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Wilfredo Cancio Isla

Periodistas despedidos por 'El Nuevo Herald' critican la forma y el trasfondo de la decisión

Wilfredo Cancio Isla, Carlos Alberto Montaner y Ernesto Betancourt, entre otros, niegan que trabajar para Radio y TV Martí afectara su objetividad.

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El periodista exiliado cubano Wilfredo Cancio Isla, uno de los tres despedidos la semana pasada por el diario estadounidense El Nuevo Herald por "conflicto de intereses", calificó este martes la decisión de "injusta, desproporcionada y de mala fe".

"Me es muy difícil aceptar el sentido ético y la honestidad profesional de una investigación periodística que empezó hace dos años y que, al hallar supuestas violaciones en el comportamiento laboral de sus colegas en El Nuevo Herald, decida convertirlas en noticia sin haber entrevistado siquiera a los implicados", dijo Cancio Isla en una declaración leída en el programa A mano limpia, del canal America TeVe (41), de Miami, y enviada a Encuentro en la Red.

El diario The Miami Herald publicó el pasado viernes que unos 10 periodistas del sur de la Florida habrían recibido "con regularidad", durante varios años, "pagos del gobierno federal por comparecer en programas de radio y televisión en Radio y TV Martí".

Entre ellos, mencionó a Cancio Isla y Pablo Alfonso, reporteros de El Nuevo Herald, y a la colaboradora independiente Olga Connor, quienes "fueron despedidos inmediatamente".

Directivos de la publicación negaron haber estado al tanto de los cobros de los periodistas.

"Al parecer, los redactores del artículo estaban más interesados en los fuegos artificiales de la primicia que en revisar los propios archivos de la compañía, donde consta la colaboración de periodistas de El Nuevo Herald en Radio y TV Martí", afirmó en su declaración Cancio Isla, quien trabajó durante ocho años para el diario.

"Hay muchas interrogantes y caminos que recorrer en este caso. Pero puedo aseverar que no tengo nada de qué arrepentirme y que desde el primer día que colaboré con Radio y TV Martí lo hice con la anuencia y la aprobación de mis superiores, y con el conocimiento pleno de mis colegas de El Nuevo Herald", agregó el periodista, uno de los más influyentes de Miami.

Cancio Isla afirmó que su cese atenta contra su integridad profesional y anunció que dedicará "todas las energías" a restaurar su reputación, "dañada por una acción difamatoria disfrazada de buen periodismo".

Por otra parte, el columnista Carlos Alberto Montaner preguntó en una carta al director del diario por qué había aparecido su nombre en el reportaje.

"Yo no vivo en Miami y no trabajo en The Miami Herald ni en El Nuevo Herald, ni estoy sujeto a sus regulaciones. Ni siquiera soy un freelancer de esas empresas", escribió Montaner y explicó que El Herald, "como otras sesenta publicaciones de Europa, Estados Unidos y América Latina, entre ellas algunas estaciones de radio", compran su columna a Firmas Press, la agencia que distribuye sus artículos.

El escritor afirmó en la misiva que "contribuir a romper el bloqueo informativo que sufren en Cuba, lejos de constituir un conflicto de intereses, es la tarea responsable de cualquier periodista cubano que realmente ame la libertad".

Montaner criticó la forma en que el diario desplegó la información.

"Como si hubieran descubierto una oscura trama delictiva, dan a entender que mi honestidad como escritor ha quedado comprometida (…) Eso es algo tan injusto, disparatado, ofensivo y falso, como si alguien afirmara que mis opiniones sobre las cuestiones sociales y económicas que aparecen en El Nuevo Herald y en The Miami Herald no deben tomarse en cuenta porque estoy vendido al gran capital y a la banca, dado que publico (y me pagan por ello) una columna en estos periódicos, y, a veces, en The Wall Street Journal, empresas que cotizan en la bolsa de New York".

La periodista independiente Olga Connor refirió que "en ningún momento" la gerencia de El Herald le indicó que su actividad con Radio y TV Martí era considerada un conflicto de intereses.

"Jamás en mi vida he hecho nada que pudiera causarme un conflicto de intereses, o que pudiera verse como falto de ética", escribió Connor. "Rechazo totalmente la acusación de haber faltado a la ética profesional. Mi trabajo en Radio y TV Martí era tan conocido… que dos artículos sobre la estación en el 2002 (…) incluían datos sobre mí y mis emolumentos".

En una columna de opinión en el propio diario, el analista Ernesto Betancourt, primer director que tuvo Radio Martí, aclaró que "la posición oficial del Gobierno de los Estados Unidos sobre cualquier asunto se fija en los editoriales que trasmiten ambas estaciones".

Según Betancourt, el resto de la programación tiene como objetivo "ofrecer al pueblo de Cuba una fuente alternativa de información" y está sujeta a las normas emitidas por el director de la Voz de América en cuanto a "balance y objetividad", de acuerdo con la ley norteamericana.

"Por tanto —dijo el analista—, es totalmente inexacto decir (…) que para Radio y TV Martí 'el fin es socavar el gobierno comunista de Fidel Castro'. Si en Cuba no hay libertad de información y el acceso a otra información socava al régimen, es culpa de dicho régimen. No de que exista otra fuente de información".

Betancourt terminó su columna con un "Adiós, queridos lectores", y recordó a los nuevos dueños de El Herald que actuar de esa manera implica despedirse de una parte apreciable de sus suscriptores y anunciantes de Miami.

Los periodistas de Diario de Las Américas, Ariel Remos y Helen Aguirre Ferré, también criticaron en sendos artículos la investigación de El Herald.

"Es de lamentar que otra vez El Herald tenga un encontronazo con el exilio cubano", escribió en su columna Remos, para quien "la cuestión de la objetividad e integridad de la información, contando con todos los puntos de vista (…), es uno de los pilares de la estructura informativa de Radio y TV Martí".

Remos dijo que no quería pensar en una "conspiración para silenciar voces destacadas en la lucha contra el régimen", pero señaló que "el agente Reinaldo Taladrid, de la televisión castrista, dio un avance en forma eufemística, pero bien clara, de lo que una semana después publicó El Herald".

Aguirre Ferré, responsable de la página de Opinión del Diario de Las Américas, respondió que participó en distintos programas de Radio y TV Martí, en los cuales sus opiniones "nunca estuvieron comprometidas".

"Siempre las expresé con plena libertad, como corresponde a una periodista objetiva en una sociedad libre", agregó Aguirre y anunció que había decidido "donar los estipendios recibidos" por sus comparecencias a la Liga Contra el Cáncer.

No obstante, en una carta a los editores de The Miami Herald, la periodista dijo que los honorarios "eran apropiados como un estipendio de gastos de una organización noticiosa" y, por lo tanto, no consideró que aceptarlos supusiese un conflicto de intereses.

"Mi conciencia está clara de que mis opiniones no tienen precio", finalizó Aguirre.