Llega el número 44 de 'Encuentro'

El número 44 de Encuentro de la Cultura Cubana, correspondiente a la primavera de 2007, dedica un dossier a Bolivia. Coordinado por Elizabeth Burgos, Jean-Pierre Lavaud analiza en él las causas de la precaria institucionalidad boliviana, la violencia como recurso habitual, y las fuerzas centrífugas a las que está sometido el Estado. Alberto K. Rodríguez entrevista a Filemón Escobar, quien revela los vasos comunicantes entre el ejército, los movimientos sindicales, la política y el populismo. Juan Claudio Lechín investiga el papel del indigenismo, mientras que un texto del actual vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, muestra la plataforma ideológica sobre la que Evo Morales intenta levantar un nuevo Estado "multinacional". Fernando Molina estudia la trayectoria de la política energética de Bolivia entre 1996 y 2007, y Alberto K. Rodríguez aporta una cronología del sector minero.

Por último, en un texto que constituirá una revelación para la mayoría de los lectores, Elizabeth Burgos desentraña la verdadera naturaleza de las relaciones entre Cuba y el país andino, desde la promoción de los movimientos guerrilleros durante los años sesenta, la relación de Fidel Castro con la cúpula castrense boliviana y el exterminio de la guerrilla guevarista, hasta la actualidad. Se trata, en suma, de un dossier imprescindible para comprender la situación boliviana, así como para entender el lugar de Cuba dentro del continente.

Este número dedica la sección En Persona a Carlos Victoria, narrador perteneciente a lo que se ha bautizado como la "Generación del Mariel", que emigró a Estados Unidos en 1980. Victoria es el narrador de un Miami auténtico, personal, intransferible, tamizado por la dolorosa experiencia de sus personajes, que componen, a lo largo de cuentos y novelas, una verdadera saga del desarraigo, la marginación y la búsqueda de la propia identidad. Entrevistado por Germán Guerra, el autor revela las claves de su universo narrativo. Luis Manuel García realiza un exhaustivo recorrido por dicha obra, y Victoria nos ofrece un adelanto de una novela por concluir: Cuando mi nombre era Pablo.

También en Miami, el gran humorista Guillermo Álvarez Guedes sostiene un suculento diálogo con José Antonio Évora. Pasan por la conversación Francisco de Quevedo y Rita Montaner, Gaspar Pumarejo y Garrido y Piñeiro, Enrique Jardiel Poncela y la Academia Sueca… Y cuenta Álvarez Guedes el método que utiliza para memorizar los chistes:

"Cuando ensayo, empleo muchos recursos mnemotécnicos, porque tengo que memorizar. Por ejemplo, si empiezo con un chiste de un tipo que tenía pecas hasta en el culo, el que viene detrás de ese se relaciona con algo que está cerca del culo: los huevos. Cada chiste comienza con una letra; vamos a suponer que la primera palabra del primer chiste empieza con A; el segundo, con B; el tercero, con E, y el cuarto, con D, entonces ya sé que es ABED. No es siguiendo el orden del alfabeto; son palabras inventadas por mí, y de arriba a abajo voy memorizando".

Un hallazgo poético

Alessandra Molina, Michael H. Miranda, Isel Rivero y Ronel González Sánchez publican en este número poemas suyos. También se incluye un hallazgo poético: tres poemas hasta ahora desconocidos, posiblemente inéditos, de Tristán de Jesús Medina. Tales poemas, dos de los cuales están fechados en Madrid y en Florencia, aparecen en edición facsimilar. Jorge Ferrer, quien ordenara un volumen con artículos, ensayos y un sermón del autor bayamés, ha escrito una introducción a esos poemas.

Publican cuento dos conocidos autores: José Félix León y Eduardo del Llano. Y la sección En proceso nos adelanta un fragmento de la novela Devastación en el Hotel San Luis, de Lorenzo García Vega, donde un Virgilio Piñera aterriza, desnudo, sobre una tintorería de chinos habaneros.

Desde dos perspectivas, dos ciudades y dos órdenes de la memoria, escriben Emilio García Montiel en La Habana ambigua: aproximaciones personales, e Ilan Stavans, en Un México al revés. Y aparecen personajes y momentos claves de la cultura cubana en un texto de Tony Évora a propósito de su experiencia como diseñador de Lunes de Revolución y de las Ediciones R, y en una evocación de Heberto Padilla a cargo de Rogelio Fabio Hurtado.

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