Actualizado: 28/03/2024 20:07
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De Liverpool a Pinar del Río

En My Beatles Heart, Willy Chirino rinde homenaje a su grupo musical favorito y recrea catorce de sus canciones, haciéndolas pasar por el filtro de la salsa

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Cuarenta años después de su separación, los Beatles mantienen intacto su indiscutible e indiscutido puesto en el olimpo musical. Artífices de unas cuantas de las mejores canciones de todos los tiempos, representan la quintaesencia del pop. Ninguna otra banda ha logrado crear tantos y tan logrados éxitos. Se les ha llamado los poetas de la era tecnológica, un calificativo que les hace justicia.

Resulta, por tanto, lógico que la discografía de los Fab Four haya dado lugar a una verdadera avalancha de versiones. Las hay para satisfacer todos los gustos, incluso los más impensables. A las revisitaciones más o menos conocidas, hay que agregar otras sinfónicas, en canto gregoriano, en tango, en ritmos andinos, con acompañamiento de mariachi. ¡Hasta existe un disco en el cual perros, gatos y gallinas, es un decir, cantan temas de los Beatles! Como es fácil imaginar, respecto a la calidad musical hay de todo, desde auténticas joyas a verdaderos horrores. Cuando se haga la lista de estos últimos, no pueden faltar Come together, de Michael Jackson, Help, de Kylie Minogue, Helter Skelter, de Mötley Crue, Nowhere Man, de The Carpenters, y Yesterday, de Linkin Park, Jay Z y el propio Paul McCartney.

En cambio, hay artistas que han interpretado tan bien esos temas, que se puede decir que los han hecho suyos. Al interpretarlos de manera creativa, consiguieron amplificar y poner de relieve los valores de esas canciones e incluso descubrirles otros que hasta entonces no se habían advertido. Me vienen a la mente Aretha Franklin (Let it be, Eleonor Rigby), Sergio Mendes & Brasil 66 (The fool on the hill), The Mamas and the Papas (I call your name), Earth, Wind and Fire (Got to get you into my life), Siouxsie and the Banshees (Dear Prudence), U2 (Helter Skelter), Fionna Apple (Across the Universe), Billy Preston (A Hard Day’s Night), Regina Spektor (Real love), Johny Cash (In my life), Joe Cocker (With a little help from my friends), The Dilliards (I’ve just seen a face), Elliott Smith (Because), Jimi Hendrix (Sgt. Pepper’s Lonely Heart Club Band), The Silkie (You’ve got to hide your love away), Nina Simone (Here comes the sun), Ike & Tina Turner (She came in through the bathroom window), Wilson Pickett (Hey Jude), Elton John (Lucy in the Sky with Diamonds). Ya lo decía mi admirado Borges: siempre termina uno hacienda listas.

Sé que los puristas van a poner el grito en el cielo y se rasgarán las vestiduras, pero en mi opinión varias de esas recreaciones son mejores que las que habían grabado antes los propios Beatles. Hay que tomar en cuenta, entre otros aspectos, que muchos de esos artistas son mejores cantantes. Así, Ringo Star hace un buen esfuerzo vocal en With a little help from my friends, pero nada puede hacer ante la voz rasgada de Joe Cocker, quien cuando dice a elevarse ustedes ya saben lo que eso quiere decir. Tienen también el ejemplo de I want to hold your hand, a la que Al Green le agrega un alma y una desesperación que el original no posee. Igual ocurre con el Yesterday que grabó Marvin Gaye. Como comentó alguien, con Paul McCartney tú sientes la melancolía. Con Marvin Gaye, en cambio, tú sientes la necesidad. Y en fin, Revolution cantada por Nina Simone adquirió un nuevo significado.

