Actualizado: 27/03/2024 22:30
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Lupe Solano o el feminismo con caché

Carolina García-Aguilera ha aportado al género policial la que posiblemente sea la primera investigadora privada latina

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I should have been born a man. I think like one, I act like one, I live my life like one. As a private investigator for the last eight years, I've worked in a field dominated by men. The men I’ve worked with, as well as the men I’ve been involved with, have always tried to ascertain who is the real Lupe Solano. Eventually they all discover that I have two sides: a gentle, feminine veneer that I display when I need to, and the ruthless heart and soul of a man underneath.

Carolina García-Aguilera, Havana Heat.

Un ejemplo representativo del espacio literario conquistado por las mujeres en las últimas décadas es el de la cubano-americana Carolina García-Aguilera. Como ya han hecho muchas otras autoras, ella ha aprendido que la literatura no tiene cuerpo, ni mucho menos sexo, y se ha decantado por una manifestación tan tradicionalmente masculina como la novela policial. Se une así a una nómina cada vez más extensa a la cual pertenecen, entre otras, las rusas Alexandra Marinina y Nastia Kamenskaya, la española Alicia Giménez Bartlet, la escocesa Denise Mina, las suecas Liza Marklund, Kerstin Ekman e Inger Frimansson, la noruega Karin Fossum, la israelí Batya Gur, las inglesas P.D. James, Lindsey Davis y Ruth Rendell y las norteamericanas Sue Grafton, Anne Perry, Donna Leon y Janet Evanovich.

García-Aguilera ha aportado al género la que posiblemente sea la primera investigadora privada latina: Lupe Solano, protagonista de una serie que cuenta hasta la fecha con siete títulos. El primero fue Bloody Waters (1996), que sirvió para presentar a la detective cubano-americana. Es hija de un rico exiliado cubano que, como otros compatriotas suyos, aguarda con el yate preparado la noticia de la caída de Castro para regresar de inmediato a la Isla. Lupe nació en Miami, pese a lo cual se siente orgullosa de ser cubana. Tiene veintiocho años, es hermosa, sexy; viste trajes de Armani, zapatos de Walter Steiger y conduce un Mercedes Benz regalo de su padre. Por cuestiones de seguridad, lleva siempre consigo una Beretta que odia usar, entre otras razones porque mientras la carga podría romperse una uña. Cuando comienza a investigar el caso del cual trata la novela, se encuentra establecida “as an independent and successful woman in a notoriously macho field of work”. Desde hace cuatro años cuenta con su propia agencia, Solano Investigations, y al cabo de ese tiempo puede ya cubrir los gastos y ganar un salario decente.

Tiene como ayudante a su sexualmente confuso primo Leonardo, quien la convenció para que le permitiese usar el cuarto del fondo para hacer ejercicios. Su oficina adquirió así el aspecto de un gimnasio, con máquinas y aparatos que a ella le parecen diseñados para oscuras formas de torturas medievales. Lupe antes trabajó en Blanco y White, donde tuvo que ocuparse de todo tipo de casos: asesinatos, personas desaparecidas, fraudes, problemas domésticos. Allí conoció y trató a policías, reporteros, oficinistas federales y estatales, detectives, y gracias a eso posee un abultado Rolodex con direcciones y teléfonos por el que otros investigadores serían capaces de matar.

Desde las primeras páginas de la novela, expresa sus discrepancias con la actitud sexista que impera en su oficio: “Gun designers, at some point, apparently decided that women would be more likely to buy instruments marketed to femenine tastes. This inspiration at one point even led to pink guns, for God’s sake. Really, what’s the point of a cute gun? Weapons manufacturers must think women are mental pygmies. Guns are for killing —whatever their color, shape, or size, and whatever or not they play «New York, New York» when they’re fired”. La novela sirve para introducir a Lupe como una detective que, a diferencia de otras investigadoras femeninas surgidas en los últimos años, complacería al mismísimo Philip Marlowe: no hace dietas, no va al gimnasio, bebe café con leche cubano en lugar de té y a la hora de aceptar los casos toma muy en consideración cuánto va a significar en ingresos para su cuenta bancaria.

Con Bloody Water, la escritora miamense inició la serie de Lupe SolanoFoto

Con Bloody Water, la escritora miamense inició la serie de Lupe Solano.

