cubaencuentro.com cuba encuentro
| Entrevistas

Literatura, Exilio

Chely Lima, Miami

“En cualquier caso, digamos que Miami no es un sitio lo suficientemente amigable para con los que giramos en torno a temas culturales. Y estoy siendo cortés al decirlo con tanta suavidad”

Comentarios Enviar Imprimir

Chely Lima (Graciella M. Lima), narradora, poeta y dramaturga, nació en La Habana, Cuba, en 1957 y ha publicado 25 libros. Su creación abarca también la televisión, el cine y la radio. Su obra literaria ha sido traducida al inglés, francés, alemán, italiano, ruso, esperanto y checoeslovaco, y aparece en numerosas selecciones y antologías de literatura de diversas partes del mundo. De igual manera, sus libros han visto la luz en diversos países latinoamericanos, entre ellos Cuba, México, Ecuador, Venezuela y Colombia, así como en Estados Unidos. De su obra novelística se destacan Confesiones nocturnas y Triángulos mágicos (Editorial Planeta, 1994), Isla después del diluvio (Ediciones Malecón, Linkgua USA, 2010) y Lucrecia quiere decir perfidia (Ediciones Centauro, Linkgua USA). Sus monólogos y obras teatrales para adultos y niños han sido puestos en escena en Cuba y Ecuador. En el Teatro Nacional de Cuba se presentaron, a finales de la década de 1980, su ópera rock Violente y la cantata Señor de la Alborada. Para la radio, escribió en Cuba numerosos programas de contenido cultural, así como libretos para seriales y documentales durante la década de 1980, y posteriormente para emisoras ecuatorianas, país donde fueron premiados sus unitarios Siete Lunas y Siete Serpientes y Solo de Guitarra. En 1989 el Instituto Cubano de Artes Cinematográficas (ICAIC) filmó Solteronas en el Atardecer —con un guión donde la escritora comparte autoría con Alberto Serret (1947-2000), bajo la dirección de Guillermo Torres y la asesoría del prestigioso cineasta cubano, ya desaparecido, Tomás Gutiérrez Alea. En 2006 y 2011, respectivamente, Quiatro Producciones, de Ecuador, filmó su largometraje Filo de amor, a partir de la novela homónima, y Sangre dulce, adaptación de su obra teatral del mismo nombre.

¿Por qué decidió vivir fuera de su país?

Chely Lima (CHL) Uno crece confiando en no tener que abandonar el que cree su lugar en el mundo. El lugar donde vivió una parte de sus ancestros, donde anida la cultura que reconoce en mayor o menor medida como la suya, y donde se ha ido labrando una cierta carrera literaria —al menos en mi caso y en el de mi compañero de vida de entonces, Alberto Serret. Y un día descubres que ya no puedes más con las mentiras, la corrupción generalizada, la miseria en todos los órdenes… Descubres que si lees o escuchas una consigna política más te vas a morir del asco. No todos tenemos madera de héroes o de mártires: yo elegí largarme. En los veinte años que vinieron después no he vuelto a poner un pie en la Isla. Hasta hoy me duran la rabia, la frustración y el infinito resentimiento por todo lo que tuvieron que pasar los míos. Para mí, en este caso, no hay olvido ni perdones que valgan.

¿De qué manera salió de Cuba?

CHL: Serret y yo conseguimos que unos amigos —gran ironía: amigos afiliados a la izquierda en su país— nos invitaran a un congreso de literatura en Quito, capital de Ecuador. Como tanta gente, hicimos maletas guardando el secreto de que pretendíamos no regresar jamás de aquel viaje.

¿Le ha resultado muy difícil adaptarse al sitio en donde reside hoy?

