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Oriente Medio

Buscar una solución negociada

La Cumbre de la Liga Árabe ha abierto perspectivas para garantizar la paz en la región, aunque sin el apoyo de Tel Aviv.

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Reacción israelí

El mismo día que concluyó la Cumbre de la Liga Árabe, el gobierno israelí manifestó su deseo de ganar tiempo. Miri Eisin, portavoz del primer ministro, Ehud Olmert, dijo que el Ejecutivo estaba "estudiando" la Declaración de Riad.

Sin embargo, las acciones del ejército israelí parecen destinadas a torpedear las esperanzas de paz en la región. El pasado 4 de abril, por primera vez desde el alto el fuego pactado el 26 de noviembre, soldados del Tsahal se adentraron en Beit Hanún, al norte de la franja de Gaza, para impedir que varios milicianos supuestamente colocaran explosivos cerca de la verja fronteriza, según la versión oficial del ejército israelí.

Mataron a un miembro de la Yihad Islámica, hirieron a otro y detuvieron a un tercero. Según fuentes médicas palestinas, los uniformados impidieron que las ambulancias socorrieran a dos granjeros heridos. Para justificar la medida, un portavoz militar hebreo esgrimió el temor a que hubiera bombas escondidas en el vehículo. Tras varios meses de relativa calma —la Yihad Islámica no se comprometió con el alto el fuego de noviembre y dispara con frecuencia cohetes artesanales Kassam—, la situación en Gaza se deteriora sin prisa, pero sin pausa.

El ministro de Exteriores palestino, Ziad Abu Amer, recurrió en Viena, el pasado 4 de abril, a una manida frase de los dirigentes sionistas que se ha convertido en bumerán: "Creo que Olmert no está preparado para negociar en serio con los palestinos ni con los árabes. En este momento no tenemos un socio en Israel para la paz". Una opinión compartida por muchos analistas israelíes. Alberto Spectorovsky, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Tel Aviv, aseguró: "Olmert exige tal cantidad de condiciones a los palestinos porque sabe que las rechazarán. Lo que no desea es negociar".

Lumena Raposo, especialista portuguesa en Asuntos del Medio Oriente, explicó a Encuentro en la Red que Olmert se encuentra en "una posición muy débil" para eventuales negociaciones, porque no tiene "un aval de pasado militar".

Según Raposo, en el caso de las retirada de los montes del Golán, los militares israelíes podrían aceptar "un acuerdo" si reciben garantías de que Estados Unidos se encargará de controlar un sistema "de aviso" ante cualquier eventual movimiento de tropas sirias.

"En el caso de Cisjordania, los israelíes tienen grandes asentamientos en la carretera entre Jerusalén y Jericó y sólo se llegaría a un acuerdo si los palestinos están dispuestos a ceder territorio", opinó la especialista lusa.

Entre tanto, prosiguen las acciones militares del ejército israelí. El pasado 7 de abril, fuentes oficiales israelíes informaron que un palestino había muerto después que helicópteros de Israel dispararan al menos tres misiles en el norte de la franja de Gaza tras detectar "movimientos sospechosos" cerca del campo de refugiados palestinos de Yabalia. Otros tres palestinos resultaron heridos, indicaron fuentes locales, que han añadido que los cohetes iban dirigidos contra activistas palestinos de ese campo de refugiados.

Presión e influencia internacional

Sin duda alguna, estas acciones no favorecen un clima de paz en la región. Parecen provocaciones deliberadas de Israel para que se produzca algún nuevo atentado suicida, que utilizaría como argumento para no negociar con "terroristas".

En este caso, se impone la presión de la comunidad internacional para lograr una solución a un conflicto que la banda Al Qaeda toma como pretexto para justificar sus actos.

El mismo día que terminó la Cumbre, Washington calificó de "muy positiva" la llamada "Declaración de Riad". La administración estadounidense alienta a los países árabes a utilizar esta iniciativa como herramienta de "diplomacia activa" para revitalizar el proceso de paz árabe-israelí, dijo Sean McCormac, portavoz del Departamento de Estado.

No obstante, esto resulta insuficiente, pues Washington dispone de medios para presionar al gobierno de Olmert a negociar seriamente un acuerdo de paz y que cesen sus ataques contra territorios palestinos.

Por su parte, los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) recalcaron el pasado 31 de marzo la urgencia de aprovechar los últimos avances en Oriente Medio para tratar de hacer realidad un acuerdo de paz, a pesar de las crecientes complicaciones con Irán.

"Creo que se ha abierto una ventana a la esperanza", señaló por su parte el alto representante de la UE para Política Exterior y Seguridad Común, Javier Solana, quien estuvo presente en la Cumbre árabe de Riad.

En todo este proceso juega un papel fundamental la posición de Siria. Por eso resultaron alentadoras las declaraciones de la líder de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, después de entrevistarse con el presidente sirio, Bashar Assad.

"Nos complacieron mucho las seguridades que recibimos del presidente de que estaba dispuesto a reanudar el proceso de paz. Está dispuesto a participar en negociaciones para la paz con Israel", dijo Pelosi. La líder legislativa afirmó que su delegación manifestó a Assad "la importancia del papel de Siria con Hamás en la promoción de la paz entre los palestinos y los israelíes".

En un conflicto tan complejo como el de Medio Oriente no surgirán fórmulas mágicas de paz de un día para otro. Se ha abierto una ventana a la esperanza, como dijo Solana, ahora corresponderá a la comunidad internacional ejercer presión e influencia sobre las dos partes para que se avance en la búsqueda de una solución negociada.


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