Actualizado: 01/05/2024 21:49
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Béisbol: Grandes Ligas

Sustancias prohibidas

Llega el momento de sancionar a los culpables de dopaje, que no son solamente los atletas.

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Como cada año, cuando se acerca el mes de febrero, los seguidores del béisbol de Grandes Ligas han buscado con mucho interés las noticias relacionadas con la apertura de los campos de entrenamiento en la Florida y Arizona, para conocer de primera mano las nuevas figuras canjeadas o firmadas a través de la agencia libre por los 16 equipos.

Sin embargo, la atención mayor se la han llevado los titulares de prensa sobre las investigaciones del uso de substancias prohibidas por determinados jugadores, entre ellos, algunos que han establecido récords de bateo y pitcheo para elevar su rendimiento deportivo.

Las informaciones sobre el tema aumentaron tras divulgarse el ahora llamado "Reporte Mitchell", en el que aparecen nombres de 86 peloteros profesionales que usaron presuntamente ese tipo de sustancia.

El mundo beisbolero exige que el deporte de las bolas y los strikes sea un juego limpio, como también deben serlo el atletismo, el ciclismo y otros que han sido minados por algunos deportistas.

Al parecer, llegó el momento de poner al desnudo y sancionar a los culpables, que no son solamente los atletas. Deben ser condenados, además, los laboratorios suministradores, profesionales de la medicina, entrenadores y todos lo que han ayudado a que algunos ases del músculo busquen en determinados medicamentos mejorar los resultados que no pueden obtener con la práctica sistemática.

Las trampas y los tramposos

El dopaje para elevar el rendimiento deportivo constituye una trampa en sus distintas variantes, pero en el béisbol esto no comenzó hace una decena de años. No fue con los métodos sofisticados de ahora, pero los farsantes han "campeado por su respeto" durante mucho tiempo, generalmente con el beneplácito popular.

Por citar algunos ejemplos, se han edificado estadios con las vallas más cerca del home, para que los jugadores locales puedan batear mayor cantidad de jonrones. En diferentes partes del mundo, existen terrenos donde se ha elevado la altura del box para favorecer a determinados pitchers. Hay quienes han acortado las distancias entre las bases, para que uno o más peloteros veloces puedan robar más.

Cuando un manager permite que sus jugadores utilicen bates sin las medidas reglamentarias o de un tipo de madera no reconocida, se comete fraude.

Se conocen anécdotas de lanzadores que utilizaron durante casi toda su carrera la llamada "bola de saliva", que no era más que un escupitajo repartido en la esférica que provoca que la bola se deslice de forma distinta al hacer contacto con el bate. Hay peloteros que han utilizado el bate relleno de corcho para aumentar la velocidad y la distancia recorrida por sus conexiones. Infinidad de escritos reflejan cómo determinados atletas afilaban sus spikes para intimidar a los oponentes cuando los primeros se deslizaban intrépidamente en las almohadillas.

Sin ir más lejos, un ex lanzador del Big Show me contó que en 1974 un famoso tercera base le pidió que le enviara la esférica para quitarle el brillo. Tremenda sorpresa se llevó el antesalista cuando al tomar la pelota en sus manos, se encontró con un tremendo salivazo que, como por encanto, se había depositado en su mano derecha. El pitcher se quedó estático, mirando fijamente a su compañero de equipo, que entonces se percató de la situación. Una risotada del estelar pelotero y la devolución de la pelota fue todo lo ocurrido ante más de 30.000 espectadores, que nunca supieron el porqué de aquella carcajada en un momento tan dramático del partido.

Y aunque no corresponde al juego de pelota, en fecha tan lejana como 1964, durante la Olimpiada de Tokio, un conocido ciclista europeo fue agarrado con las manos en la masa. Durante un tiempo lideró diversas carreras en el Viejo Continente y al azar le realizaron pruebas de dopaje que siempre daban negativas. Poco después de ganar una medalla de oro en la magna cita, se le repitió el examen. El pedalista fue al baño y regresó con un frasco que contenía su muestra. El oficial que le esperaba afuera, llevó la micción al laboratorio y los investigadores demostraron que era orina de mujer. No quedó más remedio al deportista que confesar que llevaba en sus calzones un pequeño frasco con orina de su esposa.

Todo parece indicar que este febrero, el mes más frío del año por estos lares, estará muy caliente con las sustancias prohibidas y sus consumidores beisboleros.


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