Actualizado: 29/04/2024 20:56
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Querella criminal contra Fidel Castro

Texto íntegro de la demanda judicial presentada el 14 de octubre de 2005 por la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba ante la Audiencia Nacional de España.

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Poco después Manuela Calvo fue trasladada por primera vez a Guanajay, donde permaneció varios meses encarcelada en las condiciones más inhumanas y miserables que se pueden imaginar. Cabe destacar el testimonio de Manuela Calvo referente a su estancia en la cárcel de Guanajay:

"…allí pasamos tres meses engaleradas y sin visita, sin salir ni ver el sol. El único alimento era un panecito duro y un pozuelito de agua de frijol que nos daban a las tres de la tarde… hasta el próximo día a las tres de la tarde…".

El traslado a la cárcel de Baracoa se desarrolló de nuevo en las condiciones tan infrahumanas que se describen a continuación: "Las agarraban por brazos y piernas y como a puercos las tiraban en camiones-rastras cerrados herméticamente, sin que ellas pudieran ver para afuera y tampoco ser vistas".

Cabe destacar el testimonio siguiente: "…Empezamos a gritar que tenían que fumigar; mientras tanto, nosotras les echábamos agua caliente a los sucios camastros para matar las cucarachas, que no se morían ni a golpes. Eran militares. Y del piso, del hueco para hacer nuestras necesidades, salían hurones enormes. Nunca habíamos visto unos animales así. Era muy peligroso agacharse hasta para orinar porque, de pronto, del hueco te saltaba un hurón…".

"…Nos tuvieron 48 días comiendo carne rusa y plátano verde, duro y frío. La carne, de osos, tenía una peste tan hedionda que sólo por hambre se podía tragar… nos la daban según venía en la lata. Llegó el momento en que se hizo inaguantable el comer aquello y dimos un toque de lata en protesta. Como castigo nos tuvieron 17 días sin agua, y nosotras, 17 días tocando lata…".

NOVENO.- La "Fundación para los Derechos Humanos para Cuba" también recogió la denuncia de otro hecho más, el hundimiento intencionado de un remolcador, el "13 de marzo", que se produjera por patrulleras del Gobierno Cubano y que produjo la muerte a 42 personas.

El 13 de julio de 1994, 72 personas decidieron intentar escapar del régimen político establecido en la Isla. De las 72 personas que embarcaron aquel día, perecieron ahogados 42, de las que 23 eran niños (un recién nacido y otros cuyas edades oscilaban entre los cinco y los diez años).

Es importante señalar que estas personas intentaron huir en un momento en que las autoridades de Cuba ponían todo tipo de trabas para intentar impedir estas salidas ilegales. Es un hecho que ésta no ha sido la única vez que las autoridades de Cuba han hecho uso excesivo de la fuerza para impedir las salidas ilegales por mar, poniendo en peligro la vida de civiles desarmados, mujeres y niños.

Los hechos transcurrieron así: a las 3.15 horas del día 13 de julio de 1994, el remolcador "13 de Marzo", pilotado por el propio capitán del mismo y Director de operaciones del puerto, Sr. D. Fidelio Rainel Prieto, salía del Puerto de La Habana como usualmente hacía para traer a puerto, algún barco que se aproximaba al mismo. Al paso de Capitanía, casi en la salida de la bahía, se acercó un primer barco que venía a atacar la embarcación, expulsando potentísimos chorros de agua como los usados para apagar los incendios.

La tremenda presión del agua, hizo que saltaran por el aire los cristales y puertas de la embarcación. Ante eso, las mujeres con los niños en sus brazos salieron a cubierta para que los agresores pudieran apercibirse de que la mayoría de los que allí viajaban eran precisamente mujeres y niños. Ese hecho no impidió que continuasen su actuación.

La gente comenzó a gritar que no prosiguieran, que se entregaban, pero fue inútil. Días antes, dos barcos pequeños con pasajeros habían cruzado la bahía consiguiendo escapar, y sin duda este hecho requería una actuación contundente y ejemplarizante. La fuerza de los chorros de agua a tan enorme presión, arrojaba a las personas fuera de la embarcación, cayendo al mar. El capitán procuraba realizar maniobras de protección, pero no podía evitar el ataque sistemático de que era objeto el remolcador. Luego se unirían dos embarcaciones más al primer barco con la misma finalidad —se trataba de tres embarcaciones del Ministerio de Transportes—, procurando alejar lo más posible el remolcador de la costa.

Cuando consideraron que estaban a suficiente distancia, iniciaron el ataque sin piedad del remolcador, procurando su hundimiento; en primer lugar trataron los tres barcos de embestir el costado izquierdo del remolcador, para producir lo que en el lenguaje marino se denomina "vuelta de campana", buscando un vuelco total del barco que al caer boca abajo, se lleva a todos sus ocupantes sin remisión al fondo del mar. No obstante y sin duda debido al calado profundo del remolcador, y que todavía estaba muy cargado de gente, no lo consiguieron. Así, cambiaron de táctica, y ahora se colocaron un barco en la proa y otro en la popa, embistiendo a la vez al remolcador. Esta maniobra la realizaron varias veces, hasta que consiguieron que el barco se rompiera en dos y se hundiera rápidamente.

Sin embargo, ahí no acabó todo, lejos de ablandarse por los gritos de la gente en el agua, de los niños aún aferrados a sus madres, las personas que a duras penas intentaban mantenerse a flote observan con horror la finalidad última de todas esas operaciones, que no concluyen con el hundimiento del "13 de Marzo", sino que tratan de evitar que sobreviva nadie a aquel incidente. En efecto, los tres barcos comienzan a navegar a toda velocidad alrededor de los supervivientes, creando un gran remolino que engulle a la mayoría al fondo del mar de forma irremediable. Sólo después de 40 minutos interminables y de ver cómo esa maniobra no conseguía hundir a los pocos que aún se aferraban a objetos flotantes, dejaron paso a una patrullera para que recogiera a los supervivientes. Después de ser rescatados, los 31 supervivientes fueron puestos bajo la custodia del Departamento de Seguridad del Estado. Algunos fueron trasladados a las dependencias de la Seguridad del Estado en Villa Marista, en La Habana.

En los medios de comunicación cubanos, totalmente controlados por el Estado, aparecieron informes contradictorios sobre el accidente, alguno de los cuales afirmaba que el "13 de Marzo" se hundió simplemente porque era muy viejo y no estaba en buen estado para navegar, mientras que otros decían que se hundió porque chocó accidentalmente con las embarcaciones que le perseguían.