En Bloody Waters, tiene que encontrar a la mamá de una niña de año y medio que ha sido adoptada ilegalmente por un matrimonio de buena posición económica. La niña padece una rara enfermedad hereditaria de la que solo se puede salvar si se le trasplanta médula ósea de su madre biológica. Eso llevará a Lupe a descubrir un lucrativo tráfico de bebés procedentes de Cuba, al frente del cual está un peligroso personaje vinculado a otros negocios no menos sucios. La investigación será mucho más complicada y riesgosa de lo que parecía iba a ser, y Lupe se verá forzada a viajar clandestinamente a Cuba, donde se halla la joven que debe traer a Miami. Carolina García-Aguilera ha construido una trama de desarrollo más bien pausado, en la que se van sucediendo las peripecias hasta llegar a la solución del caso.

Narración que destila humor y desenfado

Bloody Waters está concebida como un rompecabezas que se va armando y completando a medida que avanza la historia. La autora no se interesa por aportar ninguna innovación al género, pero tampoco insiste en clichés y tópicos. Sabe de lo que está hablando (durante diez años trabajó profesionalmente como detective) y demuestra un buen dominio de los mecanismos de la novela policial. Nos entrega un texto que se lee con interés, que resiste bien el ser leído como una obra de entretenimiento. Posee además el valor adicional de mostrar una imagen de la vida de Miami poco explorada por otros autores.

El segundo título de la serie de Lupe Solano no demoró en llegar a los lectores. Como el anterior, Bloody Shame (1997) está ambientado en Miami, ciudad que aparece recreada de manera realista. La investigadora privada debe ayudar a Tommy McDonald, abogado criminalista y su amante ocasional, a resolver el caso de un próspero joyero cubano que disparó a un hombre que, según él, iba a agredirlo con un cuchillo. A las pocas horas de haber iniciado las pesquisas, la mejor amiga de Lupe muere en un accidente automovilístico. En una llamada que ésta le hace poco antes de morir, le anuncia que tiene que revelarle una importante información acerca de la familia del joyero, lo cual llevará a Lupe a indagar en los nexos que existieron entre su amiga y el caso del cual se ocupa. La trama está correctamente armada y desarrollada, pese a que se debilita un tanto en el clímax, y consigue mantener el suspense. García-Aguilera enriquece y perfila el retrato de la detective, amante de la buena comida, los buenos vinos y los hombres guapos (para ella lo son los altos, rubios y con ojos azules), que no tiene remilgos a la hora de utilizar sus atractivos físicos para obtener la información que necesita, y cuya narración en primera persona destila humor y desenfado.

Bloody Secrets (1998) supuso un descenso de calidad respecto a las obras precedentes. Presentada como el caso más ambicioso al cual se ha enfrentado la detective, tiene como protagonista a Luis Delgado, un balsero que reclama a un prominente matrimonio cubano que vive en Miami por el robo de unos diamantes pertenecientes a sus padres, así como el haber contratado a un matón para que lo asesinase. Pese a que no es el tipo de hombre que le gusta y de que nunca ha tenido relaciones con un compatriota suyo, Lupe siente de inmediato una irreprimible atracción por el balsero. Sin que pueda evitarlo, se ve pensando en él como una persona más o, más específicamente, como un hombre. Está muy cerca de violar una de sus reglas de oro (no involucrarse personalmente con un cliente) y perder con eso la objetividad para realizar su trabajo. Tan prometedora historia no cristaliza, sin embargo, en una buena novela, ante todo porque el elemento policial es muy endeble. García-Aguilera dedica muchas páginas a informar al lector sobre la historia cubana más reciente y a analizar el mundo del exilio miamense. En cambio, descuida la trama, que pierde interés y no lo recupera hasta casi el final del libro.

A Miracle in Paradise (1999) supuso una moderada recuperación respecto a Bloody Secrets. Aquí Lupe debe resolver, a petición de su hermana Lourdes, un extraño caso: el 10 de octubre la Virgen de la Caridad que se halla en la Ermita de Coconut Grove llorará lágrimas reales. Tras el anuncio del milagro se halla la Orden de la Iluminación de la Sagrada Virgen, que hace solo unos meses se trasladó de Yugoslavia a Miami. ¿Por qué ese cambio de domicilio? ¿Y por qué escoger para el milagro una fecha tan señalada para los cubanos como es el inicio de la guerra de independencia contra España? En el transcurso de la investigación, se producirán tres muertes violentas, por lo cual la búsqueda de lo que se oculta tras el anunciado llanto de la Patrona de Cuba se convertirá para Lupe Solano en la cacería del asesino.

