Actualizado: 15/04/2024 23:17
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CON OJOS DE LECTOR

Habaneras con ángel

Liuba María Hevia transita por el delicado universo de la habanera, en un disco compacto en el que articula tradición y modernidad.

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Liuba María Hevia acometió el proyecto de Ángel y habanera con la austeridad como principio estético. Los recursos con que dispuso y el equipo de colaboradores en el cual se apoyó se redujeron a los indispensables. Gracias a ese atinado criterio, a su compacto le ocurre como a esos libros escritos con tanta economía expresiva, que no admiten que se les suprima ni una sola línea. En las orquestaciones priman la sencillez y la fidelidad a las canciones. Además de acompañarse ella misma con la guitarra, la artista cuenta en algunas ocasiones con la contribución del Guajiro Miranda, uno de sus colaboradores habituales. A la guitarra se sumaron unos pocos instrumentos más: tres, laúd, viola, piano, alguna percusión. Todos, sin embargo, concurren únicamente en el tema final del disco, Habaneras de Cádiz, y se comprende por qué: se trata de una habanera que hizo el viaje de ida y vuelta, y que en Andalucía se enriqueció con nuevas sonoridades. De ello resulta un "tango que sabe a mango", una "habanera de piriñaca y de Carnaval".

El refinamiento y el contenido poético, dos de los rasgos que caracterizan la personalidad como cantautora de Liuba María Hevia, tienen un vehículo ideal en la habanera, un género en el cual letra y música logran una admirable unidad. Súmese a ello la esencia trovadoresca que Hevia ha mantenido en todos sus trabajos discográficos, y se podrá tener una idea del excelente nivel artístico en el que ha cristalizado Ángel y habanera. Los impecables arreglos, que firman entre otros Arnulfo Guerra, Beatriz Corona, El Guajiro Miranda y Lucía Huergo (también productora musical del compacto), se enriquecen y embellecen en su voz cálida, potente y límpida, que los arropa en un hálito de lirismo, sensibilidad y buen gusto. Es exactamente lo que piden estas composiciones, todas muy hermosas, que como expresa Eusebio Leal en las palabras que se reproducen en el compacto, "nos hablan de lejanías, amores perdidos o hallados, son como cartas rescatadas del olvido, flores marchitas que recuperan su lozanía al riego promisorio de las lágrimas".

Resulta muy de elogiar que una artista tan joven como Liuba María Hevia se haya acercado con tanto amor y seriedad a un género que en la actualidad no goza de la popularidad que disfrutó en otras décadas. Para recordar lo aportado por la habanera a nuestra música, basta escuchar piezas como Veinte años, La rosa roja, Mariposita de primavera y En el claro de la luna, para ejemplificar con aquellas que más se conocen. Sólo por deparar el placer impagable de escucharlas tan bien interpretadas y con tal riqueza de matices, Ángel y habanera merece comprarse. Pero además de composiciones ajenas, la artista incorpora cinco temas propios que no desmerecen ni juegan en desventaja al comparársele con los otros. De uno de ellos, el que presta su título al disco, María Teresa Linares destaca la belleza de su línea melódica y de su texto en verso libre, "con el resultado final de una obra bellísima, de un fino lirismo". Elogios similares pueden decirse de las otras cuatro. Asimismo en todo el material recopilado en Ángel y habanera, Liuba María Hevia sabe mantenerse fiel a la tradición, sin que ello sea un estorbo para que pueda airearlo con timbres contemporáneos.

En resumen, un trabajo musical irreprochable, que es todo un derroche de poesía, exquisitez y buen gusto, y en el cual Liuba María Hevia sabe articular pureza y creatividad, talento y oficio. Debemos congratularnos por tener la dicha de que aún se graben discos como Ángel y habanera.


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