Actualizado: 23/04/2024 20:43
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El 'martillo' de Miami

Tormenta política en Washington: ¿Influirá la crisis de Tom DeLay en el rumbo de la política hacia La Habana?

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Donaciones bajo investigación

Los problemas de DeLay no se limitan a los cargos presentados en su cargo por un jurado investigador de Texas. Es el legislador más sancionado en la actualidad por el Comité de Ética de la Cámara. Con tres sanciones en su contra, se encuentra bajo un intenso escrutinio por sus supuestos vínculos con el cabildero Jack Abramoff —quien es objeto de una investigación legal por parte del gobierno federal.

Desde viajes financiados por una supuesta organización caritativa hasta honorarios a su esposa e hija por labores de campaña, lo que está bajo lupa guarda relación tanto con el tráfico de influencias como con regalos solicitados por miembros de su equipo. El proceso también implica a varios de sus asociados.

Desde que DeLay obtuvo el liderazgo de la Cámara, hace una década, no sólo ha acumulado un enorme capital político, que lo convirtió en el tercer hombre más importante en Washington, luego de Bush y el vicepresidente Dick Cheney. Ha recibido millones de dólares en contribuciones de campaña que ha utilizado para beneficiar las campañas políticas de algunos de sus colegas, mediante el comité de acción política (PAC) que lleva el nombre de Americans for a Republican Majority (ARMPAC).

Entre los beneficiados se encuentran varios legisladores de la Florida. Uno es Mario Díaz-Balart, que recibió 10.000 dólares. De esta cifra Díaz-Balart ha donado 5.000 para el fondo destinado a la defensa legal del legislador. Tras la formulación de cargos al líder republicano, los demócratas han pedido que el dinero sea devuelto, entregado a organizaciones caritativas o donado a las víctimas del reciente huracán Katrina. Sólo han prometido hacerlo tres republicanos de la Cámara: los legisladores Kenny Hulshof (Missouri), Heather Wilson (Nuevo México) y Jeb Bradley (New Hampshire). Díaz-Balart ha dicho que sólo devolvería el dinero si DeLay resulta condenado.

Dinero de corporaciones

DeLay no está acusado de utilizar dinero corporativo de forma indebida, sino de permitir a otros ese uso. De ahí el cargo de conspiración. Son varias las firmas a las que se les cuestiona algunas de sus donaciones electorales. Entre ellas está una muy conocida por los cubanos. El jurado investigador ha formulado cargos contra Bacardi USA, por hacer contribuciones ilegales de campaña por valor de 20.000 dólares a los candidatos a la legislatura estatal de Texas, en el caso vinculado con el legislador republicano.

Tras un largo y complejo litigio, Bacardí ha estado cabildeando en Washington en favor de los derechos para poder utilizar la marca Havana Club, que estos momentos es propiedad de un consorcio formado por el gobierno cubano y la licorera Pernod Ricard. DeLay ha sido uno de los actores principales en un proyecto de ley al respecto, que en la actualidad se encuentra en la Cámara y el Senado y que cuenta con apoyo bipartidista. Un comité de acción política de Bacardí ha hecho contribuciones no declaradas a cinco miembros del Congreso, según información aparecida en The Miami Herald. Entre ellos están el senador Bill Nelson y los hermanos Díaz-Balart. Cuatro de los cinco legisladores —entre los que se encuentran Nelson y los Díaz-Balart— son copatrocinadores de la propuesta de ley. Al igual que ha hecho con los otros cargos, DeLay ha negado haber hecho nada inapropiado.

Crisis del verano

El enjuiciamiento del líder republicano ocurre en un momento poco propicio para los republicanos, con la popularidad del presidente Bush en sus niveles más bajos; críticas cada vez más fuertes a la guerra de Irak y Afganistán; altos precios del combustible y cuestionamiento al manejo de la situación creada por el huracán Katrina; una investigación en marcha sobre la filtración del nombre de una agente encubierta de la CIA, que hasta ahora ha involucrado al vicejefe de despacho y asesor presidencial, Karl Rove, y al jefe de despacho del vicepresidente Cheney, Lewis Libby, y otra investigación sobre una venta de acciones hecha por el líder republicano del Senado Bill Frist.

Las consecuencias de esta tormenta en Washington son difíciles de predecir. Falta por ver si traerá algún derrumbe y si éste influirá en la política hacia Cuba.


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