Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Godard, Cine

Una película aparte

Como se dice de esas personas que, pese a su edad, se mantienen en excelente forma, nadie diría que el séptimo largometraje de Jean-Luc Godard fue rodado hace ya medio siglo

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“Para los espectadores que entran ahora a la sala, unas pocas palabras al azar: Tres semanas antes… Un montón de dinero… Una clase de inglés… Una casa a orillas del río… Una chica romántica”.

Escuchar la voz en off de un narrador que, a los pocos minutos de haber comenzado una película, dice algo así, resulta cuando menos poco usual. Pero ya desde Sin aliento (1960), su primer largometraje, el francés Jean-Luc Godard (1930) demostró que le interesa un cine que en nada se parece a lo convencionalmente aceptado como bien hecho. En un artículo de 1964, el crítico Andrew Sarris comentó que Godard busca un nuevo público, que quiere romper con el pasado cómodo e iluso. Y expresó que su postura abiertamente revolucionaria “es comparable a las posturas de Stravinski, Picasso, Joyce y Eliot. No es que Godard supere a los maestros clásicos como Renoir y Dreyer, más de lo que superan Stravinski a Mozart o Picasso a Rembrandt, o Beckett a Shakespeare, sino que Godard es más sintomático y representativo de nuestro tiempo que sus supuestos colegas neoclásicos”.

El texto que al inicio reproduje pertenece a Banda aparte, cuyo estreno tuvo lugar en París el 5 de agosto de 1964. Es decir, hace ahora medio siglo. Pero como se dice de esas personas que, pese a su edad, se mantienen en excelente forma, nadie diría que ese filme tiene tantos años. Se conserva imaginativo, fresco, vivo, y está lleno de humor y de amor por el cine. Es además la obra más accesible de Godard, quien ha declarado que con ella se propuso “hacer una película simple, perfectamente legible”.

El título proviene de la frase faire bande à part, que en francés significa hacer algo aparte del grupo. Para realizar el filme, Godard partió de la novela pulp Fool´s Gold (1958), de la norteamericana Dolores Hitchens (1907-1973). La trama de Banda parte no puede ser más sencilla. Tres jóvenes, Odile, Arthur y Franz, se conocen en una clase de inglés e inmediatamente se hacen amigos. Ella comenta a los otros que vive con una pareja rica y que sabe dónde guardan una gran suma de dinero. Los chicos la convencen para que los ayude a robar la casa y dar un gran golpe. Al final, resulta un atraco chapucero en el que, como en los mejores thrillers, todo sale mal.

Aunque Banda aparte solo dura 95 minutos, Godard logra definir bien a los tres personajes. Odile es una muchacha sensible, condescendiente y bastante ingenua, que se ve asediada por los dos jóvenes. Siente una creciente atracción hacia ellos y poco a poco se va involucrando cada vez más en su plan. Por su parte, los dos estafadores de poca monta tienen hacia Odile actitudes distintas. Arthur finge estar enamorado de ella, pero en realidad solo la utiliza para poder consumar el robo. Franz, en cambio, la ama, aunque nunca se lo ha dicho. Se crea así un ménage à trois. A lo largo del filme, los tres tienen reacciones absurdas e incoherentes, lo cual explica, en parte, que Godard haya dado esta definición de su película: “Alicia en el país de las maravillas encuentra a Kafka”.

Un policial sin policías

Según el realizador, con su filme quiso hacer un homenaje al cine negro de Estados Unidos. Claro que lo hizo de una manera muy personal. La novela de Dolores Hitchens no le sirve más que como marco referencial, como una coartada para rodar un falso thriller; un policial sin policías y con un par de ladrones infantiles e ineptos, que tratan de imitar a los héroes de las películas norteamericanas de serie B. Godard hace una reinvención del cine de gánsteres que es incluso más radical que Sin aliento. El resultado es un artefacto complejo, un mosaico de escenas aparentemente inconexas que, en sus manos, adquieren otra dimensión.

Como si hubiese querido cambiar sustancialmente de registro tras la intensa El desprecio (1963), rodada en colores y cinemascope y con actores famosos, Godard se sitúa en el extremo opuesto. Banda aparte está filmada con una impecable fotografía en blanco y negro de Raoul Coutard. Sus protagonistas no eran entonces actores muy conocidos. El filme es además un divertimento, una comedia paródica y desenfadada, que transmite alegría, vitalidad y también melancolía. Aparte de la comedia y el policial, incorpora el drama. Todos esos géneros aparecen mezclados con gran libertad. Eso llevó a alguien a comentar que Banda aparte no es de ningún género, es de Godard.

Banda aparte está llena de referencias cinematográficas y literarias, unas más visibles que otras. Cuando Odile le pregunta a Arthur su apellido, este le contesta que es Rimbaud. En la clase de inglés, la profesora lee en francés un fragmento de una obra de Shakespeare para que los estudiantes la (re)traduzcan a su idioma original. En la película también se hacen alusiones a Thomas Hardy, Jack London, Julio Verne. Cinéfilo hasta la médula, Godard rinde homenajes a Charles Chaplin y al cine de gánsteres (en una secuencia, Franz y Arthur reproducen, a manera de juego, la escena de un tiroteo en la que el segundo simula caer acribillado en la calle). Godard incluso hace lo mismo con algunos de sus compañeros de generación. En la escena en el café, cuando Odile va al baño de fondo se escucha uno de las canciones de Los paraguas de Cherburgo, de Jaques Demy (Michel Legrand también firma la banda sonora de Banda aparte).