CHL: He vivido en varios sitios fuera de Cuba. En todos ha sido difícil adaptarse. Encuentras nuevos códigos, maneras muy distintas de relacionarse… Por otra parte, una sale de la Isla repleta de ignorancia, especialmente en cuanto tiene que ver con cuestiones prácticas: ¿Cómo hago para que me estiren la visa de permanencia?, ¿cómo hago para salir de la ilegalidad?, ¿cómo consigo un sitio para vivir?, ¿dónde consigo un trabajo?, ¿cómo rayos funcionan un cajero automático o una tarjeta de crédito? Y así, un largo etcétera…

¿Cuál ha sido su trayectoria artística en su actual lugar de residencia?, ¿qué logros ha obtenido?

CHL: Suelo ser muy parca a la hora de reconocer los logros. Sin embargo, sobrevivir en el mundo real, especialmente después de la muerte de Serret, se me puede considerar un logro. He publicado algunas novelas, en Planeta Mexicana primero; aquí en Miami recientemente, he publicado algún que otro poemario, en Ecuador y varios países latinoamericanos he publicado literatura. Por lo demás, he hecho periodismo en la prensa escrita, televisión, radio, algo de cine y de teatro. He impartido más talleres de creación literaria que pelos tengo en la cabeza. He contribuido a formar gente valiosa en el terreno artístico-literario y tal vez también en el humano.

¿Qué opina de la sociedad de la que ahora forma parte?

CHL: Creo que es, como todas las sociedades, bastante difícil de clasificar, sobre todo por alguien que se mantiene voluntariamente apartado de todo cuanto huela a política. Vivo en estos momentos en un mundo relativamente cerrado, el de los inmigrantes latinos, y dentro de ese mundo, en el submundo de los cubanos inmigrantes. Lo que quiere decir que no conozco mucho de la realidad palpable de Estados Unidos. No más de lo que uno suele conocer por medio de Internet o la prensa escrita o la TV, todo lo cual suele revelarse como canales demasiado parciales para conocer de veras la realidad. Durante los dos primeros años de mi estadía en este país residí en California, entre San Francisco y Berkeley, y la realidad de esos lugares no tiene nada que ver con la que se puede palpar en Miami. Es como si, más que estados diferentes, se tratara de planetas diferentes. Por otra parte, me pregunto hasta qué punto un lugar, un grupo de personas, un momento en la historia de cualquier sitio del mundo, debe sus bondades o sus miserias a lo que lleva en la cabeza la persona que los habita, en sus filtros para percibir el entorno... En cualquier caso, digamos que Miami no es un sitio lo suficientemente amigable para con los que giramos en torno a temas culturales. Y estoy siendo cortés al decirlo con tanta suavidad.

¿Alguna otra observación para los lectores de CUBAENCUENTRO?

CHL: Creo que no. Mil gracias a CUBAENCUENTRO por entrevistarme.


Los comentarios son responsabilidad de quienes los envían. Con el fin de garantizar la calidad de los debates, Cubaencuentro se reserva el derecho a rechazar o eliminar la publicación de comentarios:

  • Que contengan llamados a la violencia.
  • Difamatorios, irrespetuosos, insultantes u obscenos.
  • Referentes a la vida privada de las personas.
  • Discriminatorios hacia cualquier creencia religiosa, raza u orientación sexual.
  • Excesivamente largos.
  • Ajenos al tema de discusión.
  • Que impliquen un intento de suplantación de identidad.
  • Que contengan material escrito por terceros sin el consentimiento de éstos.
  • Que contengan publicidad.

Cubaencuentro no puede mantener correspondencia sobre comentarios rechazados o eliminados debido a lo limitado de su personal.

Los comentarios de usuarios que validen su cuenta de Disqus o que usen una cuenta de Facebook, Twitter o Google para autenticarse, no serán pre-moderados.

Aquí (https://help.disqus.com/customer/portal/articles/960202-verifying-your-disqus-account) puede ver instrucciones para validar su cuenta de Disqus y aquí (https://disqus.com/forgot/) puede recuperar su cuenta de un registro anterior.