Actualizado: 18/04/2024 23:36
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La vida es rapear

Frente a las estúpidas letras y el remeneo pélvico del reggaetón, la poesía callejera del rap defiende sus valores como un santuario de crítica social

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Pueden muy bien ser los nietos y bisnietos de aquellos veteranos cantantes e instrumentistas que se hicieron famosos en todo el mundo, bajo la franquicia de Buena Vista Social Club. Muy poco, sin embargo, es lo que tienen que ver con ellos, musicalmente hablando. No se trata de que renieguen de la tradición. En muchos de sus temas son evidentes las referencias al chachachá, el punto guajiro, la rumba, el son. Las incorporan como un modo de lograr una mayor comunicación con el público y, también, como una manera de dar más autenticidad a sus propuestas. Han tenido además la inteligencia de no copiar los rasgos más negativos de los modelos norteamericanos: sexismo, exaltación de la violencia, homofobia. Conforman una expresión poético-musical, que, a partir de la década de los 90, ha cobrado una gran fuerza en la Isla. Hablo del movimiento cubano de rap, una manifestación que junto con el break dance y el graffiti, forma parte de la cultura hip hop.

La procedencia urbana del rap producido en la Isla no difiere de los orígenes que en general ha tenido ese movimiento contracultural. Por ejemplo, en Estados Unidos, que fue el país donde primero asomó, tuvo su génesis en los barrios con gran concentración de afroamericanos e hispanos de ciudades como Nueva York y Los Ángeles. En el caso de Cuba, las primeras muestras se dieron en barrios habaneros de gran densidad de población como Centro Habana, Arroyo Naranjo, Habana Vieja, El Cotorro, Alamar. Y también, aunque con menos fuerza, en zonas similares de algunas capitales de provincia.

Silvito el Libre, el hijo contestatario de Silvio RodríguezFoto

Silvito el Libre, el hijo contestatario de Silvio Rodríguez.

No resulta un hecho accidental que los barrios antes mencionados se distingan por contar con un marcado predominio de población afrocubana. Estos son precisamente los que representan la presencia más numerosa dentro de este movimiento. Es algo que además se hace sentir en las temáticas, entre las cuales la de la discriminación por el color de la piel es una de las que más aparece. Muchos grupos la abordan de modo directo, pues quieren expresar su descontento con una sociedad supuestamente igualitaria, en la que, sin embargo, las desigualdades raciales existen. En Discriminación, el grupo Federales dice en el estribillo: “Si un niño blanco llora,/ dale compota de guayaba./ Si un niño negro llora,/ dale con palo de guayaba./ Por qué será/ que mientras más oscuridad,/ quieren hacer pensar/ que el diablo perjudica más”. De ese mismo tema es también esta otra cita: “A veces monto en el camello/ con mucha paciencia./ Y gente clara que me ve/ recoge sus pertenencias./ A veces pienso que por qué/ no puedo ser feliz./ Será por el grosor de mi nariz”.

También se trata ese problema, aunque en un tono más festivo, en El mundo va a acabarse, de Reyes de la Calle. Se trata de un delicioso coctel, que inventa una transgresora historia. El grupo la adereza con narraciones y cuentos infantiles y citas de un famoso chachachá, y tomó como sample o base musical  La Habana joven, de Juan Formell y Los Van Van. Su premisa es la hipotética llegada a nuestro planeta de Dios, aunque no precisamente bajo la figura con la cual se le identifica: “El mundo va acabarse,/ estamos en aprieto./ ¿Ustedes se imaginan/ que Dios es un negro prieto?/ ¿Que baje con su pasa/ y su bemba colorá?/ El mundo va a cavarse,/ se parte a la mitad./ Que llueva, que llueva,/ la virgen de la cueva,/ los pajaritos cantan,/ las nubes se levantan./ Colorín, colorao,/ esto aún no ha acabao./ (…) Padre nuestro que estás en los cielos,/ santificado sea tu nombre,/ porque tu nombre lo conocemos,/ pero tu rostro tú siempre lo escondes”. Vienen entonces las reacciones de quienes adoraban a Dios: “Casi todo el mundo va a perder la fe./ Van a pensar que es el mismo Lucifer/ que ha venido aquí a joder./ Y los racistas, envueltos en su furor,/ se dieron cuenta que le rezan a un negrón,/ y que la raza superior o inferior es un gran error”.