Esos breves apuntes acerca de las versiones del legado musical de los Beatles vienen a propósito de My Beatles Heart (Sony Music Latin, Coconut Grove, Florida, 2011), el nuevo trabajo discográfico que acaba de editar Willy Chirino (Consolación del Sur, 1947). En él ha reunido doce composiciones pertenecientes a John Lennon y Paul McCartney (en los créditos debió agregarse el nombre de George Harrison, pues es autor de una de ellas). En realidad, los títulos vienen a ser catorce, pues en un par de ellos se han unido dos temas. Según ha declarado Chirino, este proyecto es una obsesión que tiene desde que era un adolescente y que por fin ha podido materializar. Para ello ha contado con dos de sus colaboradores más fieles, el arreglista Juan Carlos Valladares y el ingeniero de sonido Waldy Domínguez. Asimismo participan como artistas invitados el rapero Flo Rida, el haitiano-norteamericano Black Dada y el jamaicano Honorebel.

En el folleto que acompaña el compacto, Chirino cuenta que supo por primera vez de los Beatles a los dieciséis años, cuando se presentaba en pequeños centros nocturnos de Miami. Confiesa que al inicio, lo que más le llamó la atención fue “su cabello largo, aquellos trajes super modernos con los pantalones apretados y las botas de cuero y todas esas chicas gritando”. Después comenzó a prestarle atención a sus composiciones, hasta que “con el tiempo, con cada disco, con cada canción, mi amor y devoción por su música creció. Los Beatles me han acompañado en los mejores y peores momentos de mi vida. Su música siempre ha sido mi mayor fuente de inspiración; más que ningún otro artista o grupo musical, aun más que los grandes cantantes y bandas que recuerdo de mi infancia en Cuba”.

En realidad, en My Beatles Heart el cantante, compositor, arreglista y productor cubano ha venido a fusionar los que fueron sus dos orígenes artísticos. Por un lado, el vinculado a la música cubana, con la cual tuvo sus primeros contactos en la infancia, cuando se juntaba con los amigos, casi todos negros, quienes se entretenían sacando ritmos de las cajas de pan. Por otro, el origen rockero, cuando en 1962 pasó a formar parte, junto otros estudiantes de su escuela, de la banda The Whailers. Dos años después, Chirino vio a los Beatles en el popular programa de televisión The Ed Sullivan Show y desde entonces soñaba con tener, como ellos, una brillante carrera musical. Lo consiguió tras varios años de trabajo, que lo han llevado a convertirse en uno de los artífices del Miami Sound. Con su fusión de la música cubana y caribeña con el rock y el jazz, sus composiciones han alcanzado una gran proyección internacional. Uno de sus primeros éxitos, Soy, ha sido grabado por más de sesenta intérpretes.

Balance entre fidelidad y libertad (re)creativa

En la selección se advierte un balance entre los temas movidos y rítmicos y las composiciones más románticas y líricas. Así, junto a canciones como Yellow Submarine, Drive my Car, Come Together, Helter Skelter, Get Back y Obladi Oblada, aparecen Blackbird, Because, Across the Universe, I’ll Follow the Sun, Here Comes the Sun. Según Chirino, escoger los temas que iban a integrar el compacto fue una tarea difícil. Uno se lo puede imaginar, pues además de tratarse de una discografía muy amplia (los Beatles compusieron unas 240 canciones), los títulos a considerar debían cumplir además un requisito: permitir que en las nuevas versiones en otros ritmos, los tonos y armonías originales se conservasen y no fueran desvirtuados.

Ese propósito de recrear esos temas sin que la esencia de los originales se pierda, está conseguido en My Beatles Heart. Todo aquel que los conozca los identificará de inmediato, pero al mismo tiempo se dará cuenta de que el ritmo y la sonoridad con que aparecen arropados son otros. Hay, pues, un adecuado balance entre fidelidad y libertad (re)creativa. Algo que a nivel gráfico se resume muy bien en la ilustración del reverso de portada del estuche del compacto. En la misma se ve un taburete. A la izquierda, hay recostada una guitarra eléctrica, y a la derecha, una guitarra española y una tumbadora. A partir de la fusión de esas dos tradiciones musicales, Chirino concibió My Beatles Heart.

Personalmente, he disfrutado en similar medida la calidad que mantienen esas canciones y el estupendo trabajo realizado por Chirino. En el primer caso, me parece admirable cómo estas versiones revelan, como si acaso no lo supiésemos ya, su acusada individualidad. Una originalidad más poderosa que cualquier otro estilo musical, llámese soul, jazz, bossa nova, country, salsa, reggae o hip hop.

