Rigondeaux sigue sin trabajo y esperando que las autoridades decidan su suerte

Un mes después de regresar a Cuba deportado por Brasil, Guillermo Rigondeaux, considerado el mejor boxeador cubano del momento, doble campeón olímpico y mundial, está apartado del deporte, sin trabajo, ignorado por las autoridades del país e "inquieto" por su futuro.

"No estoy haciendo nada", dijo Rigondeaux en una entrevista concedida a la agencia EFE en la que admitió que se encuentra "inquieto, nervioso", ante la falta de una decisión por parte de los responsables del deporte cubano sobre su carrera como boxeador.

Rigondeaux, de 26 años, y el campeón mundial del peso welter Erislandy Lara, de 22, abandonaron el 22 de julio la delegación cubana que participaba en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro, en Brasil, con un cazatalentos que les hizo una oferta para pasar al profesionalismo con una empresa alemana.

Pocos días después fueron detenidos por la policía brasileña y repatriados, tras afirmar que estaban arrepentidos y pedir regresar a la Isla.

"Ha pasado un mes, pienso que ya se debería haber determinado", dijo Rigondeaux y reiteró que él y Lara regresaron voluntariamente a Cuba.

Desde que volvió a la Isla, el pasado 5 de agosto, ninguno de sus entrenadores ha pasado por su domicilio, en las afueras de La Habana, y apenas ha estado "con un par de compañeros conversando".

"No han venido aquí porque no han querido", lamentó el boxeador, "saben donde vivo y pasan por ahí —dijo señalando a la puerta de su vivienda— y yo estoy aquí en mi casa...".

"¿Qué puedo hacer yo?, estoy esperando en la mayor disposición", agregó el púgil, y dijo que desde hace un mes "corre un poquito", y se mantiene activo porque tiene material técnico para continuar los entrenamientos, aunque admitió que necesita hacer preparación física para recuperar la forma.

Rigondeaux apuntó que "hace tiempo" que no ve a Lara "porque él es de Guantánamo".

La deportación de los púgiles cubanos provocó un gran revuelo en Brasil, hasta el punto de que una comisión legislativa viajará a Cuba para conversar con los deportistas e intentar aclarar algunos "puntos oscuros".

Rigondeaux se ha enterado de la noticia por la Embajada de Brasil en La Habana que, explicó, les informó sobre la decisión de la Cámara de Diputados de ese país y les manifestó que con él y Lara "no había ningún problema" e incluso podían regresar al país sudamericano si les "dieran la oportunidad".

Tras el regreso de Rigondeaux y Lara a la Isla, Fidel Castro, que antes les había llamado traidores, dejó claro que no volverían a formar parte de una delegación del país en un evento internacional.

"Nosotros éramos el ejemplo ahí (en la delegación cubana en los Panamericanos), y éramos oro seguro, fue una indisciplina", dijo Rigondeaux sobre su conducta, pero calificó de "mentira" las versiones acerca de su intención de desertar y firmar un contrato con una compañía alemana.

"La cuestión es que nosotros viramos para la patria, nunca quisimos quedarnos y ellos (las autoridades) tienen personas para explicarle y se sabe si uno dice la verdad o no. Pero no han dicho más nada", afirmó.

"Yo he estado en 80 países y siempre volví, tuve muchas oportunidades para marcharme, pero volví", insistió.

Sobre la decisión de las autoridades deportivas cubanas de no acudir al próximo Mundial de Boxeo, en Chicago (Estados Unidos), sostuvo que son "orientaciones de los superiores y, si dicen que no se va, ya nadie puede decir más nada".

"No se sabe qué hubiera pasado", si él y Lara no hubieran protagonizado el incidente en Brasil, reconoció Rigondeaux, quien todavía tiene esperanzas de que le den la oportunidad de ir a los Juegos Olímpicos de Pekín, el año próximo, y todo vuelva a ser "como siempre".

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