Actualizado: 27/03/2024 22:30
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Encuentro en la Red

México D.F.

La causa cubana juega a la pelota

¿De cuál cubanidad se habla? ¿De la que pretende construir una patria nueva sin limpiar los escombros ideológicos de un nacionalismo extemporáneo?

Enviar Imprimir

Así que la buena digestión de la causa cubana no debe basarse en la enumerativa Oda a la piña. Sentirse cubano vale bien poco, compartimos la distinción con Gerardo Machado, Fulgencio Batista, Fidel Castro… Hasta los pilotos de Mig-23 que derribaron dos avionetas indefensas, se sintieron más cubanos que nadie cuando cumplieron la orden asesina.

Por favor, ¿de cuál cubanidad se habla? ¿De la que ha exaltado a la patria para tomarla de pedestal? ¿De la que pretende construir una patria nueva sin limpiar los escombros ideológicos de un nacionalismo extemporáneo, aldeano? ¿O de la que nos ve como un inevitable anexo florideño, porque se autodiscrimina con ojos de perro envenenado?

La causa anda volando bajito

El tercer strike es menos polémico que la premisa moral y la idea nacionalista, atañe a los hechos. Cuba está en ruinas, ni los alquimistas medievales podrían levantarla en uno o dos lustros —según afirman los economistas más probos—. Entonces la causa ni come ni bebe, ni tiene educación ni medicinas, ni techo, ah, ni trabajo porque los índices de desempleo son haitianos… Ahorro la enumeración escalofriante de cifras. Baste pensar en que no se podrá dedicar al deporte lo poco que se tiene para frijoles, porque ni el béisbol podrá politizarse como hoy, aunque emocionalmente nos conmueva hasta el delirio. Y aquí vuelve a valer la paradoja popular: La pelota es redonda, pero viene en caja cuadrada.

No es fácil —como dicen allá dentro hasta el cansancio—. La causa, por lo pronto, anda volando bajito, entrada tras entrada sin conectar de hit. A veces edulcora, a veces esperanza, a veces pospone. Casi no veo proyectos realistas, al duro y sin guante. Me entra una deportiva picazón que rechaza cualquier viciosa unanimidad, que comienza por burlar a los alquimistas, porque no hay modo de encontrar ni piedras filosofales estatales ni El Dorado privatizante. Es como si algún escritor ensayara de nuevo el realismo mágico o lo real maravilloso: sería un aburrido epígono, jamás jugaría en las grandes ligas.

¿Causa cubana? Que me narren bien el juego… Quiero saber quién la enarbola y qué exactamente le significa. Tengo miedo a equivocarme otra vez, y ya no podría irme a entradas extras. Hasta los poetas, tan propensos al alma romántica y los sueños —como mi amigo Raúl Rivero—, piensan lo mismo. Pero a millones de compatriotas les importa menos que ver lanzar a un buen pitcher o gritar un jonrón.


« Anterior123Siguiente »