Actualizado: 27/03/2024 22:30
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Artes Plásticas

Nación e identidad como souvenir

La exposición de carteles 'Remakes', de Elio Rodríguez, es un retrato histórico de la diferencia.

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El pasado 22 de noviembre se inauguró en la Galería 23 y 12 (Ciudad de La Habana) la exposición Remakes, de Elio Rodríguez. Como el título de la muestra indica de manera tautológica, se trata de una serie de carteles que aluden a obras paradigmáticas del cine cubano y universal; al tiempo que constituye un guiño irónico retrospectivo a la obra gráfica que este artista viene realizando desde mediados de la década de los noventa. Al respecto, es memorable la serie previa de serigrafías Las perlas de tu boca.

Elio Rodríguez, más conocido como "el macho", suerte de heterónimo picaresco a través del cual el artista cuestiona algunos mitos identitarios cubanos y caribeños ligados a la condición fálica del negro, retoma en esta nueva exposición algunos referentes emblemáticos de los cuales ya se había apropiado con anterioridad ( Romance en el solar-Romance en el palmar, Gone with the Macho-Gone with the Wind) para satirizar una mitología pública basada en la representación engañosa de la realidad.

Como apreciara Ariel Ribeaux, la elección del referente simbólico encarnado por la tradición gráfica del cartel cinematográfico hollywoodense de los años cincuenta, así como la obra de Jeff Koons, implica la apelación a un discurso crítico sobre el erotismo y el morbo asociado a la representación del negro, en tanto objeto sexual.

En este caso, el regodeo del artista en las especificidades del discurso estereotipado sobre el valor fálico del negro, los mecanismos de autorrepresentación, y la hiperbolización del fenómeno al parodiar el tratamiento publicitario del mito, convierten la obra de Elio Rodríguez en una punzante crítica.

La seducción que ejercen sus carteles en la mirada del espectador, la carcajada fácil que fluye del reconocimiento del estereotipo, incluso llegan a tornarse una cruda trampa hacia el propio racismo que dormita en el subconsciente colectivo de la nación cubana, en el imaginario popular plagado de frases, juicios de valor y gestos que traicionan la falsa moral oficial sobre la "igualdad".

Una crónica sociológica

De algún modo perverso, la obra de Elio tiene el ingrediente de la crónica sociológica popular, matizada por el humor en tanto signo de resistencia del cubano. Sus obras se construyen como un pastiche a través de fragmentos de los fetiches que se han convertido en sinónimo maniqueo de "lo nacional".

Confluyen la música, la mulata, el negro, el ron, el tabaco, los cultos sincréticos, el repertorio canónico de la épica revolucionaria mediante la figura de sus héroes, para vender la imagen de una Cuba fraguada en el estereotipo de la mirada del otro. La Macho Enterprise, esa supuesta transnacional ideada por el artista, se convierte en mecanismo publicitario que exacerba la demagogia y la falacia de un discurso antropológico sobre la identidad cubana basado en el mito sexual negro.

Siempre el negro, "el macho", es el protagonista de las historias y las ficciones que narran los carteles. Se trata del machista seductor, prepotente e inescrupuloso, predispuesto al placer y al goce. Nuevamente encontramos un diapasón de imágenes que encasillan la conducta social del negro dentro del ámbito punitivo de la moral, primero burguesa y luego revolucionaria, ¿acaso diferentes? De cualquier modo, el mito vende, y así se construye el imaginario exótico de lo insular.

Elio Rodríguez juega a representar los múltiples roles que le ha conferido su condición dentro de la alteridad. La amenaza, El asalto, Tropical, Fuerza latina, La gran corrida —algunos de los títulos de las obras incluidas en la exposición—, por sí mismos declaran el sino maldito del negro, en tanto uno de los más controvertidos "otros" de la historia occidental.

Desde la definición excluyente, engañosa y simplona que tejen las palabras para nombrar al negro, y que Rodríguez recoge en sus serigrafías, hasta la entronización de la ambivalencia en la que se mezclan fascinación y miedo, Remakes forma parte de un retrato histórico de la diferencia.