Entrevista con Elio Revé Duverger

El más importante salón-bar de baile afrocubano de la capital mexicana, Mamá Rumba, cumplió, el pasado sábado 12 de noviembre, 20 años de tener sus puertas abiertas a todas las manifestaciones musicales, literarias y artísticas de Cuba. Los cubanos residentes en el DF han hecho suyo un lugar donde se han presentado cantantes, actores, concertinos, orquestas bailables, escritores, bailarines, cineastas…: Elena Burke, Cesar Évora, Rubén González, Los Van Los Van, Lichi Diego, Raúl Ortega Alfonso, Elena Tamargo, Luis Cancio, Ernesto Fundora, José Luis Cortés y su NG, Charanga Habanera, David Torrens, Polito Ibáñez, Amaury Gutiérrez, Pancho Céspedes, Celio González, Abilio Estévez, Alain Pérez, Osmany Paredes, Miguelito Valdés, Cachaito López, Timba Live, El Médico de la Salsa, Manolito Simonet y su Trabuco… De presentaciones de libros a veladas trovadorescas, de conciertos de jazz afrocubano a citaciones bailables, de shows de cabaret a imitaciones de Celia Cruz… Mamá Rumba, la casa nocturna de los cubanos afincados en la ciudad más populosa del mundo.

Celebración del 20 aniversario con invitado especial: Elito Revé y su Charangón, concierto bailable histórico que reunió a mexicanos, latinoamericanos, comunidad cubana y al Grupo Timba Casino (ensemble de bailarines cubanos y mexicanos) dirigido por el coreógrafo Luisito Cancio. Orquesta Revé, fundada en 1955 por el boxeador, bailarín, compositor, percusionista y director guantanamero Elio Revé Matos (1930 - 1997) que hoy su hijo, el pianista y compositor Elio Revé Duverger, continúa con el ritmo changüí (changüí-pachanga, changüí-guaracha, changüí-shake, changüí-timba, changüí-guaguancó, changüí-yoruba…) como emblema por el mundo (Holanda, Francia, Venezuela, Estados unidos, Bélgica, Italia, Jamaica, Suiza…)

CUBAENCUENTRO, presente en el magno evento bailable de esa noche, entrevistó al director de la “Aplanadora de Cuba”, esto fue lo que dijo:

¿Qué significa permanecer en la escena bailable cubana por 56 años consecutivos?

Elito Revé (ER): Significa mucho. Soy un continuador del trabajo de mi papá. Estudié piano inspirado en él, quien desde niño me introdujo en el mundo de la música. Al final, antes de que él muriera, yo era el pianista y director musical del Charangón. Cuando papá ya no estaba me di a la tarea de prolongar su proyecto, y aquí estamos con una agrupación renovada y vital. Somos la orquesta bailable activa en Cuba que ocupa el segundo lugar en antigüedad y presencia, después de La Aragón. Es un orgullo que los bailadores nos hayan bautizado como “La aplanadora de Cuba” por la pujanza y fuerza de nuestros temas que suenan duro en la radio y la TV.

¿Changüí timba o changüí con elementos de la música religiosa afrocubana desde formato orquestal muy singular: cuatro trombones, timbal-batería, sintetizadores, piano, tumbadora, bajo, vocalistas y coro?

ER: Nosotros no hacemos timba en sentido estricto. La sonoridad de la orquesta es changüisera, yo diría en un 90 por ciento. Mezclamos la cadencia de ese ritmo —antecedente directo del son— con conformidades del guaguancó, lo yoruba, algo de funk, conga santiaguera e incluso acentos de Puerto Rico como la bomba y la plena. En el último disco invitamos a una agrupación de Guantánamo que hace changüí tradicional —Changüí de Pipi en Yateras—: con el tres de Pancho Amat y las digitaciones de Chucho Valdés armamos un yuyuyuy que puso a bailar a toda Cuba. Mi padre fue un adelantado, un reformador del formato de la Charanga, yo solo sigo sus ideas.