Imagen de Hermanos de CausaFoto

Imagen de Hermanos de Causa.

A esa temática se alude también en Alerta, de Explosión Suprema. Allí, entre otras, se escuchan cosas como “El fracaso de los negros/ es por la brutalidad del blanco” y “Olvida mi color/ y observa bien mi sutileza”. A ese trato discriminatorio otros grupos oponen la exaltación de figuras de la cultura afrocubana. Por ejemplo, en La muralla, el conjunto Cuarta Imagen incorpora versos de Nicolás Guillén. Algo similar hace el colectivo Instinto, integrado por mujeres, que en Kirino con su tres recrea esa canción que fue “interpretada por Merceditas,/ con su pañuelo en la cabecita./ Qué mujercita en aquellos tiempos,/ con su frescura y su movimiento”. La letra se refiere, como muchos se habrán dado cuenta, a Merceditas Valdés, quien logró gran popularidad con canciones afrocubanas como Drume negrita, Ogguere, Babalú y La negra Mercé. En esa vertiente se inscribe también Homenaje a Benny Moré, en donde SBS, grupo pionero de este movimiento, “a través de la intertextualidad, yuxtapone estrofas rapeadas a estribillos de los más conocidos temas del legendario intérprete” (cito unas palabras de Grisell Hernández).

La verdad no se puede decir con compromiso

Un buen ejemplo de cómo los raperos emplean la poesía de Nicolás Guillén para expresar sus opiniones críticas sobre la realidad de la Isla, lo es Tengo, de Hermanos de Causa. En ese tema, el conocido poema en el cual su autor cantó a las conquistas que le trajo la revolución (“Tengo, vamos a ver,/ que siendo un negro/ nadie me puede detener/ a la puerta de un dancing o de un bar…”) adquiere un nuevo contenido, al ser referido a la Cuba de hoy: “Tengo tantas cosas que no puedo ni tocarlas./ Tengo instalaciones que no puedo ni pisarlas./ Tengo libertad entre un paréntesis de hierro./ Tengo tantos derechos sin provecho, que me encierro./ Tengo lo que tengo sin tener lo que he tenido./ Tengo una conducta fracturada por la gente./ Tengo un elemento, tengo un inconsciente./ Tengo fundamentos sin tener antecedentes./ Tengo mi talento y eso es más que suficiente/. Tengo una raza oscura y discriminada./ Tengo una jornada que me exige y no da nada”. El pesimismo domina también  al contemplar una ciudad que se deteriora, a causa de la dejadez, el inmovilismo y el abandono: “Pasan los años/ y la situación prosigue intacta./ El tiempo no perdona,/ pregúntale a La Habana,/ que ahora mismo está en la lona/ y a nadie le importa nada”.

En Los pelos, Obsesión cuestiona la práctica de alisarse el cabello de algunos afrocubanos, por lo que implica de renunciar a un rasgo que forma parte y define la identidad: “No me vengan con que pa’ lucir más fina/ hay que plancharse la cabeza pa’ verse más femenina./ El procedimiento de estirar el pelo lo hace mentiroso,/ apocando lo que naturalmente es hermoso./ Entonces sigue quemándote el cráneo./ Deja que pasen dos meses,/ la verdad en forma de raíces siempre aparece./ A veces recibo raras miradas/ de quienes creen que pa’ estar bien arreglada,/ necesito tener la moña estirada./ Pero nada, lo nuestro es nuestro y habla por nosotros./ Ahí va mi idiosincrasia capilar./ El aire no me despeina como a Pilar”.

El dúo Doble Filo, uno de los grupos de más larga trayectoriaFoto

El dúo Doble Filo, uno de los grupos de más larga trayectoria.

