Actualizado: 25/04/2024 19:17
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Cuba

Opinión

Castrismo, imagen y puesta en escena

Fidel Castro: ¿Estamos ante su último espectáculo como actor principal?

Enviar Imprimir

Espectáculo televisivo

El juicio más sonado en época reciente, celebrado en 1989 y al que fue sometido un general que ostentaba el título de Héroe de la República, el general Arnaldo Ochoa, podría ser materia de estudio en las escuelas de teatro. Junto con Ochoa, se juzgó a otros oficiales por tráfico de droga, actividad que indudablemente habían practicado, pero quienes conocen medianamente el mecanismo del poder cubano no ignoran que sin orden superior es imposible realizar semejante tarea en Cuba.

En ningún momento se le probó al general Ochoa haber traficado con drogas; el documento final emitido por el propio tribunal que lo juzgó así lo deja establecido. Sin embargo, en la opinión pública permanece la versión de su culpabilidad por ese delito, gracias a la amalgama de las dos causas. El mayor delito, conocido, del general Ochoa era la inmensa popularidad de la que gozaba en el seno del ejército y el haber manifestado cierta libertad de pensamiento con respecto al líder máximo.

En ambos juicios aparece la demostración de la técnica que lleva el sello de Fidel Castro. El carácter de espectáculo televisivo, para dar la impresión de transparencia, de que "nada se le oculta al pueblo", se desarrolla según una temporalidad secuencial cuidadosamente establecida de antemano, semejante a una puesta en escena teatral en el que cada actor tiene adjudicado su papel y el modo en que debe desarrollarlo, adaptándose a la mejor técnica de ficción hasta llegar al desenlace, cuando la pena de muerte aparece como un hecho esperado, como un desenlace lógico, en armonía con la trama que nunca contempló la presunción de inocencia.

Al final del último acto, salvo los familiares que siempre guardan la esperanza, el resto de la opinión pública no se siente sorprendida.

En la actualidad se lleva a cabo ante los ojos del mundo la que tal vez sea la más espectacular: un suerte de ensayo general de la que sería la última escena en la que Fidel Castro aparece como actor principal antes de su desaparición real: su sucesión en el poder es la trama del libreto que se está desarrollando. No es la primera vez que desaparece de la escena pública y el rumor de su gravedad se disemina por el mundo, para luego reaparecer cual ave Fénix emergiendo de sus cenizas.

Circunstancias, seguramente graves, condujeron a la primera figura, a darle visibilidad protagónica al sucesor, su hermano Raúl Castro; sin embargo, el documento que lo oficializa, tuvo el cuidado de estipular de que se trata de una medida provisoria. Toda su capacidad de maniobra y su pasión por el poder quedan aquí expresados. No descartaba la posibilidad de una mejoría y de un regreso a ocuparse de los asuntos del mundo.

Volverá al poder si se recupera, pues morirá en el poder. Raúl Castro volverá a ocupar su papel de segundo, de sucesor potencial, como el Príncipe Carlos de Inglaterra, pero puesto a prueba, por lo que asumirá, públicamente, algunas responsabilidades de gobierno.

Competencia con la guerra en Líbano

Una escena exigua y local, de un país que está lejos de ser una gran potencia con peso real en los destinos del mundo —ni como poder económico, político o militar—, ha ocupado durante unos días, gracias al manejo magistral de la imagen de la enfermedad de su jefe de Estado, tanto espacio mediático como el conflicto entre Israel y Líbano; un conflicto de inmensa gravedad en el entramado geopolítico contemporáneo.

No obstante Raúl Castro, el hermano sucesor, ha tenido una muy breve aparición, es parte del escenario establecido: el suspenso es inseparable de su técnica escenográfica. Y como su nombramiento es provisorio….

Mientras, la puesta en escena sigue su curso: conjeturas y declaraciones oficiales se suceden y las redes internacionales del castrismo son convocadas a manifestarse y a enviar los clásicos mensajes de solidaridad y de denuncia del "imperialismo americano" firmados por premios Nobel, escritores célebres, o por profesionales de la solidaridad, lo que permite hacer una demostración del apoyo internacional con que aún cuenta, evaluar la reacción de la comunidad política internacional en relación con el cambio que se operaría con su salida del poder.