Sabemos que Revé fue el primero en utilizar el timbal de cinco llaves en el formato Charanga y asimismo, la incorporación del trombón y los tambores batá. ¿Qué pasó con la acústica de la Charanga cubana, después de esas innovaciones?

ER: Mira, cuando papá hace esas transformaciones, lo hace por necesidad expresiva, no por gusto personal. Él consideraba que el bailador de los años 60 y 70 requería de otra conformación rítmica. Por supuesto, cuando aparece “Qué volá, qué volón”, un tema que fue éxito en esos años, el público agradece ese sonido que es, nadie lo niega, un precedente del songo de Los Van Van. No olvidar que por la orquesta Revé pasaron Chucho Valdés, Yumurí, Carlos Alfonso y Juan Formell. Hoy el trombón caracteriza el timbre brass de la agrupación. Pero, no deja de un lado el bajo, la tumbadoras y el timbal que son el sostén de la espesura cadenciosa de la orquesta. Pienso siempre en el bailador a la hora de montar un número.

En tu último disco, ¿De qué estamos hablando? —Gran Premio Cubadisco, 2011—, percibimos a un Charangón con acústica renovada: invitados especiales (el veterano trompetista Guajiro Mirabal, el pianista Chucho Valdés, el tresero Pancho Amat, el changüisero de Yaterita Pipi…), arreglos orquestales desbordados que ponen a bailar al más tieso de los mortales, afiliación de una mujer en los vocalistas, desafiante presencia de elementos rumberos y una pieza totalmente tradicional: “Reclamación del Changüí”. Coméntanos cómo concebiste ese trabajo.

ER: Después de Fresquecito (2007), que tuvo mucha repercusión en Europa, sobre todo en Francia donde fue seleccionado como el mejor álbum bailable del año, galardonado en Cubadisco 2008 con el Premio en la Categoría Música Bailable, me dije que tenía que hacer algo distinto. Este trabajo fue un desafío. Aparecen composiciones de Cándido Fabré —“Matanzas tiene la llave”, rumba-changüí muy singular—, y de Roberto Hernández, el vocalista de Los Van Van, con una timba-changüí de incitante invitación bailable: “Niña relájate”. El Guajiro Mirabal da una conformidad sonera, a lo Chapottín, con su solo de trompeta en “Open de door”. Lo que hacen Chucho, Pancho Amat y Pipi en “Reclamación del changüí” es antológico. La voz de Suzel proporciona a los coros una resonancia muy particular. Es un trabajo musical de esmerada producción. Honor acoger a estos maestros en el estudio de grabación. Fue emocionante recibir de manos de Juan Formell, quien fue director musical del Charangón en los 60, el trofeo del Gran Premio de Cubadisco.

Todo el mundo quiere una foto con los músicos del Charangón y con su director. El gerente de Mama Rumba me hace seña de que corte la entrevista. Elito se da cuenta y ríe. Le pido unas palabras para los lectores de CUBAENCUENTRO: “Sé que este sitio no se puede abrir en Cuba. Mis mejores deseos para los cubanos de España y de Miami. Mi orquesta es de todos los cubanos, no importa donde estén ni las razones de su exilio. Somos cubanos aquí y allá, donde sea. El changüí y sus repiques sirven para borrar diferencias políticas. Saludos grandes a todos los cubanos que están desperdigados por todo el mundo. Aché y que pronto se vaya lo malo”.

La gente no se cansa de bailar. El DJ ha puesto una grabación del concierto histórico que Elito Revé y su Charangón acaban de brindar: una inmensa rueda de casino, dirigida por Luis Cancio, prolonga la algarabía. Parece que la noche no tiene fin. Afuera, una brisa invernal cobija la esquina más cubana de México: Querétaro y Medellín del Barrio Roma Sur. Un vendedor ofrece tamales cubanos, pan con cerdo y malta. “Noche cubana / morena bonita de alma sensual / con tu sonrisa de luna / y ojos de estrellas”, diría César Portillo de la Luz.

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