verificado que las cinco plantas nucleares han sido cerradas", dijo el pasado 18 de julio el máximo responsable de la agencia atómica de la ONU, durante una visita a Kuala Lumpur, en Malasia.

Luego de cerrar el reactor de plutonio de Yongbyon, Corea del Norte comenzó a recibir los primeros suministros de petróleo, según los términos acordados el pasado 13 de febrero, cuando aceptó poner fin a su programa de armamento atómico, a cambio de energía, alimentos y otras ayudas.

El pacto alcanzado en febrero en Pekín, en el marco de las negociaciones a seis bandas —en las que, además de las dos Coreas y Estados Unidos, participan China, Rusia y Japón—, estableció que Pyongyang recibiría 50.000 toneladas de fuel o su equivalente en ayuda cuando paralizase Yongbyon. La cifra se incrementará hasta un millón de toneladas, una vez que facilite una lista completa de sus programas atómicos y desmantele todas sus instalaciones.

El acuerdo va más allá del contencioso nuclear. El objetivo es normalizar las relaciones de Corea del Norte tanto con Estados Unidos como con Japón, y poner en marcha el proceso para sellar una paz definitiva que sustituya el alto el fuego que zanjó la guerra de Corea (1950-1953), y que nunca se convirtió en permanente.

El Baradei afirmó que el equipo de inspectores del OIEA precisará un mes para instalar los sellos y los equipos de vigilancia necesarios para asegurarse de que el reactor permanece parado. Yongbyon se encuentra 90 kilómetros al norte de Pyongyang.

El acontecimiento resulta relevante, ya que muestra que el régimen de Pyongyang, probablemente el búnker comunista más cerrado del mundo, ha adoptado una actitud pragmática para resolver este viejo conflicto nuclear.

Esto se debe a dos factores fundamentales. El gobierno de Pekín había mostrado progresivamente una actitud crítica hacia las posiciones inflexibles de los negociadores norcoreanos. Kim Jong-il sabe perfectamente que su régimen depende de China en cuestiones energéticas y militares. No podía darse el lujo de ignorar las presiones de su aliado y vecino.

El otro elemento que ayudó fue que Washington aceptó reuniones bilaterales con los representantes de Pyongyang, para tratar la suavización de sus sanciones financieras.

La aplicación práctica de los acuerdos alcanzados el pasado 13 de febrero significa el punto de partida para resolver una crisis nuclear y ha permitido un respiro que se sintió no sólo en Washington, Pekín o Tokio, sino también en otros países vecinos de la belicosa Corea del Norte.

Antecedentes e incertezas

La crisis se arrastra desde octubre de 1994, cuando la administración del presidente estadounidense Bill Clinton firmó en Ginebra un acuerdo marco con Corea del Norte, tras cerca de dos años de negociaciones. Pyongyang aceptó entonces desmantelar su controvertido programa nuclear. A cambio, Estados Unidos, Corea del Sur y Japón le facilitarían dos reactores de agua ligera.

Este asunto de los reactores de agua ligera podría convertirse en un nuevo elemento de discordia.

Al partir de Pekín, el pasado 21 de julio, el negociador de Pyongyang para la desnuclearización norcoreana, Kim Kye-gwan, reclamó que su país necesita reactores de agua ligera para desmantelar sus instalaciones atómicas, desempolvando así esta vieja reivindicación que podría nuevamente complicar el diálogo a seis.

En declaraciones a la prensa en Pekín, Kim, también viceministro de Asuntos Exteriores, subrayó el deseo de Corea del Norte de tener esos reactores.

En la actualidad, Estados Unidos se opone a que Corea del Norte disponga de un reactor de ese tipo, pese a que en 1994 los acuerdos firmados entre Washington y Pyongyang sí especificaban la posibilidad de ayudar al régimen comunista a construir uno para generar energía con fines civiles.

La reivindicación norcoreana no se incluyó en el comunicado conjunto de la última reunión de los seis negociadores, durante la cual Corea del Norte reiteró su disposición a informar de todo su programa nuclear y cerrarlo, y el resto de países a darle ayuda energética a cambio.

En realidad, esta actitud pragmática de Kim Jong-il coloca al régimen de Corea del Norte en posición de salir del estatuto de paria que prácticamente mantiene hoy ante la comunidad internacional.

Al terminar la última ronda de negociaciones, el representante de Estados Unidos, Christopher Hill, declaró: "Por nuestra parte, tenemos que eliminar a Corea del Norte de la lista de 'Estados patrocinadores del terrorismo' y del Acta de Comercio con el enemigo, que prohíbe a las empresas norteamericanas comerciar con Pyongyang".

Menos aliados

Desde hace bastante tiempo, el líder de Libia, Muamar Al Gadafi, resolvió todos los conflictos que tenía pendientes con la comunidad internacional, al aceptar la responsabilidad en varios atentados terroristas y pagar las debidas indemnizaciones a los familiares de las víctimas.

Más allá de Castro y Chávez, sólo va quedando el caso del iraní Mahmund Ahmadineyad, que no pierde oportunidad para lanzar frases incendiarias contra George W. Bush.

No obstante, el diario español El País informó este martes que Irán y el OIEA han anunciado en Viena una visita de los inspectores de la ONU a la planta de agua pesada de Arak para la semana próxima.

El director adjunto del OIEA, Olli Heinonen, dijo que después de la visita a Arak, al sureste de Teherán, ambas partes se concentrarán en aclarar otros asuntos pendientes, como el origen de contaminaciones de plutonio y uranio enriquecido en instalaciones atómicas de Irán.

© cubaencuentro

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