Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Hungría

Drama y catarsis

Al gobierno que corresponda reorganizar las finanzas, deberá cortar por lo sano si quiere ingresar al espacio Schengen y adoptar el euro.

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Las violentas demostraciones callejeras desatadas en Hungría en las últimas semanas, al saberse que el carismático y ex comunista primer ministro Ferenc Gyurcsany había mentido para ganar su reelección de abril pasado, tienen, según los analistas, una raíz más profunda en la situación económica y política del país.

El drama comenzó el pasado 18 de septiembre, cuando cientos de húngaros se manifestaron frente el Parlamento de este país del Centro de Europa para pedir la dimisión del Premier. El día anterior la radio húngara había transmitido una grabación secreta de Gyurcsany, que dijo: "mentimos día y noche con tal de ganar la reelección", y admitió con palabras soeces que en sus primeros cuatro años de gobierno no hizo nada.

La indignación popular estalló porque precisamente el socialista Gyurcsany (44 años y ex dirigente de la Juventud Comunista antes de 1989) ganó las elecciones con la promesa de hacer cortes en los impuestos. Sin embargo, en cuanto ganó los incrementó argumentando un importante déficit presupuestario, e impuso un draconiano plan de austeridad que hacía mucho había sido exigido a Budapest por la Unión Europea.

Raíces del problema

El experto checo Víktor Blazek afirma que es indudable que la ciudadanía húngara disfruta en la actualidad de una mayor libertad y oportunidades, "pero la gente de la calle tiene la sensación de que ha sido marginada en acelerada carrera y que ha surgido una elite rica a sus expensas".

Por otra parte, hay que reconocer que la economía del país se ha deteriorado en los últimos años, hasta el grado que el gobierno no ha podido demorar más las medidas de emergencia necesarias con la esperanza de recuperar el control de sus finanzas. El economista Zsolt Papp, de ABN Amor, lo describe así:

"Los políticos no pueden hacer otra cosa que adoptar medidas dolorosas para la población y para la gente esto es algo difícil de comprender, sobre todo porque hace una década se les dijo: 'hagan sacrificios y el futuro será de abundancia', y ahora la realidad impone nuevos sacrificios".


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