Actualizado: 02/05/2024 23:14
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Internacional

Reportaje: Ucrania

Elogio y diatriba de Yushchenko

La crisis económica le pasa factura en las urnas, pero logra por primera vez unas elecciones transparentes en el ámbito ex soviético.

Enviar Imprimir

Esta situación se agravó debido a la política de enfrentamiento que mantuvo Yushchenko frente a Rusia, principal suministrador de energía y materias primas del país y principal mercado. Sus disputas con Moscú sobre el futuro de la Flota Rusa en el puerto de Sebastopol y la agria pelea por los precios del gas provocaron en la opinión pública la percepción de que había que buscar otros caminos para encontrar soluciones locales.

Otra clave que hizo a la gente pensar que no se estaba cumpliendo con las metas de la Revolución Naranja fue el tema de la corrupción. La ex socia de Yushchenko, Yuliya Tymoshenko, se alejó de su lado y le acusó de haber tenido "mano suave" con los funcionarios corruptos del ex presidente Kuchma, que salieron de la administración libre de cargos, después de haberse robado medio país.

La Tymoshenko —también conocida como La Princesa Naranja—, viendo el barco hundirse, aprovechó el hecho de haber sido destituida de su cargo de primera ministra y creó su propio partido llamado Bloque YT (Yuliya Tymoshenko), con el que fue a las urnas con una propaganda populista que prometía eliminar la corrupción, bajar los precios y reforzar los servicios sociales.

En este contexto surgió como favorito el Partido de las Regiones, cuyo líder es el defenestrado en 2004, Víctor Yanukovich, quien después de haberse reciclado como prooccidental y al mismo tiempo pro Moscú, se despidió de sus consejeros políticos rusos y contrató para su campaña electoral a un alto ejecutivo del Partido Republicano, jefe de la campaña electoral de ese partido estadounidense en tiempos de Reagan y Bush padre.

También pagó a una empresa norteamericana de relaciones públicas, financiada por el hombre más rico de Ucrania, Rynat Akhmetov (quien también iba en la boleta electoral), para que rehiciera su imagen. En las listas de este partido también está la activista por los Derechos Humanos en el Parlamento, Nina Karpachova.

En estas condiciones, a Yanukovich no le fue difícil convencer a los ucranianos de que lo que el país necesita es un hombre que, al mismo tiempo que se acerque a Occidente, no le cierre la puerta a los rusos. Prometió que utilizaría su influencia en el Kremlin para lograr reducir los precios del gas y estimular de nuevo el ritmo del crecimiento industrial.

Con estas promesas y con la consigna de "competir en la economía sobre todas las cosas" ganó el favor de las regiones del sur y suroeste de Ucrania, las más industrializadas y rusófilas, con lo cual conjura el peligro de una división del país, una posibilidad que el mismo Yushchenko temió.

Así que estas elecciones en Ucrania, verdaderamente democráticas según Occidente, sirvieron para elegir a 450 parlamentarios que ahora tienen la responsabilidad de designar al nuevo primer ministro, con más poderes que sus antecesores, ya que la profunda reforma constitucional aprobada a fines de 2004 implica el tránsito del presidencialismo al parlamentarismo.

Aunque participaron 45 partidos, sólo cinco alcanzaron más del 3% de los votos, mínimo requerido para tener asientos en el Parlamento. Estos partidos fueron Partido de las Regiones de Yakunovych (30%); Bloque YT (Yuliya Tymoshenko) (23,4%); Nuestra Ucrania de Yushchenko (15%), Partido Socialista (7,5%) y Partido Comunista (5,05%).