Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Humor

Una oscura protesta me convida (contra Luis Pavón)

¿Quién es ese cuyos cinco minutos de gloria televisiva han bastado para desencadenar la repulsa de nuestros aguerridos (pero serenos) intelectuales?

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De ser así, el subcomandante Pavón se ha valido de sus maléficas artes no sólo para controlar el país y provocar desastre tras desastre, sino para conseguir que estos le fueran achacados una y otra vez al otro Comandante, quien últimamente, cuando sale a la luz pública, lo hace con un mono Adidas y la mirada perdida en lontananza, que es por donde casi siempre aparece el enemigo.

Un sólo error habría cometido el subcomandante Pavón y es haberse convertido en una figura pública en el quinquenio gris, y, de paso, en el personaje más odiado en el bar de la UNEAC y alrededores. Aun así debemos ser comprensivos con este error, porque ¿a quién no le gusta tener su quinquenio de fama, aunque sea gris? Pavón aprendió la lección y desde aquel momento de (mala) fama decidió proseguir su maquiavélica labor desde las sombras.

Un mito inventado por el enemigo

Mucho ha cambiado la situación desde entonces. Buena parte de los intelectuales marginados durante los años de gloria de Pavón volvieron a la luz en los años noventa. Cierto que ese regreso fue un tanto oscurecido por los apagones de aquellos años, provocados sin duda por Pavón para opacar la rehabilitación de sus víctimas, que no obstante comenzaron a recibir premios y algún que otro viajecito, aunque fuera a Venezuela.

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A partir de ahí se convirtió en firme tradición que cuando a los rehabilitados les preguntaran por el "quinquenio gris" cambiaran de tema (el uso de la pena de muerte en Texas, por ejemplo) o dijeran que no era para tanto, que aquellas persecuciones eran sólo un mito inventado por el enemigo.

Pero ha bastado que Pavón apareciera cinco minutos en pantalla enseñando sus medallitas para que nuestros ex represaliados intelectuales reaccionaran como si hubieran visto a la rubia de Atracción fatal salir de la bañadera cuchillo en mano. Una rubia capaz de arrebatarles la amplia libertad (de desplazamiento) de que ahora disfrutan, y volverlos a poner a cargar cajas en un almacén. Si dura habrá sido la estiba hace 35 años, más dura será ya entrados en la tercera edad.

Entonces, resulta natural que nuestros escritores se hayan lanzado al monte cibernético pidiendo justicia contra represiones que algunos llaman "errores" y otros las comparen con el Holocausto. En lo que todos parecen estar de acuerdo es que la protesta debe estar dirigida contra el subcomandante Pavón y nunca contra el Comandante Adidas. Y hay una lógica en eso: si se han indignado tanto por los cinco minutos del subcomandante Pavón, ¿acudirán a un método más radical por los millones de minutos que el Comandante Adidas ha consumido frente a las cámaras de televisión?

Hay críticos de esta reciente rebeldía que afirman que nuestros intelectuales se guían por el sabio principio de meterse con la cadena y dejar al mono tranquilo. Personalmente, no veo nada de malo en luchar contra las cadenas, nada más liberador. Afortunadamente, nuestros intelectuales no han seguido el ejemplo de la multitud de madrileños que ante la restauración del rey Fernando VII gritaba: "¡Vivan las cadenas!". No, nuestros rebeldes de hoy, mucho más ilustrados, andan gritando: "¡Mueran las cadenas!", para acto seguido dar vivas al mono, lo cual parece el perfecto equilibrio entre rebeldía y cautela.

Mucho más atrevidos en ese sentido se muestran aquellos que hablan mal del mono tomando como única medida de precaución mudarse a otro país. Pienso en aquellos que en Cuba encubrían su oposicionismo ultraclandestino con enérgicos vivas al mono y ahora se desgañitan pidiendo su muerte, lo que, dado su actual estado (de congelación), viene a ser una redundancia.

Incluso, algunos de los observadores políticos de Miami han llegado más lejos al decir que la protesta está orquestada por el mismísimo mono, con el objetivo de confundir a todos y, de paso, darle material de estudio a los observadores políticos de Miami. Eso no es de extrañar si se tiene en cuenta que el día que aparezca un vídeo del Comandante Adidas en el reparto bocarriba, declararán que el Comandante no está muerto, sino que se trata de una de sus tantas estratagemas para engañar al exilio e inducirlo al alcoholismo.

Y es que los expertos políticos en Miami tienen un coeficiente de inteligencia que alcanza la altísima cifra de 200 puntos, en total, a razón de dos puntos por cabeza, los mismos que dan en el test de inteligencia por escribir el nombre correctamente.