Con las manos vacías

Como si fuera una copia de lo ocurrido en los últimos cuatro años, Cuba no pudo obtener el oro en la Copa Mundial de Mayores efectuado en Europa, ni en el Mundial 15-16 años, que se hizo en México.

En la lid del Viejo Continente, una nueva selección norteamericana, integrada por peloteros de Doble y Triple A, superó a la escuadra isleña, que durante todo el torneo dejó ver su debilidad ofensiva ante rivales a los que acostumbraba vencer por resultados abultados hasta hace pocos años.

Del elenco de Estados Unidos, llamó poderosamente la atención que ninguno de sus jugadores tuviera un historial de líder en bateo, jonrones o impulsadas, ni en pitcheo en el promedio de carreras limpias o en juegos ganados, en los torneos de las cinco Ligas Menores (dos de Triple A y tres de Doble A), según indican las estadíasticas que aparecen en el sitio web de las MLB.

No obstante, todos son seguidos con atención por las organizaciones de Grandes Ligas, ya que varios tienen condiciones sobradas para llegar a la Gran Carpa, probablemente en un par de años, tal y como ocurrió con los que actuaron y derrotaron a Cuba en 2007.

Algunos de ellos militaron en el equipo norteamericano que jugó contra el denominado Resto del Mundo en el Juego de Estrellas de Ligas Menores, realizado hace dos meses. Es el caso de Justin Smoak, Pedro Álvarez, Jason Castro, Brad Lincoln, Trevor Reckling y Terry Tiffee. Este último es el único sobreviviente de eventos anteriores.

Cuba llevó a los mejores peloteros de la pasada Serie Nacional, entre los que estaban varios de gran experiencia en torneos internacionales, como los veteranos lanzadores Pedro Luis Lazo y Norge Luis Vera, el receptor Ariel Pestano y el antesalista Michel Enríquez.

Los más jóvenes

Estados Unidos también superó a Cuba en el Campeonato Mundial, categoría 15-16 años, desarrollado en Taipei de China hace más de un mes. En el juego final, la selección de la Isla ganaba 6 a 5 en el cierre del octavo capítulo, pero en la parte alta del noveno episodio sus rivales marcaron dos anotaciones para vencer 7-6 y llevarse así el trofeo principal.

La cadena de derrotas de la escuadra se amplía en la discusión del galardón principal, ya que en 2008 fueron superados en la Olimpíada de Beijing y el Mundial Juvenil (tercer lugar). También en el Torneo de Haarlem, en Holanda, frente a un plantel universitario norteamericano, y en el Clasificatorio para el Mundial 15-16, que tuvo lugar en Veracruz, México.

Como se recordará, en 2007, Estados Unidos superó a Cuba 6 a 3, en el juego por las preseas doradas en la Copa del orbe celebrada en Taiwán, pero los reveses continuados de los cubanos se remontan a 2006, con las derrotas en la Semana de Haarlem, el Mundial 15-16 en Venezuela, el Mundial Universitario, el Torneo Eliminatorio por América para la Olimpíada 2008 y el Mundial Juvenil.

La única victoria cubana en 2006 se consiguió en la XVI Copa Intercontinental en Taipei de China, al sudar la gota gorda frente al débil equipo de Holanda, al que superó 6 por 3 en 11 capítulos.

Después de los Juegos Olímpicos de 2000, la escuadra nacional fue renovada por el retiro de varios de sus miembros estelares. Todo parece indicar que llegó el momento de sustituir a los más veteranos, aunque los que llegaron no han podido calzar los spikes de los Kindelán, Pacheco y otros de décadas anteriores.

Nadie puede dudar que los contrarios de Cuba han subido la parada con la entrada y preparación de profesionales, aunque no son los estelares de sus países respectivos.

El regreso de las series selectivas con seis equipos y los mejores 180 jugadores sería una alternativa a la falta de fogueo necesaria para retar con algún éxito a los peloteros rentados.

Un elemento de peso en la pelota cubana sería elevar considerablemente los salarios a los peloteros, para intentar frenar el éxodo de atletas en busca de una mejor remuneración y el ansiado y valedero deseo de jugar en las Grandes Ligas.

El elenco nacional sumó otras dos derrotas en los Clásicos Mundiales de 2006 y 2009, pero una buena parte de los analistas siempre consideraron que no tenían posibilidades de obtener el lugar cimero ante la fuerza de los contrarios reconocidos, que también entrenaron fuertemente para esas competiciones.

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