Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Abbey Road, Música, Beatles

Como testamento, una obra maestra

Al borde de la disolución, The Beatles fue capaz de concebir Abbey Road, un gran disco, una de las cimas creativas de su destacada trayectoria. Un álbum luminoso, vital, lleno de innovaciones e ideas brillantes, de cuya salida se cumple medio siglo

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Para 1969, entre los cuatro integrantes de The Beatles el espíritu de grupo prácticamente había desaparecido. Las fisuras se habían multiplicado y cada uno componía y grababa por separado, a veces con la colaboración de músicos invitados. Paul McCartney pretendía asumir un papel dominante, lo cual provocó incluso una breve fuga de Ringo Starr. Por otro lado, la presencia de Yoko Ono causaba irritación, algo a lo cual John Lennon respondió con The Ballad of John and Yoko.

En 1968 habían grabado Let it be, pero las sesiones fueron un verdadero desastre y el resultado no fue satisfactorio. Aceptaron por eso que Phil Spector, el mítico productor norteamericano, se ocupase de arreglar las canciones. Mientras lo hacía, los cuatro miembros decidieron volver al estudio. La idea fue de McCartney, quien llamó a George Martin para que se ocupara de la producción. Como condición, este puso la de que todo el trabajo se hiciera en un ambiente de armonía y amistad. Y advirtió que a la más mínima muestra de tensión o de hostilidad, abandonaría el proyecto.

A partir de febrero de 1969, grabaron en los estudios de EMI en diversos momentos del año el que iba a ser su duodécimo álbum de estudio: Abbey Road. Posteriormente apareció editado Let it be, lo cual dio lugar a que los dos últimos discos del cuarteto se pusieron a la venta en fechas que no se corresponden con el orden en el cual se grabaron. Trabajaron en un clima tenso de divorcios y rupturas. Pero, contrariamente a lo cabía esperar, al borde de la disolución The Beatles fue capaz de concebir un gran disco, una de las cimas creativas de su destacada trayectoria. Lejos de ser una obra gris, crepuscular y amarga, les salió un álbum luminoso, vital, lleno de innovaciones e ideas brillantes. Tal vez pensaron que merecían despedirse de otra manera y de esa convicción surgió Abbey Road, que George Martin denominó la segunda parte de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band.

La grabación del disco no estuvo exenta de problemas. No existía el espíritu camaraderil de antes y los cuatro integrantes compartieron poco tiempo juntos en el estudio. Al igual que hicieron en 1968 en The Beatles, una vez grabadas las bases cada uno de ellos se dedicó a trabajar por su cuenta sus canciones, lo mismo que si se tratase de solistas. Las tensiones internas eran irreprimibles. McCartney llegó a proponer que sus canciones aparecieran todas en una cara, para que estuviesen separadas de las de Lennon (recuérdese que en esa época solo existían los discos en vinilo, que tenían una cara A y una cara B). Este, a su vez, creía que debía de ser él quien, por las características de su voz, interpretase Oh! Darling. Y se enojó cuando McCartney, su autor, no lo admitió y la cantó desgañitándose hasta la ronquera.

A Ringo, por su parte, le dolía que McCartney hubiera optado por tocar él la batería en algunas de sus canciones. Y Lennon se negó a colaborar en Maxwell’s Silver Hammer, que Ringo calificó como “la peor canción que alguna vez hemos grabado”. Para hacer más tirante la situación, Lennon hizo instalar en el estudio una cama para tener cerca de Yoko Ono, entonces aquejada de una lesión en la espalda que le impedía moverse con normalidad. A través de un micrófono de techo, ella hacía comentarios, lo cual exasperaba a McCartney y a Harrison.

Pero pese a esas y otras disputas y desavenencias personales, lograron finalizar el disco. El álbum contiene en total 17 canciones. Unas eran nuevas, otras, material sobrante de The Beatles (1968), también conocido como el “doble blanco”, en referencia a su simbólica envoltura vacía de contenido, muy distinta a las abigarradas cubiertas anteriores. La foto de Abbey Road convirtió la esquina donde la calle Abbey Road se cruza con Grove End en una de las atracciones turísticas de Londres. Ha devenido una imagen icónica y es una de las más recreadas y copiadas de la historia del arte moderno. En 1988, Red Hot Chili Pepper la parodió en la cubierta de The Abbey Road E. P. Allí aparecen retratados cuando cruzan un paso de cebra desnudos, llevando únicamente unos calcetines para cubrir sus genitales.

La foto fue tomada por Iain Macmillan la mañana del 8 de agosto de 1969, un día muy caluroso. Este se subió a una escalera e hizo seis disparos de cámara, mientras la policía detenía el tráfico por diez minutos. Los cuatro integrantes aparecen cruzando el paso de cebra, tras salir del estudio donde a lo largo de los años habían pasado mucho tiempo. Van en fila india, con Lennon a la cabeza, vestido de blanco. Tras él caminan Ringo, de negro, McCartney, con un cigarro en la mano derecha, y Harrison, que lleva unos vaqueros. Aquella imagen, tan simple como poderosa, dio pie al mito sobre la supuesta muerte de McCartney en un accidente de auto, con las señales ocultas de sus pies descalzos y la matrícula del escarabajo. Un dato a apuntar es que la de Abbey Road es la única portada de la discografía de los Beatles en la cual no figura ni el título ni el nombre de la banda.