Esa mirada cuestionadora y crítica se extiende a otros aspectos: la represión policial, la prostitución, las diferencias de clase, el chisme, el alcoholismo entre los jóvenes, la necesidad de cambios. Incluso en Una más, el grupo LHA extiende esa crítica al propio movimiento, al referirse a la discriminación que sufren las mujeres que se dedican al rap, por parte de sus colegas masculinos. Eso hace de esta manifestación una música para escuchar más que para bailar, pese a poseer un ritmo eminentemente movido y contagioso. Algo, por cierto, que les cuesta reprimir a los cubanos, quienes por naturaleza son tan dados a mover el esqueleto.

Inevitablemente, los raperos cubanos tenían que chocar con la censura. Que se lo pregunten a Maigel Entenza y Yosmel Sarrías, integrantes de Anónimo Consejo, quienes fueron encarcelados después de una presentación en la que cantaron un tema sobre la violencia de la policía. Al día siguiente fueron liberados, tras hacerles una advertencia. Eso les sirvió para aprender que la tolerancia tiene límites y que las autoridades de la Isla no van a permitir que se transgredan. Más o menos de eso habla el colectivo Alto y Bajo en Havana Side Underground, cuando expresan: “Aunque ciertas cosas se prohíben,/ uno se proyecta de la forma más correcta”.

Eso lleva a preguntarse: ¿y quién determina lo que es la forma más correcta? Esa función pasó a cumplirla la Agencia cubana de Rap, creada en septiembre de 2002, después que el ministro de Cultura, Abel Prieto, declaró el rap “una expresión auténtica de la cultura cubana”. Según se anunció entonces, la Agencia surgió de la necesidad de formar un centro promotor y comercializador, que permita un mayor desarrollo de ese género musical. Cuenta con un sello discográfico, Asere Producciones, bajo el cual se han grabado algunos discos compactos. Edita también una revista llamada Movimiento. Organiza además conferencias y simposios, así como giras nacionales de los grupos que pertenecen a la Agencia. La última fue realizada en julio del año pasado, y en la misma participaron grupos como Doble Filo, Anónimo Consejo, Primera Base y Adversario.

Sin embargo, en numerosas ocasiones los raperos han sacado a la luz la otra cara de la Agencia: a través de ella se trata de domesticar la rebeldía y el contenido crítico del rap. Solo reciben apoyo quienes se amoldan a determinados requisitos artísticos y, sobre todo, ideológicos. Existe además una lista negra que impide a los artistas presentarse en los espacios más importantes y también en las emisoras de radio y la televisión. Todo eso, como muchos han señalado, limita la libertad de creación y persigue convertir en institucional una manifestación que esencialmente se caracteriza por ser “de la calle”. Dicho con las palabras expresadas por los integrantes de Los Aldeanos, la verdad no se puede decir con compromiso.

Molesta a agentes corruptos, a creadores banales

A esos grupos excluidos se refiere Mano Armada en Rap del bueno, en donde expresan: “Incomprendidos, rechazados, marginados/ por burócratas de mierda y sabuesos del Estado”. Al rap más complaciente e inocuo (rap de cotorritas, lo llamó Silvito el Libre), ellos oponen una “música defendida con el corazón”, que “molesta a agentes corruptos, a creadores banales”; una “revolución potente, musical, ideológica,/ para el Jefe una grave cuestión sicológica”. En De aquí pal cielo, uno de sus temas más recientes, el grupo dice: “Hoy la situación política/ que recuerde no me pidas”. Es lo que hacen en Una canción, Va a comenzar el show, Ángel que cayó y Tengo una novia freaky. Pero por si alguien piensa que habían abandonado la protesta, El mundo no gira a tu alrededor viene a desmentirlo:

Papá Humbertico, fundador e integrante de Mano ArmadaFoto

Papá Humbertico, fundador e integrante de Mano Armada.