Tres de las novelas de la serie han sido traducidas y publicadas en españolFoto

Tres de las novelas de la serie han sido traducidas y publicadas en español.

García-Aguilera prosigue con su propósito de darle a su narrativa policial un sello y un color inequívocamente miamenses. El retrato realista de la comunidad cubana se enriquece y matiza con la inclusión de un personaje como el de Álvaro Mendoza, perteneciente a ese sector del exilio que defiende una postura ideológica más liberal, se opone al embargo, está abierto al diálogo con las autoridades de la Isla y piensa que “our fate should be in our own hands and not in the Americans’s”. Lo más débil de A Miracle in Paradise es su desenlace, que no logra satisfacer del todo a causa de una solución un tanto inconclusa y de un decepcionante asesino, cuya intervención en la trama había sido hasta entonces muy escasa.

En Havana Heat (2000), Lupe Solano debe enfrentarse a un caso más difícil y riesgoso que los anteriores. Una tía suya le encarga recobrar un precioso tesoro familiar, que dejaron oculto en un sótano subterráneo debajo de la casa en la que años atrás vivieron. Se trata del octavo tapiz de la legendaria y famosa serie La casa del unicornio, considerada una de las glorias de la colección Cloister. El problema es que la casa en cuestión se halla en La Habana y ha sido convertida en una especie de cuartería en donde habitan varias familias. A Lupe, sin embargo, le seduce la idea de recuperar el tapiz que su madre muerta tanto admiraba y de evitar que caiga en manos de las autoridades de la Isla. A ese caso se suman otros dos, relacionados con el tráfico ilegal y la falsificación de obras de arte cubanas.

Elementos de la novela negra norteamericana

Por otra parte, al iniciarse la novela la detective lleva un año de relación con Álvaro Mendoza, un amigo de la infancia a quien reencontró en A Miracle in Paradise. Todo un récord para alguien dado a las aventuras esporádicas, además de ser el primer latino con quien ella está. Álvaro es un hombre muy amable y caballeroso, algo que ella, pese a ser una mujer liberada que usa un arma con tanta comodidad como una cartera de mano, sabe apreciar. Y por si fuera poco, no anda preocupado con las dietas y las calorías: “In these days of political correctness and uptight self-denial, it was a pleasure to be with someone who liked to eat, drink, have sex, and basically enjoy life without being plagued by guilt because some endangered beetle in Sri Lanka was edging one step closer to extinction”.

Lupe Solano vuelve a desgranar su irónico humor y esa saludable costumbre de no tomarse a sí misma en serio. Su creadora demuestra una vez más que maneja bien el repertorio tradicional de la narrativa detectivesca, y aunque toma mucho de la variante inglesa del who-done-it, incorpora también elementos de la novela negra norteamericana, más violenta y apegada a la realidad social. Havana Heat se debilita un tanto por la excesiva cantidad de tramas, pero de todos modos resiste bien la lectura como obra de entretenimiento e incluso entrega más que los libros de otros renombrados autores de best-sellers.

El padre de Lupe Solano nunca ha aprobado que su hija se dedique a una profesión tan impropia para una mujer. Por eso, cuando al inicio de Bitter Sugar (2001) él le comenta que un amigo suyo tiene problemas y que le ha sugerido que la llame, ella se queda sorprendida. “Never in the eight years I’d worked as a private investigator had Papi sent me a referral. And now he was asking me to help one of his oldest and dearest friends —his best friend, really, I was torn”. En Cuba, ese señor era dueño de un central azucarero que fue intervenido por la revolución. Al cabo de muchos años de vivir en Miami, un inversionista español se ha puesto en contacto con él, pues está interesado en adquirir esa propiedad confiscada pagando un precio inferior a su valor. Eso da que pensar a Lupe, quien se siente intrigada por las razones por las cuales alguien puede querer comprar viejos centrales en Cuba.

En la sexta novela, García-Aguilera desarrolla un drama de intriga, prejuicios y venganzaFoto

En la sexta novela, García-Aguilera desarrolla un drama de intriga, prejuicios y venganza.

