«Las cuestiones urgentes siguen sin solución»
Mauricio de Miranda, José Prats Sariol y Uva de Aragón. Analistas opinan sobre la situación actual en Cuba.
José Prats Sariol
Escritor cubano radicado en México.
Ortega y Gasset arguyó con las olas —más bien con la sangre de España que sobrevendría con la guerra civil— cuando en los años veinte advirtió: "Ser de derecha es como ser de izquierda, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser imbécil; ambas son formas de hemiplejia mental".
La mayoría de los cubanos tampoco interioriza en este caliente verano de 2006 —viva o muera Castro— la sabiduría explícita en la afirmación del filósofo. Las expectativas forjadas por la enfermedad del anciano déspota —¿sucesión, transformación, ruptura?—, lejos de buscar consensos constructivos para una transición responsable a la democracia, agudizan, enconan las polémicas.
"Uno no decide qué tiene de verdad un pensamiento considerando si es de derecha o de izquierda", le escribe Camus a Sartre el 30 de junio de 1952. Nadie ayuda a la Cuba que deseamos priorizando ahora —ya habrá tiempo— las hemiplejías ideológicas, los prejuicios entre exilio e insilio, los resentimientos y programas partidistas…
La empecinada ceguera es de derecha y de izquierda, de centro y de costados.
Uva de Aragón
Escritora. Subdirectora del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional Florida.
Como observó en una ocasión José Martí, en política existe siempre lo que se ve y lo que no se ve. La cara oculta de la realidad actual de Cuba es sin duda la de mayor importancia en estos momentos. Podemos especular que incluso si Fidel Castro se recupera, su salud será precaria y lo lógico es que muera relativamente pronto. Presiento que tras bambalinas se desarrollará (o quizás ya está en proceso) una lucha por el poder entre los aperturistas y los ortodoxos, y que Raúl Castro intentará negociar un punto medio entre las dos tendencias para poder gobernar. El pueblo necesita ver mejoras en sus condiciones de vida rápidamente.
Hay distintos caminos que puede tomar una sucesión-transición en el orden económico, desde el modelo chino a la negociación con Estados Unidos y la diáspora. Hay otros más moderados, como modestas reformas económicas parecidas a las de hace una década, regreso de limitadas inversiones económicas, menos restricciones para los cuentapropistas, etcétera. De una forma u otra, ahí está presente el fantasma de Rusia, la perestroika y la glasnost. Cualquier apertura puede irse de la mano y resultar en el desmantelamiento del régimen.
Actualmente, dos disidentes dentro de Cuba, independientemente uno del otro, están pidiendo que se hagan actos de resistencia pasiva. No creo que tengan mucho éxito mientras viva Fidel, pero en el futuro no sabemos qué puede suceder. De igual forma, existen siempre los imponderables. ¿Qué puede pasar, por ejemplo, si —y no lo deseo así— Cuba sufre los azotes de otro ciclón y el gobierno vuelve a rechazar la ayuda que ofrezca Estados Unidos?
Creo que lo más importante en estos momentos es que le llegue al pueblo de Cuba claramente el mensaje de que los cubanos de la diáspora los apoyan, que queremos que sean ellos los principales protagonistas, que no deseamos regresar a reclamar propiedades sino a ayudar en todo lo que esté a nuestro alcance a una Cuba mejor. Que deseamos cambios pacíficos, respetando la soberanía cubana y al pueblo cubano.
Puede abrirse una oportunidad clave para cambiar los cánones de la mentalidad política cubana, de una cultura de la violencia a una cultura de la democracia, la evolución, la ley, la paz.
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