Actualizado: 06/05/2024 0:13
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Represión

Firmes en su protesta los jóvenes que se manifestaron en la escalinata de la Universidad de La Habana

Relato de lo ocurrido en la Universidad de La Habana, por uno de sus participantes

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En declaraciones exclusivas a ELMUNDO.es, la disidente Sara Martha Fonseca Quevedo, participante en una protesta reciente en la escalinata de la Universidad de La Habana, asegura que esa protesta se hizo para “clamar por nuestros derechos, primero, por la libre expresión, y reclamarle al Gobierno que las universidades no tienen colores políticos ni ideológicos, como ellos dicen que las universidades son para todo el pueblo, que no son de su mal llamada ‘revolución’”.

“Durante 51 años han politizado todas las escuelas y las universidades. En Cuba un joven para optar por una carrera universitaria debe ser de las UJC, (Union de Jóvenes Comunistas). Esto ha limitado a muchos jóvenes, sobre todo a los hijos de los opositores, que por no tener las mismas ideas que el régimen que impera se les ha negado la posibilidad de cursar estudios universitarios”, asegura la joven disidente.

Además de Fonseca Quevedo, en el acto de las escalinatas participaron los jóvenes disidentes Luis Enrique Labrador, Eduardo Pérez Flores, Michel Iroy Rodríguez Ruíz y Jordany Martínez Carvajal. Todos ellos pertenecientes al partido Cuba Independiente y Democrática.

Fonseca Quevedo fue quien dio lectura a un comunicado antes de ser detenida. Ella es Secretaria Ejecutiva del Partido Pro de los Derechos Humanos de Cuba, afiliado a la Fundación Andrei Sajarov, y miembro del Frente Nacional de Resistencia Cívica Orlando Zapata Tamayo.

Todos fueron detenidos. Jordany y Sara Martha fueron liberadas 24 horas después, pero Luis Enrique, Eduardo Pérez y Michel Iroy estuvieron detenidos 10 días, hasta el 26 de agosto, en el Departamento Técnico de Investigaciones (DTI) de Acosta y Porvenir, en el municipio 10 de octubre (Habana). Durante su encierro de 10 días, los tres jóvenes se negaron a comer o a beber agua.

Este es el relato de los hechos, según Sara Martha Fonseca Quevedo a El Mundo: “El lunes 16 de agosto nosotros nos manifestamos pacíficamente en las escalinatas de la Universidad de La Habana frente al Alma Máter. Allí leímos un pequeño comunicado en el que expresábamos nuestro sentir, nuestras ansias de libertad.

Terminamos la reunión con consignas de ‘Abajo la dictadura’, ‘Abajo los Castro’, ‘Viva los Derechos Humanos’ y, sobre todo, ‘Las calles son del pueblo’, no como dicen ellos que las calles son de Fidel. No, las calles son del pueblo, del cubano de a pie, de todos los cubanos.

Pudimos salir de allí, caminamos unas cuantas cuadras, dentro de un autobús, el P-16, y adentro del coche, una persona de la Seguridad del Estado que nos había seguido comenzó a ofendernos verbalmente con palabras gruesas y obscenas y detuvo el autobús frente a la Dirección Nacional de la PNR (Policía Nacional Revolucionaria) (Tulipán y Boyeros).

Allí nos bajaron violentamente y nos trasladaron a la unidad de la PNR de 21 y C donde protestamos enérgicamente, después de que nos metieran en el calabozo, con consignas antigubernamentales. Nos sacaron y nos llevaron en un carro-jaula para el ‘Técnico de Acosta’ y ‘10 de Octubre’.

En el ‘Técnico’ nos hicieron muchos interrogatorios, nos hicieron un cacheo completo y nos quitaron todo. En mi caso, querían que hiciera cuclillas. Algo a lo que me negué porque es muy humillante. Yo sólo defiendo los derechos humanos y los derechos del pueblo. Yo no porto armas y no voy a aceptar nunca que me humillen de esa manera.

Allí nos tuvieron en celdas, amenazados con ir a prisión. En mi caso me acusaban de desorden público y de atentado contra la seguridad del estado. En ningún caso esto ocurrió porque nos manifestamos pacíficamente. También me acusaron de portadora de propaganda enemiga.

La propaganda enemiga consistía en esta mochila que dice CAMBIO, la Declaración Universal de los Derechos Humanos que siempre llevo conmigo. Y dos manillas (pulseras) en las que se puede leer ‘cambio y democracia’. Tres hojas de papel en blanco con una pluma —decían que era para hacer los carteles—. Y bueno, me dijeron que nunca más iba a ver la luz del sol, que me iban a caer por lo menos 20 años de prisión.

Fue tanta la presión que a la dictadura no le convenía llevarme a prisión. Al siguiente día me liberaron. Nos detuvieron a las 10 de la mañana. A mí me liberaron a las 18:30 de la tarde, en el caso de los tres jóvenes, los dejaron allí detenidos bajo investigaciones. Decían que tenían causas pendientes y que por eso no los habían liberado.

Cuando salimos a la calle, investigamos y buscamos a la familia y descubrimos que esto no era cierto. Por ello, empezamos una campaña por su liberación tanto dentro como fuera de Cuba exigiendo la libertad de nuestros hermanos injustamente encarcelados. A Luis Enrique Labrador lo trasladaron para la prisión de Canaletas en Matanzas, a Eduardo Pérez Flores para Valle Grande, aquí en ciudad de La Habana, y a Michel Iroy Rodríguez Ruíz lo llevaron al Combinado del Este.

Los liberaron el amanecer del día 5 de septiembre a los tres. Gracias a Dios se encuentran en libertad, en la calle, dispuestos a continuar la lucha que hemos comenzado hasta las últimas consecuencias. Si nos encarcelen, que nos encarcelen, si nos matan, que nos maten, pero no vamos a parar de luchar por la libertad de nuestro pueblo, de nuestro país, oprimido durante 51 años”.


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