Actualizado: 01/05/2024 21:49
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Documentos

Querella criminal contra Fidel Castro

Texto íntegro de la demanda judicial presentada el 14 de octubre de 2005 por la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba ante la Audiencia Nacional de España.

Enviar Imprimir

DÉCIMO.- Se describen a continuación el relato de dos de los supervivientes del hundimiento del "13 de Marzo", que presentaron Demanda Mundial por Genocidio contra Fidel Castro y sus Cómplices ante la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, presidida por D. Luis Zúñiga:

1. D. SERGIO PERODÍN PÉREZ presenta denuncia por el asesinato de su esposa DÑA PILAR ALMANZA ROMERO, y de su hijo YASER PERODÍN ALMANZA, y violación de su derecho a obtener asilo.

Se acompaña como Doc. nº71 la demanda presentada por el Sr. Perodín ante la citada Fundación para los Derechos Humanos, en la que se relatan los hechos relativos al hundimiento del "13 de Marzo".

2. DÑA. JANETTE HERNÁNDEZ DE ALMANZA presenta denuncia por el asesinato de su cuñada DÑA PILAR ALMANZA ROMERO, y de su sobrino YASER PERDODÍN ALMANZA, y violación de su derecho a obtener asilo.

Se acompaña como Doc. nº72 la demanda presentada por la Sra. Hernández ante la citada Fundación para los Derechos Humanos, en la que se relatan los hechos relativos al hundimiento del "13 de Marzo".

DECIMOPRIMERO.- Otro ejemplo documentado de la crueldad vengativa y el poco respeto a la vida humana de Fidel Castro y sus cómplices, es el caso de La Rastra. Este crimen colectivo fue dirigido por Osmani Cienfuegos, actual Ministro de Turismo.

El día 20 de abril de 1961, los prisioneros de la Brigada 2506, que se contaron 149 en total, iban a ser trasladados desde Playa Girón hasta el Palacio de los Deportes de La Habana para ser encarcelados. Cada uno de los prisioneros fueron puestos en fila, y tan pronto se pronunciaban sus nombres, subían a la rastra que les trasladaría hacia La Habana. La rastra era un camión de aluminio con forro interior de madera, previsto para el transporte de mercancías, ni siquiera de animales y mucho menos de personas, pues al encontrarse herméticamente cerrado, carece de orificio alguno al exterior que permita al ser vivo respirar.

Una vez dentro del camión, los ocupantes prisioneros empezaron a dar gritos de auxilio, pues se estaban asfixiando como consecuencia de la falta de aire. Ante los gritos de angustia y desesperación de los prisioneros, el comandante Osmani Cienfuegos dijo: "Mejor, así nos evitaremos fusilarlos". Después cerraron la puerta y corrieron los cerrojos.

El vehículo viajó durante once horas hasta llegar a su destino. Durante todo el tiempo que duró el trayecto, los prisioneros no dejaban de suplicar que se abrieran las puertas y se les permitiera respirar, pues habían llegado al punto en que se condensaba en el techo su propio sudor, que les caía encima en forma de gotas.

Durante el trayecto hubo varias paradas, y en ninguna de ellas se abrieron las puertas de la rastra, a pesar de los gritos, lamentos y patadas que daban sus ocupantes.

Cuando finalmente se abrieron las puertas, ya en el Palacio de los Deportes en La Habana, salieron los prisioneros tropezando y cayendo al suelo sin sentido. Nueve hombres habían muerto:

Alfredo Cervantes

José Ignacio Macia

René Silva Soublette

José Millán

Santos Gil Ramos

Herminio Quintana

Moisés Santana

José Vilarello

Pedro Rojas