Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Béisbol

Sin oro a la vista

El haber logrado un solo éxito en los últimos torneos internacionales debería poner a pensar a los responsables del deporte en las claras debilidades de la selección.

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El béisbol cubano cerró su calendario internacional de 2009 sin obtener medallas de oro, algo similar a lo ocurrido en 2008, y salvó la honrilla en 2007, al triunfar en la Copa Intercontinental desarrollada en Taipei de China.

Fueron diez los torneos programados en los últimos tres años por la Federación Internacional de ese deporte. El haber logrado un solo éxito habla claro de la crisis por la que atraviesa nuestro pasatiempo favorito.

Como en el caso del equipo superior, los de las demás categorías tampoco subieron al podio principal. Se quedaron con las ganas los juveniles, universitarios, los de 15-16 años, y hasta un equipo femenino que sufrió un insoportable último lugar en 2006.

Tres décadas atrás

En 1969, el elenco tricolor comenzó a tejer una persistente cadeneta de victorias, casi sin contratiempos, que se extendió hasta 1999. Pero en 2000, durante la Olimpiada de Sydney, una novena estadounidense integrada por atletas de Doble y Triple A propinó un revés que, bien puede decirse, cambió el rumbo sin que los de la Isla pudieran volver a enderezarlo.

La aparición del bate de madera en esa confrontación y la entrada de profesionales, más la ayuda total que dan las Grandes Ligas, fueron algunas de las causas.

Enfrentar ahora a norteamericanos, japoneses y coreanos, que antes eran apaleados en las contiendas amateurs, es arduo. Aprendieron que para ganar hay que ir bien entrenados, fogueados y con jugadores de buen nivel.

En lo que al béisbol de mayores se refiere, "la pelota cubana está en picada desde 1997", según Orlando Chinea, entrenador de pitcheo con experiencia también en Japón. "A partir de ese año, y sin saber a ciencia cierta el motivo, el organismo deportivo retiró a 56 peloteros experimentados y creo un vacío enorme".

"La lista de los jugadores que desde ese año se ha evadido del país pasa la cifra de 150, sin incluir los que vinieron para Estados Unidos un poco antes, y con esas pérdidas es difícil competir con calidad", consideró Chinea, que actualmente radica en Tampa, Florida, donde enseña a jóvenes peloteros.

La escasa remuneración que reciben los jugadores en la Isla y sus problemas sociales, forman parte del problema que provoca la partida de talentos en busca de un béisbol superior, donde puedan demostrar sus habilidades con mejor compensación.

Edilberto Oropeza, un lanzador zurdo de Matanzas, estuvo en cinco Series Nacionales y después militó ocho años en Ligas Menores; posteriormente participó de 2001 a 2004 como relevista en las Grandes Ligas. "Muchos peloteros cubanos de décadas anteriores acumularon años de experiencia y ello les proporcionaba un techo alto, quizás de un tipo mejor que Doble A, superior al resto de sus compañeros de Series Nacionales; sin embargo, afrontaban muchas dificultades cuando les lanzaba un tirador universitario de condiciones", señaló.

Comparaciones lógicas

Esos elementos de juicio hacen recordar a lanzadores que en diferentes etapas vencieron o perdieron contra equipos Cuba. "Entre los pitchers más difíciles que encontró la selección nacional estuvo Burt Hooton, un tirador universitario. También entre 1987 y 1991, el poderoso equipo nuestro encontró fuerte oposición frente a otros jugadores universitarios como Jim Abbott, Robin Ventura, Tino Martínez", recordó Orlando Chinea.

En la Olimpiada de 2000, los estadounidenses subieron la parada, llevaron un equipo bien preparado y superaron en el juego clave a Cuba 4x0. "El lanzador victorioso fue Ben Sheets, un desconocido de Triple A que dejó a los cubanos en 3 hits y le repartió 12 ponches", resaltó el técnico villaclareño.

En 2008, la selección fue al Torneo de Haarlem y cayó en el juego decisivo, nuevamente ante universitarios que entrenaban con vistas a la Competencia Mundial. En otros campeonatos, los tiradores nipones Daisuke Matsuzaka, Hisashi Iwakuma y Toshiya Sugiuchi, fueron puro veneno frente a los bateadores cubanos, al igual que el sudcoreano Ryu Hyunjin y, más reciente, los norteamericanos Cory Luebke y Brad Lincoln.

Más eslabones perdidos

Otras piezas sueltas de la compleja pelota cubana giran alrededor de la poca calidad de los torneos juveniles.

Los jugadores que llegan a Series Nacionales se extraen de esos certámenes, que duran unos 10 días sin confrontaciones previas de calidad, ya que los participantes son exclusivamente alumnos de escuelas deportivas provinciales, donde muy pocos jugadores pueden ingresar.

En comparación, en Japón existen más de 4.000 equipos amateurs y semiprofesionales, sin contar las Ligas Mayores. En USA hay más de 500 universidades que poseen equipos amateurs y otros 300 conjuntos aparecen por arriba en las sucursales del Big Show. Rivalizar con ese engranaje no es cosa fácil.

A corto plazo, Cuba tiene que replantearse sus métodos y sistemas y tratar de elevar su categoría hasta Triple A para la selección mayor; aunque, de acuerdo con lo planteado recientemente en el sitio digital oficial Cubadebate, habrá "que comenzar a acostumbrarse psicológicamente a que en el béisbol, como en cualquier deporte, vamos a ganar y perder".


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