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El amor me absolverá, Isabel Custodio

La española Isabel Custodio escribe un libro sobre su romance con Fidel Castro

'El amor me absolverá' ha sido publicado recientemente en México.

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AFP/ México. Isabel Custodio era una adolescente cuando conoció a Fidel Castro en 1956 en México, pero se hizo mujer cuando le dijo no a su propuesta de matrimonio, poco antes de que el entonces joven revolucionario zarpara a bordo del Granma, rumbo a Cuba para hacer su revolución.
Cinco décadas después, Isabel Custodio se niega con una sonrisa a dar su edad, y dice que no se arrepiente de nada de lo que vivió.
"En ese momento yo era una cuerda tirante, que de repente se rompe. Sí, eso fue lo que sucedió", explica a la AFP, recostada en un sofá de su casa en la capital mexicana.
Isabel Custodio aguardó 50 años para explicar su historia. "Porque así tenía que ser", dice, y para reafirmar su opinión, tituló su libro, recién publicado en México, con una frase premonitoria y muy castrista: "El amor me absolverá".
"Yo sentía que era una carga muy fuerte. Además, también estaba la incertidumbre cuando ellos desembarcaran (en Cuba). Lo más seguro era que a todos los mataran, como luego mataron a más de la mitad. Fidel se salvó de casualidad", recuerda.
A mediados de los años cincuenta, Custodio —hija de republicanos españoles— estudiaba Filosofía, y era feminista y militante en sus ratos libres con sus compañeras de universidad.
Castro acababa de llegar a México tras el fallido asalto al Cuartel Moncada. Se conocieron en una cárcel. Isabel Custodio llegó acompañando al entonces reportero Néstor Almendros, interesado en escribir un artículo sobre esos jóvenes compatriotas suyos dispuestos a todo para acabar con Batista.
Fidel Castro no llegó a cruzar una palabra con ella, pero en cuanto salió de la cárcel, fue a buscarla a su casa. La llevó a la universidad en coche, le explicó que iba a hacer la revolución en su país y le pidió su mano, sin más, aseguró Isabel.
"Yo creo que lo que pasó entre nosotros fue una conjunción de dos cosas; nos encontramos como dos exiliados, en un mismo país, con las mismas ideas, y luego… pues el flechazo", resume Isabel.
Con 30 años, divorciado y un hijo, ese romance no era el primero para Fidel Castro, ni sería el último.
Pero para la joven Isabel Custodio significó una aventura agotadora de nueve meses, en la que peleó y obtuvo el acuerdo de sus padres, hizo de su casa un arsenal y ayudó a obtener dinero para la tan ansiada revolución.
"Ahora todo el mundo exclama: '¡Conociste a Fidel, al Che!'… Pues sí, pero en ese momento no eran nadie. ¡Eran unos muertos de hambre!", asegura riendo.
"Nunca tuve miedo de él, porque tiene dos personalidades; una, la que todos conocen, y la intimidad. Y yo supe distinguir", dice.
Los soldados de Batista no hacían diferencias, y un brutal secuestro estuvo a punto de costarle la vida a Isabel Custodio.
El rescate, digno de una película, lo protagonizó el propio Fidel Castro y sus compañeros a tiro limpio, según narra Custodio en su libro.
Pero luego algo se rompió en su interior. Los preparativos de la boda avanzaban. "Temblaba, sí, es cierto", recuerda ahora, bajando los ojos.
El Che y el hermano de Fidel, Raúl Castro, rondaban acechantes. "Por el bien de la propia Revolución, ¡déjalo libre!", explotó en un momento dado el argentino, según el libro.
Fidel Castro era la mejor baza del Che para sus sueños revolucionarios latinoamericanos. "No le guardo rencor, tenía razón", asegura Isabel, aunque su voz vuelve a vacilar.
Horas antes de la boda, la novia dijo "no" sollozando, y Fidel Castro se retiró sin decir una palabra de la habitación. ¿Por qué? "Pregúntele a él", replica Isabel.
Castro llegó a Cuba y triunfó. Luego llegaron otros romances, y su actual matrimonio con Dalia Soto del Valle.
Isabel Custodio se casó también, cinco veces en total. Rodeada de fotografías de hijos y nietos, confiesa que no volvió a conocer a alguien como Castro.
Se niega a decir si lo volvió a ver. "Tengo algo que sólo yo sé. Pero a los seres humanos les ponemos lo que nosotros queremos. Y ellos, Fidel, el Che, eran seres increíbles, pero como tú y yo", reflexiona.
"Me imagino que él lo sabe, porque era, es, un hombre inteligente", agrega