Abbey Road vio la luz el 26 de septiembre de 1969, y solo en el primer año se vendieron 5 millones de copias. Durante 17 semanas ocupó el número 1 en las listas británicas, y en Estados Unidos permaneció 11 semanas en la cima del Billboard. El primer single que se lanzó llevaba en la cara A Something, primera composición de Harrison que era escogida para promocionar un disco del cuarteto. En ese sentido, Abbey Road vino a reivindicarlo como compositor, una faceta en la cual hasta entonces no era valorado. Esto, pese a que contaba ya con canciones como While muy guitar gently weeps, Taxman y Don’t bother me, que mostraban sus cualidades como creador. El viaje que había realizado a la India a mediados de los 60 le permitió traer nuevas sonoridades y recursos.

Explosión como compositor de Harrison

La recepción crítica en Inglaterra fue en general favorable. En Sunday Times, Derek Jewell comentó que el álbum “alcanza cimas más altas que las de los últimos trabajos del grupo”. Chris Welch (Melody Maker) expresó que, “aunque simple, el disco es extremadamente sofisticado y creativo”. Igualmente entusiasta fue la reseña de NME: “Mostradme cualquier otro grupo capaz de reunir tanta originalidad de composición y música pop tan honesta. ¡Mostrádmelo!”. Y en Estados Unidos, en las páginas de The New York Times Mike Jahn opinó que Abbey Road es “una sincera, simple y poderosa colección de canciones (…) Es mucho menos rutilante que el último trabajo de The Beatles, pero es infinitamente más satisfactorio solo por esa razón”. En 2003, la revista Rolling Stone publicó una lista de los 500 mejores álbumes de toda la historia y en ella Abbey Road aparece en el puesto 14.

Ahora se impone hacer un breve resumen del contenido musical de Abbey Road. Puesto que significó la explosión como compositor de Harrison, comenzaré refiriéndome a sus dos contribuciones. Una fue la ya mencionada Something, una gran y hermosa canción, que fue elogiada por Lennon como la mejor del álbum. Como disco sencillo, permaneció durante diez semanas en el primer puesto del Billboard de Estados Unidos. Después de Yesterday, es el tema de los Beatles del que más versiones se han hecho. Elvis Presley, Tony Bennett, Shirley Bassey, James Brown, Dionne Warwick, Smokey Robinson, Julio Iglesias, Jor Cocker, Peggie Lee, Ray Charles y Frank Sinatra, son algunos de los artistas que lo han cantado. Este último la calificó “la mejor canción de amor jamás escrita”.

A Harrison se debe otra gema de sencillez, belleza y frescura y un clásico del rock and roll: Here comes the sun. Según se cuenta, la escribió un día que decidió no asistir a una reunión legal en la Apple Corps Organization. En lugar de ello, se escapó a la casa de campo que su eterno amigo, Eric Clapton, tenía en las praderas de Surrey, en Inglaterra. Musicalmente, Here comes the sun pone de manifiesto la experimentación permanente de Harrison, así como su continua búsqueda de nuevos sonidos y de nuevos instrumentos. A propósito de la experimentación, aquí lo hizo con un raro sintetizador análogo, conocido como el sintetizador Moog. En la canción se advierte la influencia de los viajes que realizó a la India y de la perdurable amistad que mantuvo con Ravi Shankar, un virtuoso del sitar. Un dato a anotar es que el único miembro del grupo que no participó en la grabación fue Lennon, quien se estaba recuperando de un accidente de auto cuando se iniciaron las primeras sesiones.

Además de ocuparse de la batería, Ringo también hizo su aporte como compositor con Octopus’s Garden. A diferencia de las composiciones de sus compañeros, en la suya no hay mensaje. Ringo se alejó temporalmente y la escribió bajo el deseo de tratar de escapar de la creciente hostilidad que había en el cuarteto. Compuso una alegre y deliciosa fábula sobre pulpos, que cuenta con un inspirado solo de guitarra de Harrison. A veces se la ha catalogado como una canción para niños, por la sencillez de su letra: “Me gustaría estar bajo el mar/ en el jardín de un pulpo a la sombra./ Nos dejaría entrar, ya sabe dónde hemos estado/ en su jardín de pulpo a la sombra./ Les pediría a mis amigos/ que vinieran a ver/ el jardín del pulpo conmigo”. De hecho, en 2014 Ringo publicó Octopus’s Garden, un libro para el público infantil basado en su canción.

