Actualizado: 01/05/2024 21:49
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Béisbol: Clásico Mundial

Derrota ante Puerto Rico

Los boricuas se imponen 12 x 2 y hacen realidad la peor pesadilla cubana.

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Era el partido más esperado del Grupo C. Era el partido en que se enfrentaban los equipos que habían salido invictos de las dos primeras rondas del torneo.

Pero lo que se suponía que iba a ser un excelente duelo de béisbol terminó siendo una paliza. El conjunto de Puerto Rico destrozó en siete entradas a la selección nacional cubana, y ni siquiera tuvo que esforzarse demasiado para ello.

El marcador, 12 x 2, refleja la derrota más abultada del equipo cubano desde que el régimen de Fidel Castro decidiera darle la espalda al mundo profesional del béisbol. Ha habido que esperar casi cincuenta años, y ha llegado en el primer encuentro contra un rival de envergadura.

Un batazo de Bernie Williams en la segunda entrada bastó para dejar atrás los "gloriosos años" en los que la selección nacional barría a conjuntos amateurs de todo el mundo. La realidad es mucho más cruda. Fuera de la burbuja propagandística del castrismo, el equipo nacional se vio desamparado y sin respuesta ante una novena que le arrolló en todos los ámbitos del juego.

Tras más de cuatro décadas de politización de la vida cubana en general, y en especial del deporte y del béisbol, se hace muy difícil para los aficionados obviar tras el partido un enfoque desde esta perspectiva. Y lo que acaba de pasar, impensable en un año como 1959, dice mucho de la situación actual del país.

El partido

Tres batacazos —los jonrones de Bernie Williams, Alex Cintron y Carlos Beltrán— fueron lo más destacado de una ofensiva boricua que disparó diez hits y recibió la friolera de ocho boletos.

Fue Williams quien abrió el marcador en la parte alta de la segunda entrada al despachar un lanzamiento del abridor cubano, Yuliesky González, por encima de la valla del jardín derecho. Alex Cora había bateado antes un indiscutible, así que el jonrón de quien en los últimos años fuera el jardinero central de los Yankees de Nueva York valió dos carreras.

En la parte baja de esa misma entrada, Cuba recortó la ventaja boricua a la mitad. Un indiscutible de Osmany Urrutia trajo al plato a Ariel Borrero, quien antes se había envasado al disparar un imparable. Los cubanos pudieron hacer más daño, pero un toque de bola del receptor Ariel Pestano para avanzar a los corredores terminó siendo un inofensivo fly a tercera que prácticamente mató la posibilidad del rally.

En el tercero, el lanzador Luis Borroto dominó de uno, dos y tres, y pareció haberse hecho con el control de la situación. Pero en el cuarto los boricuas se desataron. Alex Cintron despachó un jonrón por el jardín derecho con hombre en primera para poner el partido 4 x 1.

Seguidamente, un error de Borrero en la inicial y bases por bolas a Iván Rodríguez y Carlos Beltrán sentaron las bases para que un nuevo boleto a Eduardo Pérez, hijo del cubano miembro del Salón de la Fama, Tany Pérez, impulsara otra, y José Cruz Jr disparara cañonazo al izquierdo y pusiera el juego 7 x 1.

Hasta la cuarta entrada, los lanzadores cubanos habían regalado ya siete bases por bola.

En el quinto, se repitió la pesadilla. Imparables de Josué Matos, quien robó segunda, y de Cintron, que le empujó, fueron seguidos por otros de Cora y de Molina, y por el jonrón de tres carreras de Carlos Beltrán, que puso el juego 12 x 1.

A partir de ese momento, los boricuas le dieron paso a los jugadores del banquillo, y Cuba no pudo hacer nada ante los envíos del abridor Dicky González, quien se alzó con la victoria, y de los relevistas Matos, Collazo, Santiago y Carrera, quienes apenas permitieron cuatro hits, uno de ellos un doble de Frederich Cepeda y un triple de Michel Enriquez.

Ninguno de los seis lanzadores utilizados por el mentor Higinio Vélez en el partido tuvo una actuación ni siquiera meritoria. Son, sin duda, jugadores jóvenes y con talento, pero ante los bateadores boricuas, todos miembros de equipos de Grandes Ligas, se vieron a la defensiva, descontrolados y un tanto dominados por la situación.

Cuba anotó su segunda carrera en el séptimo episodio gracias al triple de Enrique, después de que el lanzador puertorriqueño José Santiago fuera expulsado del partido por pegarle un pelotazo al emergente Juan Carlos Moreno. Anteriormente, los serpentineros cubanos habían hecho lanzamientos demasiado cerca de las cabezas de los boricuas Iván Rodríguez y Ricky Ledee, y ambos managers habían sido advertidos.

Segunda ronda del torneo

A pesar de la derrota, Cuba se ha clasificado para la segunda ronda del torneo, en la que se enfrentará, el domingo, a Venezuela. Seguidamente volverá a toparse con los puertorriqueños y, finalmente, lo hará ante el peligroso conjunto de la República Dominicana.

Las esperanzas de Cuba en esta segunda fase, aunque reducidas, se basan en extraer lo mejor de las cualidades del equipo: juventud, disciplina, cohesión.

Además de a sus rivales, los cubanos tendrán que enfrentarse a sí mismos, a la presión que los jerarcas políticos de La Habana siempre han puesto en un deporte, el béisbol, que hoy se ha vuelto una metáfora más de su gran fracaso.