Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Sociedad

Ni la de Quintín, ni las cien mil

El actual plan de viviendas del gobierno, como los anteriores, está condenado al fracaso por la ausencia de participación ciudadana.

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Proclamado en ese contexto, el plan de las cien mil viviendas anuales, depositado ahora en la familia, no responde como debía responder a las necesidades y/o a la importancia del papel ciudadano en la solución de los problemas que le afectan, sino al simple hecho de que primero está la "batalla de ideas".

Esa definición, emergida de uno de los supuestos bastiones del marxismo, olvida aquello de que "los hombres antes de pensar en política, en filosofía y en religión, tienen que comer, beber y vestirse", y por supuesto, tener donde cobijarse. Desde esos criterios, desconociendo la experiencia de la humanidad acerca de que la cueva, la choza y la casa antecedieron a las consignas, tribunas y discursos, la vivienda no califica para considerarse parte de la supuesta batalla, en la que están ocupados los constructores profesionales.

'Piedra y arena'

En el artículo se dice que, desde 2002, cuando los huracanes Isidore y Lili destruyeron su hogar, Quintín se encuentra en una vivienda temporal. Sin embargo, en su solar "tiene piedra y arena" y "le aseguran que hay disponibilidad de más materiales y techo". Mientras tanto, él "y su hijo de 34 años no los están usando" porque esperan por la asignación de constructores que les ayuden a terminar su casa.

Desde la óptica del periodista de Granma se infiere que el hecho de no tener donde vivir es responsabilidad de Quintín, al igual que los cientos de miles de cubanos que, recibiendo "piedra y arena", son incapaces de construirse su propia vivienda.

Resulta que 47 años después de ignorar la imprescindible participación ciudadana en un problema tan vital e insistir infructuosamente, primero sólo desde el Estado y luego desde las Microbrigadas —definidas por ley como "la primera forma de construcción de inmuebles"—, también bajo su control, se les entrega piedra y arena para que construyan sus casas, mientras los recursos más importantes y la fuerza calificada se reservan a fines de "mayor importancia".

Una decisión totalmente huérfana de los medios y libertades correspondientes: existencia de un mercado libre de materiales de construcción, en moneda nacional y a precios asequibles; libertad para crear pequeñas empresas constructoras, productoras de materiales y de transportes; y créditos con baja tasa de interés; sin los cuales tal decisión puede asemejarse a una tomadura de pelo.

Según el articulista, "en todo Pinar del Río la situación es compleja, pues muchas veces no se comprende que la participación popular es decisiva. Los municipios de San Cristóbal, San Juan y Martínez y Bahía Honda debían haber concluido 279 viviendas al cierre de febrero, pero apenas sumaban 14", es decir, el 5 por ciento de lo planificado; mientras a nivel de provincia "el pronóstico al finalizar el trimestre ronda el 50 por ciento de lo planificado". Así, "en los próximos meses se arrastrarán los 918 hogares que no han estado a tiempo".