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Actualizado: 16/05/2024 10:29

América Latina

Telesur: un monumento al bostezo

No tiene la garra para convertirse en la Al Jazeera regional, y su peor enemigo puede ser la gente a la que intenta llegar.

Si Telesur, la nueva televisora patrocinada por Venezuela, Cuba, Argentina y Uruguay, aspira a convertirse en la Al Jazeera latinoamericana deberá dejar de mostrarse como una postal vieja y aburrida, de los años sesenta y setenta, y ajustar su discurso a las realidades de la región. De lo contrario, el control remoto se encargará de borrar tanta mala propaganda.

Desde el pasado 24 de julio, Telesur está al aire en Latinoamérica. Desde su sede en Caracas, el mismo día de su inauguración, dejó claras sus intenciones de luchar "contra el imperialismo en cualquiera de sus manifestaciones". A nadie le quedó dudas, luego de que aparecieran en sucesión interminable las imágenes más conocidas del profeta de la revolución en el continente, el Che Guevara.

No fue fortuito el despliegue de viejas fotos que nutrieron el imaginario revolucionario durante tantos años. Nada queda al azar cuando el inspirador de un proyecto ideológico es el gobernante cubano. "Fue Fidel Castro, por cierto, quien en un congreso de periodistas en La Habana nos propuso desarrollar una CNN latinoamericana, de los pueblos", ha contado el periodista uruguayo Aram Aharonian, director general de Telesur.

Como el comandante cubano es muy persistente convenció a su pupilo Hugo Chávez de financiar su idea. Para el arranque de Telesur, el gobierno venezolano aportó 10 millones de dólares para la compra de equipos y los gastos de operación. Además, puso a disposición de la nueva televisora las instalaciones de Venezolana de Televisión (VTV), el canal del Estado. Todo esto convierte a Venezuela en el socio principal de Telesur, con el 51 por ciento de las acciones del canal.

Los otros tres países que integran la junta directiva de la televisora, se reparten el resto de las acciones. Argentina tiene el 20, Cuba el 19 y Uruguay el 10. Los mal pensados dicen que a Castro le salió gratis la entrada a Telesur.

Haciendo de tripas corazón, Castro y Chávez tuvieron que recurrir a Gustavo Cisneros, un cubano-venezolano a quien detestan a morir, para que la señal de Telesur se viera a través de la compañía Directv. No se sabe cuánto habrá cobrado el multimillonario Cisneros por la colocación del nuevo canal en su plataforma, que ofrece cobertura satelital en toda Latinoamérica. Centavos más, o menos, no importa. Se sabe que Castro no anda con regateos cuando el dinero no es suyo.

De la trinchera de ideas al bostezo

La cobertura continental de la televisora es un arma de doble filo para sus creadores. Si bien logran que la señal de Telesur sea vista en casi toda la región, en Venezuela su recepción es poca, porque la mayoría de la gente no tiene acceso a la televisión por satélite. De no conseguir que el nuevo canal sea visto en señal abierta, Chávez estaría perdiendo una oportunidad preciosa de consolidar su capital político entre sus adeptos.

Por ahora, Telesur transmite de forma experimental, con una programación de unas cuatro horas que se repite durante el día. No será hasta mediados de septiembre cuando el canal comience con una programación regular las 24 horas al aire. Quizás hubiera sido preferible esperar a que todo estuviera a punto para lanzar el ambicioso proyecto.

En estos momentos, quien sintonice Telesur quedará desconcertado. El canal no ofrece información sobre la programación diaria. Nadie sabe lo que están poniendo, ni cuánto dura. El único cartel disponible dice: "Con base en Venezuela, Telesur, la nueva televisión del Sur, nace de una evidente necesidad latinoamericana: contar con un medio que permita, a todos los habitantes de esta vasta región defender sus propios valores".

Según sus directivos, cuando el canal esté en pleno funcionamiento, el 45 por ciento de su contenido será informativo, con producciones propias. Los ejes serán dos noticieros de una hora de duración, que serán trasmitidos al mediodía y en la noche. Habrá espacios de opinión y reportajes realizados por las televisoras locales. El resto de la programación estará ocupada por documentales y películas no hechas en Hollywood.

En estos momentos, quien logre controlar el impulso de oprimir el control remoto frente a la imagen de Telesur, puede tener un atisbo de lo que será este canal. Telesur es como un viaje en la máquina del tiempo, anclada en los años sesenta y setenta. Latinoamérica parece congelada en la época en que mataron al Che Guevara. Aunque a veces la máquina del tiempo da un salto busco y de repente aparece el envejecido rostro de Fidel Castro.

Los pocos días que lleva Telesur en el aire son suficientes para darse cuenta de cuán lejos está el canal de los propósitos de sus creadores, afanados en la búsqueda de "una genuina perspectiva latinoamericana de la diversidad política, cultural y étnica, que ha sido distorsionada por los canales estadounidenses y europeos como CNN o TVE".

