Al que le tocó, le tocó

Después de más de 20 años dedicados al béisbol, Esteban Lombillo conectó su primer gran batazo en la pelota de la Isla, al guiar exitosamente a los Vaqueros de la provincia La Habana en el triunfo de la 48ª Serie Nacional.

Lombillo, ex jugador de su provincia, nunca logró dar un jonrón en las contiendas nacionales, ni siquiera un tubey, y mucho menos participó de la euforia contagiante de un miembro del equipo ganador de un torneo. Sencillamente, "era un out vestido de pelotero".

En su corto periplo, aparecen dos series nacionales con intervención en 53 juegos, la mayoría de las veces sentado en el banco mirando y oyendo, oyendo y mirando, como corresponde a los que no llegan al estrellato.

Existen jugadores a quienes sus entrenadores dedican horas y horas para intentar mejorar su ofensiva, y como durante los juegos permanecen casi todo el tiempo en el dugout, prestan atención y observan lo que indican sus directores técnicos y el resto de los especialistas que le acompañan. Lombillo era de los que no jugaba, pero captaba lo que ahora ha desarrollado como guía.

Al parecer, "su estrella" era para conducir conjuntos, porque desde que le dieron las riendas de la novena que sus vecinos llaman "Habana Campo", ha llegado cinco veces a los play-offs y ahora quitó del medio a todas las novenas que poseían mánagers que antes fueron superastros de los equipos Cuba.

Ni magia negra ni nada

Cuando se dieron a conocer los mentores de los 16 equipos para el evento recién finalizado, Lombillo era uno de tres o cuatro sin "resumés" brillantes. Tuvo de contrarios en esta edición a ex peloteros geniales como Luis Giraldo Casanova, Germán Mesa, Juan Castro, Antonio Pacheco, Luis Ulacia, Ermidelio Urrutia y Agustín Lescaille, y a catedráticos a la hora de capitanear equipos de pelota, como Eduardo Martín y Héctor Hernández.

Al parecer, algunos o muchos niegan que el hombre conozca del deporte de las bolas y los strikes. Y no es cuento. Tras la derrota inesperada de Pinar del Río en esta postemporada frente a los Vaqueros, el periodista Glauber García Lara, en el diario El Guerrillero, de la capital vueltabajera, al referirse al piloto habanero, al revés de los ahijados de Casanova, señaló: "Muchos afirman que Lombillo recurrió a recursos místicos y sobrenaturales".

En el lenguaje de la calle, eso significa que "El Lombi" se vale de la brujería y la hechicería para ganar los juegos difíciles. ¡Qué casualidad! En 1990 y 1991, Gerardo Sile Junco, que nunca participó en los torneos oficiales, triunfó al frente de Henequeneros y le encasquetaron el mismo remoquete.

A Junco le dieron las riendas de Henequeneros porque existía un caos dentro del elenco yumurino, donde varios atletas campeaban por sus respetos. Sile había sido vencedor cinco veces seguidas del campeonato provincial con la novena de Limonar, en Matanzas, y se sabía que este moreno, grande y fuerte, y del mismo color negro intenso que Lombillo, no toleraba las desobediencias de muchísimos peloteros: lo mismo los mandaba para el banco que era capaz de intercambiar golpes con cualquiera.

No había "magia negra" ni trapacerías de ningún tipo: aplicaron ciertas técnicas de acuerdo con sus recursos. Lombillo, que es hábil, recogió las experiencias conocidas de que una novena con buen pitcheo domina a los que se apoyan en la ofensiva.

Le tocó participar como jugador en un colectivo que bateaba mucho pero carecía de lanzadores de calidad. Ahora, junto a un grupo valioso de entrenadores, ha logrado reunir a un equipo poderoso de pitchers en un conjunto donde no hay atletas que se consideren superiores a otros.

La tapa al pomo

En las Grandes Ligas, varios directores recientes han sido peloteros sin notoriedad. En el año 2007, fueron a la postemporada Terry Francona (Boston), Eric Wedge (Cleveland), Bob Melvin (Arizona) y Clint Hurdle (Colorado). La tapa al pomo se la pusieron los que fueron a la Serie Mundial de 2008. Charlie Manuel, que obtuvo el título con los Filis de Filadelfia, compiló un pobre 198 de average en seis campañas como jardinero, y su oponente, Joe Maddon, del Tampa Bay, jamás se puso un uniforme en la Gran Carpa.

En septiembre se desarrollará un mundial de pelota en varias ciudades europeas y no tendría nada de particular que Esteban Lombillo sea candidato de fuerza para dirigir la selección nacional.

Por este año, las luces del estadio del Cerro se apagaron antes de tiempo, y las del parque Guillermón Moncada, un poco después. Los galardones máximos de la pelota de la Isla no pertenecen a Ciudad de La Habana, Santiago de Cuba, Pinar del Río o Villa Clara.

En los últimos días, los 19 municipios de "Habana Campo" han estado desbordados de júbilo, con su fanaticada coreando: "Al que le tocó, le tocó, y Lombillo fue el que ganó".

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