En lo que corresponde propiamente a Willy Chirino, que es bastante, My Beatles Heart es una gozada. El trabajo realizado por él para llevar esas canciones a su estilo es realmente muy encomiable. La calidad siempre ha sido una de las notas distintivas de sus discos y el que aquí se reseña no es excepción. En uno de los textos que figura en el cuaderno del cd, Chirino apunta que en este proyecto puso corazón y alma y que lo hizo con el mayor respeto y sentido de responsabilidad. Pero además de eso, lo más importante es que en My Beatles Heart hay dosis abundantes de talento, profesionalismo e imaginación.

Pasando al contenido del compacto, lo primero a señalar es lo bien que suenan esos temas en estas revisitaciones salseras. Una de las más logradas es, en mi opinión, Drive my Car, que ha sido reconvertida en un chachachá. Si Chirino la hubiese grabado en español, cualquier estaría dispuesto a afirmar que es una composición escrita por Enrique Jorrín. Incluye además una refrescante pincelada de humor criollo, un ingrediente muy usado por el músico cubano.

Entre todas las canciones que figuran en el compacto, la menos conocida, si es que tal cosa se puede decir de un título de los Beatles, es I’ve Just Seen a Face. Pertenece al álbum Help! (1965) y es un curioso experimento de country/ bluegrass. La grabación original, interpretada con guitarra acústica y cantada por McCartney, es lo que hoy llamaríamos un unplugged. Chirino, en cambio, la interpreta a ritmo de merengue. La suya es una magnífica versión, a la que solo le sobran las dos incrustaciones discotequeras, techno o como se llame.

En todos los arreglos está presente la sonoridad latina, aunque en algunas canciones ese elemento está mucho más atemperado. Me refiero a las baladas y las canciones más melódicas: Blackbird, Across the Universe, I’ll Follow the Sun/ Here comes the Sun y Because. Esta última también figura entre las versiones más logradas. Chirino y Valladares, responsables del arreglo, incorporaron al inicio un fragmento de La comparsa, de Ernesto Lecuona. Esos acordes dan paso luego a una interpretación del tema de Lennon (aparece, no obstante, como de Lennon y McCartney) que tiene como principal baza un esmerado trabajo vocal (en la grabación participaron como invitadas Angie, Olgui, Jessica, Nicolle y Alana, The Chirino Sisters). Otro de los buenos momentos lo alcanza el compacto en Across the Universe, que Lennon consideraba la más poética de sus composiciones. Ese lirismo se conserva en la versión de Chirino, que se apoya básicamente en sus buenas cualidades vocales.

En el polo opuesto de las canciones anteriores se halla Helter Skelter, con la que, según confesiones de McCartney, quiso hacer un rock muy escandaloso, para competir con The Who. Aquí las incorporaciones salseras son, lógicamente, pocas, y Chirino la interpreta con una energía y un brío rockeros que han de sorprender a muchos. Aunque no figura en los créditos, a Helter Skelter se ha incorporado Everybody’s Got Something to Hide Except Me and My Monkey.

En ese sentido, conviene señalar My Beatles Heart está repleto de “citas” tomadas del repertorio del cuarteto. En la mayoría de los casos se reducen a unos pocos acordes, a referencias fugaces. Son, en fin, guiños que Chirino ha incluido para disfrute de los fans de los Fab Four. Tras escuchar varias veces el compacto, he conseguido descubrir “menciones” a Birthday, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, While My Guitar Gently Weeps, Something, Give Peace a Chance, My Sweet Lord, Day Tripper, Magical Mistery Tour, pero seguramente se me escaparon otras.

Lo dije antes: el nuevo trabajo discográfico de Willy Chirino derrocha talento, profesionalismo e imaginación. Quienes se acerquen a My Beatles Heart tienen, pues, el disfrute asegurado. Y una noticia para quienes residen en Miami: el sábado 10 de septiembre, el cantante cubano presentará en el Adrienne Arsht Center for the Performing Arts, 1300 N. Biscayne Blvd., las canciones de My Beatles Heart. Es un concierto a incluir en las recomendaciones a tomar en cuenta.