El Che, Evo Morales y Tirofijo

Hasta ahora el nuevo canal no ha hecho más que repetir, desde la otra orilla, los mismos errores que le achaca a las trasnacionales de la información. Son varias las muestras de cómo Telesur ha comenzado a manipular la información, desde la perspectiva de la izquierda más pedestre.

La cobertura del conflicto armado en Colombia, con la secuela del narcotráfico, es presentada de manera interesada. El canal ha dejado ver su repulsa al Plan Colombia, implementado por los gobiernos de Colombia y Estados Unidos para luchar contra las guerrillas izquierdistas y el tráfico de drogas.

Una promoción del canal, que se repite constantemente, es la que hace alusión a una serie de documentales titulada Memorias del Fuego. En el corto aparecen imágenes de protestas y manifestaciones llevadas a cabo en el pasado en Latinoamérica. Una sola de estas marchas ocurrió en fecha reciente, en la Plaza Bolívar de Bogotá. En una de las pancartas se lee claramente "Plan Colombia: guerra y muerte contra el pueblo".

Lo más polémico del corto es que el único rostro reconocible entre la multitud es el de Tirofijo, Pedro Antonio Marín, jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La imagen pensativa del guerrillero, con unos cuantos años menos, es traída a primer plano, mientras detrás se suceden las protestas callejeras.

Otro de los consentidos de Telesur es Evo Morales, el líder de los cocaleros bolivianos, quien es presentado como "el más importante político" de su país. De cara a las elecciones generales de diciembre de este año, el canal promete ponerle alfombra roja a Morales, dando por hecho que es el favorito para ganar la presidencia de Bolivia.

La revolución cubana es tratada con veneración en Telesur. No en balde Fidel Castro es uno de los principales accionistas de la televisora. Las informaciones sobre la Isla parecen salidas del Noticiero Nacional de la Televisión Cubana. Son las mismas imágenes y las mismas voces que pregonan la "excelencia de la salud pública" o los "avances en la biotecnología".

Al igual que la Televisión Cubana, Telesur prescinde de la publicidad, y en su lugar utiliza la propaganda. A un televidente acostumbrado a los comerciales le resulta raro que, entre un programa y otro, pongan una cuña del Che Guevara haciendo apología de la violencia revolucionaria.

Muñequitos 'revolucionarios'

Como complemento a la programación informativa, el canal ofrece documentales y películas. Tiene un segmento dedicado al cine de la región, en su mayoría viejos filmes premiados en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Y una sección de producciones audiovisuales no hechas en Hollywood, que llaman Nojolivud.

En las mañanas, Telesur dedica un breve espacio a los niños. Allí es posible ver dibujos animados cubanos, que no son para divertir a los pequeños. Por ejemplo, ponen uno sobre Playa Girón, en el que se explica que "tropas mercenarias entrenadas por Estados Unidos trataron de invadir a Cuba, y fueron derrotadas en muy poco tiempo". En este muñequito, un campesino bueno logra engañar a dos malos armados y vestidos como rangers. Parece que los programadores no han descubierto todavía a Mafalda, de Quino, con la cual los niños se divierten y piensan, a la vez.

A pesar de que Telesur casi parece hecho en Cuba, los habitantes de la Isla no están aptos para ver su programación de manera íntegra. Según una nota oficial, desde el 1 de agosto el Canal Educativo 2 ofrece diariamente "una selección de una hora de lo mejor de Telesur, el nuevo canal latinoamericano". Fidel Castro no confía en ningún material que no esté "editado" en La Habana, así se haga en Caracas.

Con pocos días al aire, Telesur ha levantado bastante polvo. Washington no le quita los ojos al proyecto televisivo. En estos días, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó una enmienda que permite el comienzo de transmisiones de radio y televisión para ofrecer información "precisa y objetiva" a los venezolanos, y contrarrestar "el antiamericanismo" de Telesur.

La réplica de Chávez no se hizo esperar. "Si Fidel Castro ha podido neutralizar la señal de Radio Martí desde la década de los ochenta, aquí también neutralizaremos cualquier señal". El mandatario venezolano amenazó con una "guerra electrónica", si Telesur era interferido.

Aunque Telesur haya cargado los dados a favor de la izquierda más rancia de la región, sus primeras transmisiones dejan claro que no tiene la garra para convertirse en la Al Jazeera latinoamericana. La razón es muy simple: Telesur no está conectado con el presente de la región, sino con su pasado. Hasta que el canal no entienda que son otras las realidades, no podrá ser considerado una alternativa a la CNN, en esta parte del mundo.

Quizás los padres de Telesur no se hayan dado cuenta de que la amenaza mayor que se cierne sobre el canal no proviene de Washington, sino de la gente a la que intenta llegar. En estos tiempos modernos no existen los públicos cautivos, excepto el cubano. Con un simple movimiento del control remoto, Telesur puede desaparecer en un instante. El aburrimiento es un enemigo realmente peligroso.

© cubaencuentro

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