Quienes aparecen más representados son, naturalmente, Lennon y McCartney. Del primer es Come together, un gran tema rockero con base blues, escrito para que sonara en la campaña electoral para gobernador de California de Timothy Leary, uno de los popes de la psicodelia. Acerca de esa canción, llena de frases sin sentido, referencias lisérgicas y a la cultura popular, años después Lennon comentó: “Fue un disco funky: es una de mis canciones favoritas de The Beatles o, una de mis canciones favoritas de Lennon, digámoslo así. Es funky, es blues y yo estoy cantando bastante bien. Me gusta el sonido del disco. Puedes bailarlo. ¡Lo compraría!”.

Lennon también firma Because y I want you (She’s so heavy). Un lírico y, a la vez, psicodélico tema que, según algunos, surgió de una idea de Yoko Ono, y que McCartney y Harrison lo consideraban uno de los mejores del disco. Tiene una cuidada producción y una gran economía de recursos, y se destaca por la notable interpretación y la maravillosa armonía que logran en las voces Lennon, Harrison y McCartney. Estas fueron grabadas tres veces, lo cual hace que se escuchen nueve voces. Dentro de la discografía de los Beatles, I want you (She’s so heavy) es una canción inusual. En primer lugar, por su duración (casi 8 minutos), que no guarda proporción con la sencillez de su letra, compuesta por unas pocas frases que repiten obsesivamente. A menudo se ha dicho que con Helter Skelter y Revolution, The Beatles inventaron el heavy metal. De ser cierto, este tema directo y experimental de Lennon no hace más que confirmarlo.

Una suite, un tapiz perfecto

Dos de las aportaciones de McCartney a Abbey Road fueron Oh! Darling y Maxwell’s Silver Hammer. La primera es un rock al estilo retro, que originalmente iba a formar parte de un disco anterior. A su compositor e intérprete le tomó mucho trabajo y entrenamiento para conseguir el tono de voz que le parecía idóneo. No podía ser una voz clara, sino una que sonase áspera y ruda, como si hubiese estado cantando sobre el escenario toda una semana. Aparte de la increíble canción que es, hay que reconocerle a Harrison su gran contribución en la guitarra. Años después, Lennon declaró en una entrevista que era una gran canción, pero insistió en que él la habría interpretado mejor.

Se dice que para componer Maxwell’s Silver Hammer, McCartney se inspiró en las obras sobre Ubú Rey de Alfred Jarry, que conoció primero en una versión radial de la BBC y después en una puesta en escena del Royal Court Theatre. La canción habla de un estudiante de medicina llamado Maxwell Edison que es un maníaco homicida que mata a su novia, a su maestra y al juez durante el juicio con un martillo de plata. Lo curioso es que esa oscura historia es contada con una melodía bastante alegre, cuyo estribillo Ringo acompaña con el sonido acompasado de un yunque. Era un tema que Lennon odiaba, y para no verse obligado a tomar parte en la grabación el último de los tres días que duró se lo tomó libre. Aparte de él y de Ringo, ese tema tampoco agradaba a Harrison.

La mayor parte de la cara B del disco la ocupa un medley de temas encadenados que dura 16 minutos. Son fragmentos de canciones inconclusas pertenecientes a Lennon (Mean Mr. Mustard, Sun King, Polythene Pan) y McCartney (You never give me your money, She came in through the bathroom window, Golden Slumbers, Carry that weight, The End). Es una suite, un tapiz perfecto que incluye las novedades formales más evidentes del álbum, y significó un espléndido final para la brillante carrera del cuarteto.

The End debió ser el cierre natural de Abbey Road. Es una canción en la cual los cuatro integrantes se lucen, y en la que se puede escuchar el único solo de batería que ejecutó Ringo. Los últimos versos (“Y al final, el amor que recibes es igual al amor quedas”) parecen anunciar la despedida. Pero a continuación, tras unos segundos de silencio, suena Her Majesty, una composición de McCartney que apenas dura 23 segundos. Fue incorporada a manera de pequeña broma y no aparecía en la lista de la tapa original. Por descuido de un operador, quedó accidentalmente en una prueba y apareció cuando corría la cinta. McCartney pensó que el hallazgo era gracioso y propuso que se quedase en la edición final, aunque sin incluirla en los créditos.

Al igual que se hizo con Sargent Pepper’s Lonely Hearts Club Band (2017) y The Beatles (2018), se ha lanzado una edición aniversario de Abbey Road. Las canciones fueron mejoradas en sonido y se han mezclado en estéreo. Como complemento, se incluye un disco compacto con tomas caseras en forma de maquetas, versiones instrumentales y tomas extras de los temas, un material en buena parte hasta ahora inédito. Se ha incorporado también folleto que se abre con unas palabras que McCartney redactó para la efeméride. Asimismo, aparece un texto de Kevin Howlet, historiador del grupo, y se reproducen varias fotos.

Cuando Abbey Road llegó al máximo puesto en las listas de popularidad, The Beatles era ya un grupo condenado a la disolución. Pero, aunque nunca más volvieron a reunirse, siguen estado presente a través de canciones imperecederas como las que integran este álbum. Al escucharlas medio siglo después, podemos decir con McCartney: “Aquí estamos preguntándonos todavía por la magia de todo aquello”.