Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Medio Oriente

Caracola palestina

El apoyo indirecto de Caracas y La Habana a Hamás, vía Teherán, resulta peligroso: Al Qaeda no es ajeno a lo que ocurre en la zona.

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El problema palestino

Por el momento, el movimiento Hamás ha conseguido fracturar la Autoridad Nacional Palestina (ANP), entidad que estaba empeñada en buscar una solución negociada para este viejo conflicto. Hamás controla la franja de Gaza, con 1,5 millones de habitantes, sin que exista una administración legal e institucionalizada.

Hamás nació en 1987, durante la primera Intifada, y se ha robustecido con la ocupación de los territorios, muro incluido, a medida que las esperanzas de paz menguaban. Financiado por Irán y Siria, es acérrimo enemigo de Israel. En sus estatutos figura la creación de un Estado islamista en todo el territorio de la antigua Palestina y, por tanto, la destrucción del Estado hebreo, objetivo que coincide con el proclamado públicamente por el régimen de Teherán.

Responsable de cruentos atentados, sus dirigentes han sido asimismo víctimas de los servicios secretos israelíes, entre ellos su fundador, el jeque Ahmed Yasin, alcanzado por un misil en 2004.

En Cisjordania, territorio con 2,5 millones de habitantes, se formó un gobierno encabezado por el primer ministro Salam Fayyad, ex funcionario del Banco Mundial, quien es visto como independiente por no ser militante del movimiento Al Fatah. Fayyad sabe perfectamente que Al Fatah está integrado por un conjunto de milicias, algunos grupos indisciplinados y fuera de control que no reconocen la autoridad de su gobierno, instalado en Ramallah.

Según el español Mariano Aguirre, director del área de Paz y Seguridad del Instituto de Estudios FRIDE, los atentados continuarán en los próximos meses, ante la inestabilidad que hay en toda la región.

"Mientras no haya solución al conflicto entre Israel y Palestina, será cobertura para todo tipo de reacción contra Israel y Occidente", explicó Aguirre, para quien la red de Bin Laden es una "marca franquicia" de la que participan "grupos que pueden estar vagamente vinculados" y que hace difícil saber si hay "una Al Qaeda o múltiples".

¿Posible negociación?

El movimiento islamista Hamás manifestó el pasado 7 de julio su apoyo a "todo esfuerzo", tanto palestino como internacional, para reanudar el diálogo con Al Fatah. Un portavoz de Hamás, Fawzi Barhum, reiteró la disponibilidad de su movimiento a iniciar conversaciones directas, de forma que "cada parte proponga sus iniciativas hasta alcanzar una solución exitosa".

Otro portavoz del movimiento islamista, Sami Abu Zuhri, atribuyó al presidente palestino, Mahmud Abás, la "responsabilidad" de la "tensión en la situación interna" palestina. "La situación no se debe sólo a su rechazo del diálogo, sino también a los múltiples decretos y decisiones que ha tomado y que agrandan la crisis", denunció el movimiento en un comunicado.

Al día siguiente de esta declaración de Hamás, se anunció que el primer ministro israelí, Ehud Olmert, y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, tienen previsto reunirse la próxima semana. Según un portavoz del primer ministro israelí, ambos mandatarios se reunirán próximamente, aunque "no se ha fijado aún la fecha".

Por su parte, un funcionario de la Oficina del presidente Abás señaló que la parte palestina no tiene previsto hacer ningún anuncio oficial de la convocatoria hasta que lo haga Israel. Olmert y Abás se entrevistaron a finales de junio en el balneario egipcio de Sharm El-Sheij, durante una cumbre cuatripartita en que participaron también Egipto y Jordania.

La posible reunión seguirá a otras preparatorias realizadas entre enviados de ambas partes y se produce también después que el ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, se entrevistara con el primer ministro del gobierno de emergencia palestino, Salam Fayad, según reveló el diario israelí Yediot Aharonot.

Por otra parte, el depuesto primer ministro y dirigente de Hamás, Ismail Haniye, ha reconocido públicamente que el diálogo es la única salida a la crisis. Este diálogo debe entablarse "sin condiciones previas y sin establecer categorías de ganadores y perdedores", dijo Haniye recientemente.

El depuesto primer ministro aboga por volver a la fórmula del gobierno de unidad nacional, y pide resucitar los acuerdos de La Meca, por los cuales se formó en marzo pasado un Ejecutivo entre Hamás, el partido nacionalista Al Fatah, algunos independientes y grupos minoritarios. Abás disolvió el gobierno después que los islamistas se hicieran con el control de Gaza el pasado 14 de junio, tras una batalla de cinco días entre facciones.

Por lo visto, existe la posibilidad de abrir una solución negociada, pero no parece que se puedan obtener resultados a corto plazo.

La mencionada especialista Raposo dijo a Encuentro en la Red que no estima que sea factible un acuerdo "en un futuro próximo", incluso porque el presidente de la ANP, Mahmud Abás, ha mostrado "alguna rigidez" en sus posiciones políticas. Lo lógico es que Abás sólo avance en este diálogo cuando tenga algunas garantías de éxito, pues ya quedó demostrado que Hamás es un aliado eventual poco confiable.


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