Lo que parecía ser un caso sencillo y rutinario pronto empieza a complicarse en una trama de intrigas, prejuicios y venganza. En primer lugar, el amigo de su padre es acusado del asesinato de su sobrino. A ese cadáver se suman luego otros dos, y la propia Lupe está a punto de unirse a ellos cuando una mañana alguien que logra escapar la agrede a la entrada de su oficina. El atacante vuelve algunos días después, pero en esa ocasión ella se defiende y consigue darle muerte. Lo que no se imaginaba es que eso iba a ser utilizado por Aurora Santangelo para presentar cargos contra ella y acusarla de asesinato. Desde que cuatro años atrás perdió un caso, la mujer se ha convertido en su némesis y no cesa de buscar la oportunidad para vengarse de ella. Al final, Lupe puede reírse de su enemiga y demuestra a su padre lo buena y competente que es en su oficio. No se libra, eso sí, de una herida de bala que la lleva a ser hospitalizada. Allí acude a verla el detective Anderson, quien ha tomado parte en la resolución del caso. Por primera vez ella se atreve a preguntarle el nombre, y tras escuchárselo decir, concluye la novela con este comentario: “And he gave me a smile that never cross his face before I decided that he was going to get rid of all those khaki suits, if there was ever going to be any hope for us. Then I drifted off again”.

Nueve años demoró García-Aguilera en retomar el personaje de Lupe Solano. Lo ha hecho con Bloody Twist (2010), que es de momento el último libro de la serie. Tras recuperarse de la herida, reencontramos a la investigadora dos años después, cuando ya se ha reintegrado a su trabajo. Tommy McDonald va a representar a una misteriosa veinteañera. Se llama Madeline Marie Meadows, es la prostituta mejor pagada de Miami (su tarifa es de 5 mil dólares la hora) y basa su fama en que aún es virgen. Dos hombres vinculados a ella, su ginecólogo y su cliente más asiduo, han sido asesinados, y la chica teme que la van a implicar en esos crímenes. De hecho, el detective Anderson la ha citado para entrevistarla en relación con ello. Para prepararse para una eventual defensa, Tommy McDonald contrata a Lupe para que averigüe todo lo que pueda sobre ella. Desde la primera entrevista la investigadora desconfía de la joven y así se lo hace saber a su amigo: “I don’t believe much of what came out of her mouth”.

Un personaje que rompe estereotipos y clichés

Como proyecto, la serie de Lupe Solano posee elementos muy atractivos y estimulantes. Entre ellos está el de ofrecer un retrato realista de la comunidad cubana del sur de la Florida, así como el de recrear el submundo de corrupción, violencia y muerte de Miami. Como mérito adicional, está el hacerlo a través de un género que, si bien no es muy estimado por muchos escritores y críticos —injustamente, todo hay que decirlo—, goza de un amplio respaldo del público lector.

Otro acierto de las novelas de García-Aguilera es el personaje de Lupe Solano, con el cual rompe estereotipos y clichés. Como señalé antes, no es la investigadora privada usual y arquetípica. Aunque se considera a sí misma liberada, tiene una verdadera obsesión por la ropa y los zapatos de marca, y posee un guardarropa que muchas modelos de pasarela le envidiarían. Asimismo no conduce un auto cualquiera, sino un Mercedes Benz. Sabe que es hermosa y cuando resulta necesario para su trabajo, no duda en emplear sus encantos femeninos con los hombres.

El ensayista y poeta cubano-americano Gustavo Pérez Firmat me comentó en una ocasión que en los cursos que imparte en Columbia University ha incluido algunas de las novelas de Carolina García-Aguilera. Y según él, los estudiantes disfrutan mucho su lectura. Quise saber por qué y he aquí su respuesta: “Creo que lo fundamental es el unimismamiento: se identifican con la protagonista. Les gusta que sea atrevida, que se viste bien, que le gusta comer y templar. Y además vive en una mansión ¡en Coco Plum! El reflejo absoluto de Lupe es la pistola marca Beretta dentro de la bolsa marca Gucci: feminismo con caché. Esta combinación les encanta”.

Coda. Todas las referencias que he hecho corresponden a las ediciones originales en inglés de las novelas policiales de Carolina García-Aguilera. Para quienes no puedan leerlas en ese idioma, les doy la buena noticia de que por lo menos tres de ellas han sido traducidas y publicadas en español: Aguas sangrientas (2002), Venganza sangrienta (2003) y Secretos sangrientos (2005). Aclaro que no las conozco, de modo que no puedo garantizar la calidad de las versiones. No es, por cierto, la única traducción a otro idioma con que cuenta la creadora de Lupe Solano. Desde los años 90 varias de sus novelas se han publicado en alemán, francés, japonés y finlandés.