“La política es una mierda./ Un capricho personal va convirtiendo a Cuba en un infierno terrenal/. El Estado no cuenta con el pueblo pa’ decisiones tomar./ El pueblo no cree en el Estado, pues vive muy mal./ La situación es fatal. La corrupción es normal./ Robarles a ellos es una habilidad vital./ Estafar es primordial, hay familiar que alimentar./ Tenemos dos crisis, la interna y la mundial./ Un gobierno militar Martí no lo quiso así./ Como tampoco querría ver a su patria infeliz./ Si el Apóstol resucita y ve lo que pasa aquí,/ otro Batista saldría huyendo del país (…)/ Promesas incumplidas, manipulaciones/ y un sistema bien cuadrao de elecciones./ Votamos por delegados de las circunscripciones/ y ellos, por otros de los que no sabemos ni cojones./ Abajo el extremismo y el estanque a la economía./ Abajo el consumismo, abajo su oligarquía./ Abajo el burocratismo, abajo su policía./ Abajo su cinismo. Cuba no es libre todavía”.

Pero si las letras de Mano Armada les parecen audaces, busquen en Youtube los estupendos y potentes videos de Los Aldeanos. Tras verlos y, sobre todo, escuchar sus letras, comprenderán por qué para el Gobierno cubano ese dúo es la auténtica bestia negra del rap cubano. “Quieren que llenemos nuestros demos de canciones movidas, pero se olvidan que el rap es guerra”. Así expresan El B. (Oscar Rodríguez Gala) y El Aldeano (Aldo Rodríguez Baquero), quienes por eso no han dudado en alistarse en las filas de ese escuadrón y asumir su puesto en el campo de batalla. En sus temas reflejan la realidad de la Isla sin contemplaciones ni medias tintas: “Por favor, vamos a quitarnos la careta./ Si tú sabes que la voz del pueblo aquí no se respeta./ Mucha muela, mucha reflexión, mucha imagen hueca,/ y de la Mesa Redonda saltan a la mesa sueca”.

No es de extrañar, por tanto, que a lo largo de su trayectoria, iniciada en 2003, varios de sus conciertos hayan sido cancelados, y que no pudieron cumplir numerosas invitaciones al extranjero debido a que les denegaron el permiso de salida. Acerca de las razones, El B. ironiza: “Será que me temen to estos mequetrefes./ O será que no dediqué mi triunfo al Comandante en Jefe”. Eso no ha impedido que sean muy populares entre los jóvenes, ni tampoco que sus presentaciones convoquen a una legión de seguidores. Al respecto, el dúo comenta humorísticamente en otra de sus canciones: “Tengo muchos pinchos al infartar y con los nervios rotos,/ porque sus nietos me escuchan/ y quieren tener mi foto”.

Obsesión, uno de los colectivos pioneros del rap cubanoFoto

Obsesión, uno de los colectivos pioneros del rap cubano.

“No creo que se viva del empleo,/ ni que tantos reos en Cuba/ sean por culpa del bloqueo./ Medicinas, vestimentas, camas, comida y aseo,/ dinero, pa conseguirlo más viajes que Galileo./ Recreo, aquí no hay recreo./ Yuma y cubaneo te arrancan los deos/ por pasaporteo y por papeleo./ No creo, y aunque por las noches/ solo escribo y leo,/ nadie se imagina/ las barbaridades que planeo”. Es parte de la letra de No creo, de Silvito el Libre, otro nombre a tomar en cuenta cuando se hable del rap más contestatario e interesante que se produce en Cuba. Más allá del morbo de que sea hijo de quien es, es un rapero que se distingue por su calidad como letrista.

En la actualidad, el rap cubano encara un momento difícil. Tras aquellos heroicos primeros años, en los que los principales obstáculos eran la hostilidad de la policía y la carencia de medios (los grupos empleaban la computadora para producir sus temas), hoy tiene como principal escollo la rivalidad del reggaetón. En los últimos doce meses he viajado a la Isla en dos ocasiones y puedo dar fe de los estragos que esa música está causando entre los jóvenes. A la poesía callejera del rap le resulta difícil competir con la esa invasión de estúpidas letras y remeneos pélvicos. A eso además contribuyen la televisión y la radio, medios en los que el anestesiante reggaetón cuenta con una difusión que el rap nunca ha tenido. Si como se suele repetir, son malos tiempos para la lírica, hay que decir que para los raperos de la Isla también lo son.


Obsesión, uno de los colectivos pioneros del rap cubanoGalería

Obsesión, uno de los colectivos pioneros del rap cubano.

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Poesía-Rap

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