Es curioso que un cineasta tan amante de las citas haya sido citado, a su vez, por otros directores. En ese sentido, Banda aparte tiene todo un record. Una de sus secuencias más famosas, devenida un verdadero icono del arte cinematográfico, es aquella en que Odile, Arthur y Franz ejecutan una estudiada coreografía entre las mesas de un concurrido y bullicioso café. En cierto momento, la música y el ruido dejan de escucharse y los tres personajes continúan bailando al ritmo de sus palmadas y pasos. Esa escena, en la cual Godard pareciera buscar pervertir las reglas del musical, ha sido recreada después por Hal Hartley (Simple Men), Martin Hynes (The Go-Getter) y Quentin Tarantino (Pulp Fiction), quien además nombró su productora con el título del filme de Godard. El más reciente homenaje es el hecho por el británico Roger Michell en su muy recomendable comedia dramática Le Week-End.

Otra escena que quienes han visto el filme seguramente recuerdan es la del Louvre. Los tres protagonistas deciden romper el record de un tal Jim Johnson, quien recorrió el museo en 9 minutos y 43 segundos. Se lanzan a correr en sentido contrario a los visitantes, burlan al guardia de seguridad que trata de detenerlos y logran hacer el recorrido en 9 minutos y 42 segundos. Si se les aplica una lectura metafórica, esas imágenes transmiten una sensación de júbilo, despreocupación y libertad. Lo cual remite a los vientos de cambio que soplaban en Europa en esos años, alentados principalmente por la juventud. La secuencia dura apenas 40 segundos y ha pasado a ser otra de las referencias icónicas de Banda aparte. Años después el italiano Bernardo Berolucci la recreó en su película The Dreamers.

De obligada mención es también la escena del café que precede a la del baile. Odile, Arthur y Franz están conversando, en un momento se dan cuenta de que solo dicen banalidades, que no tienen nada que decir, y acuerdan guardar un minuto de silencio. “Un minuto de silencio puede durar mucho. Un verdadero minuto dura una eternidad”, comenta Arthur. Entonces el audio se suprime por completo, hasta que al cabo de 36 segundos el propio Arthur decide que ya es bastante y vuelve el sonido. Aunque no es tan famosa como las anteriores, la secuencia más bella del filme es la del metro. En ella Odile canta “J´entends, j´entends”, una canción de Jean Ferrat cuya letra es un poema de Louis Aragon.

Uno de los recursos que Godard emplea para liberar la sintaxis y el lenguaje del cine es la inclusión de un narrador omnisciente, que aparece y desaparece a su antojo. Este interrumpe la acción, opina sobre ella, nos revela los pensamientos de los protagonistas, proporciona información a los espectadores que han llegado tarde y nos cuenta lo que pasa más allá de las escenas. Por ejemplo, en la escena del baile en sus varias interrupciones expresa: “Ahora es tiempo para abrir un segundo paréntesis y describir los sentimientos de los personajes. Arthur sigue mirándose los pies, pero su mente está en la boca de Odile y sus románticos besos. Odile se pregunta si los chicos notan sus pechos moviéndose bajo su suéter. Franz piensa en todo y en nada. Se pregunta si el mundo se está convirtiendo en un sueño o el sueño… en el mundo”. Otras veces las intervenciones del narrador son humorísticas. “Entonces bajaron al centro de la tierra”, dice, aunque lo que Odile y Arthur hacen a continuación es descender por la escalera de la estación del metro. Y al final, cuando Odile y Franz van en el barco hacia “los países cálidos”, promete que contará sus aventuras en una próxima película, rodada en cinemascope y tecnicolor.

Anna Karina, Claude Brasseur y Sami Frey realizan unas interpretaciones espontáneas, imprevisibles, ajenas a cualquier norma académica. En especial, se destaca del trabajo de la primera, entonces musa y esposa de Godard. Como otros aspectos del filme, los actores proyectan una imagen que lleva a pensar que buena parte de lo que hacen en la pantalla es producto de la improvisación. Pero lejos de eso, Banda aparte fue resultado de una calculada planificación. A propósito de ese punto, Godard declaró en una entrevista: “Improviso, sin duda, pero con un material que viene dado anteriormente. A lo largo de los años se van reuniendo montones de cosas y, en determinado momento, se introducen en lo que se está haciendo (…) Desde luego, se puede modificar alguna parte; pero una vez que se ha comenzado a rodar, hay que reducir los cambios al mínimo; de lo contrario, es catastrófico”.

Godard, que hasta hoy se mantiene en activo como director, fue uno de los miembros más experimentales y contestatarios de la nouvelle vague. Eso hace que muchos títulos de su extensa filmografía no sean del agrado del gran público, que los tacha de intelectuales y aburridos. Mas no es cuestión ahora de entrar en ese terreno. En todo caso, ya señalé que Banda aparte es su obra más asequible. Destila un puro goce de filmar, algo que además es compartido con el espectador. Desde sus primeras imágenes es cine espontáneo, imaginativo, alejado de convencionalismos y técnicas al uso. Ya no se hacen películas así.


Cartel del filme de GodardGalería

Cartel del filme de Godard.

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Banda aparte de Jean-Luc Godard (Francia, 1964)

Bande à part (en español, Banda aparte) es una película francesa dirigida por Jean-Luc Godard de 1964. La historia, que adapta la novela estadounidense Fool's Gold, de Dolores Hitchens, es una mezcla de cine negro, comedia y drama. El propio Godard la describió como “el encuentro entre Alicia y Franz Kafka”. Es una de las películas más destacadas de la nouvelle vague francesa

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