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El Che, «sus fábricas» y sus problemas

La prensa oficial cubana dedica páginas y páginas a la “añoranza revolucionaria”, pero poco o ningún espacio a informar sobre la realidad del país

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El diario Trabajadores dedicó el 11 de junio un trabajo a recordar la labor de Ernesto “Che” Guevara en favor de la industria y las innovaciones tecnológicas en Cuba, en la época que fue ministro del ramo. Sin embargo, el texto se limita a señalar las “buenas intenciones”, las reuniones y exposiciones, y tiende un manto de silencio sobre los fracasos.

En 1964 se puso en marcha un plan de industrialización acelerada en Cuba, que buscaba convertir a la Isla en una nación independiente, capaz de abastecerse a sí misma de los artículos que habían desaparecido de los comercios tras el primero de enero de 1959.

Pero el plan fracasó y fue abandonado por completo años más tarde, cuando Cuba entró a girar completamente dentro de la órbita soviética y en Moscú el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) decretó que el modelo económico adoptado por la Isla fuera el de la URSS, de acuerdo a sus recursos nacionales y las necesidades del resto de los países socialistas. Es decir, que se dedicara a fabricar azúcar, extraer níquel y algunos renglones más. Las lavadoras, televisores y otros utensilios vendrían de los “países hermanos”.

Entre las fábricas inauguradas por Guevara figuró en un lugar destacado la de Utensilios Domésticos (Inpud) 1ro. de Mayo, en Villa Clara.

Si se revisa la trayectoria de la Inpud, una de las plantas que al ser creada despertó más expectativas, y que luego se hizo famosa por producir artículos anticuados, desperfectos e ineficientes, no queda más remedio que cuestionarse las razones que llevaron a la creación de tal monumento de ineficiencia y despilfarro.

La Inpud fue inaugurada por Guevara el 24 de julio de 1964.

“Esta es una inversión que ha costado al Gobierno Revolucionario más de 14 millones de pesos (…) la capacidad toda a utilizar este año será pequeña todavía, unos 5 mil refrigeradores, unas 5 mil cocinas de gas y, probablemente, unas 30 mil ollas. Para 1965 pensamos llegar a 20 mil refrigeradores y a 10 mil cocinas de gas, y su capacidad total, en dos turnos, será de 40 mil refrigeradores y 100 mil ollas de presión”, afirmó el entonces ministro y luego guerrillero latinoamericano.

Pero la realidad marchó por otro camino.

En los inicios del “Período Especial”, la Inpud vio colapsar sus producciones. En una búsqueda de alternativas, comenzaron a producir bicicletas. Luego, en 1995, volvieron a producir cafeteras, ollas de presión, ventiladores y refrigeradores. “El siglo XXI trajo muy bajos índices económicos a la empresa”, según el portal informativo del Gobierno cubano EcuRed.

“Buscando alternativas de venta comenzaron a elaborar puertas, ventanas y fregaderos. Incrementaron los flujos productivos de interruptores y tomacorrientes”, añade EcuRed.

Así que de fabricar neveras pasaron a hacer puertas y tomacorrientes.

En enero del 2011, una información de Juventud Rebelde señalaba: “Luego de casi 15 años entre alzas y bajas productivas y largos períodos de depresión financiera, desde 2008 la Industria Nacional Productora de Utensilios Domésticos (Inpud) 1ro. de Mayo, única de su tipo en Cuba, viene desenvolviéndose en un contexto favorable, con relativa estabilidad, aunque no exento de limitaciones”.

Como ejemplo de esas “limitaciones”, mejor sería decir incumplimientos, Juventud Rebelde citaba que en 2010 la fábrica lnpud llegó a producir 85.000 ventiladores, “una cifra halagüeña, pero por debajo de los más de 110.000 previstos”. Es decir, la producción de ventiladores se cumplió en un 77 %. ¿Y dónde están los “40 mil refrigeradores y 100 mil ollas de presión” que prometía Guevara?

Una información del periódico Trabajadores, del 27 de abril de 2014, era un buen indicador de como marchaba la fábrica, no por lo que planteaba sino por lo que omitía:

“Aunque el primer semestre de este año ha sido complicado para la Inpud se prevé en el segundo incursionar en el ensamblaje de ollas reinas y arroceras, así como adaptar la tradicional de presión para ser utilizada en las cocinas de inducción”, afirmaba Trabajadores.

Es decir, los problemas continuaban, y lo único que cabía, para los lectores de Trabajadores, era mantenerse confiados en que las soluciones estaban en el futuro.

En febrero de 2015, el diario Granma señalaba “la producción de 50.000 cocinas de keroseno, destinadas a zonas rurales carentes de electricidad, y la fabricación de fogones industriales y a biogás”.

El periódico agregaba que, según Marisel Montero Lago, directora de la entidad, “en el 2015 también se prevé el ensamblaje de 105.000 ollas eléctricas, de las cuales 55.000 serán multipropósito y el resto arroceras, de cuyos modelos ya salieron al mercado el pasado año unas 5.000 con muy buena aceptación por parte de la población”.

Otra información, esta del 30 de septiembre de ese año, de Juventud Rebelde, señalaba:

“Durante julio y agosto últimos se produjeron 15.975 ollas arroceras y 11.007 multipropósito, ambas eléctricas, tras el reinicio de esa línea de producción. Estos utensilios domésticos se comercializan en las tiendas recaudadoras de divisas”.

Luego agregaba: “Se prevé cerrar el año con la fabricación de 50.000 ollas arroceras y 55.000 multipropósito, de probada calidad, según los contratos establecidos con los comercializadores”.

En julio de 2016, el periódico Sierra Maestra, en una nota sobre el período ordinario de la Asamblea Nacional del Poder Popular de ese año, señaló que en la reunión se había planteado que “La fabricación nacional de ventiladores no satisface la demanda, dijo Salvador Pardo [titular del Ministerio de Industrias], por lo que está prevista en las proyecciones la modernización de la empresa Inpud, de Villa Clara”.

Parece que el problema de la fabricación de ventiladores será eterno en la Inpud.

No hay cifras sobre la producción actual de la Inpud en la prensa oficial cubana, pero

en los últimos tiempos la ilusión que proyecta el Gobierno de La Habana se enfoca en la inversión extranjera, donde la industria cubana ya ha proyectado unas 40 áreas de interés para atraer inversión extranjera en la Isla, y en las cuales una de sus principales apuestas es en la industria de equipos electrodomésticos. Así que el futuro, al menos, ya tiene un nombre: la llegada de inversionistas extranjeros. Algo que, por supuesto, nunca pasó por la mente del “Che” Guevara, aquella tarde lluviosa de julio de 1964, en que con entusiasmo pueril inauguró una fábrica que con los años ha logrado acumular un largo historial de problemas e incumplimientos.


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