Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Polonia

Homofobia institucional

Los gemelos Kaczynski desatan la alarma europea por la violación de los derechos humanos de las minorías sexuales.

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Nacionalismo resurgente

Los temas del homosexualismo y el aborto no son nuevos. Con los cambios democráticos prevalecieron en el país los conceptos religiosos y, ya en 1993, se aprobó una Constitución donde se discriminaba a las minorías sexuales y se presentaba el tema del aborto como un asunto de tradición nacional en Polonia.

"Los gobiernos que llegaron después no han podido, o no han querido enfrentarse, con los poderosos intereses católicos que defienden a capa y espada estos preceptos antiguos", explica a Encuentro en la Red Piotr Porozynski, del Grupo Lambda, que agrupa a unos tres millones de personas que se consideran minorías sexuales en Polonia.

En su opinión, en los años recientes, en vez de protección legal para los gays y lesbianas, el tema se ha ido tergiversando en los textos escolares. A los niños se les explica la homosexualidad como "una desviación, una patología y en algunos textos se iguala el homosexualismo con la pedofilia y el incesto".

Otros politólogos, como el checo Jiri Hoffman, estiman que la presencia en el gobierno polaco de partidos ultraconservadores como Ley y Justicia, Liga de la Familia Polaca y Auto Defensa, ha creado inquietud no sólo en las filas de la oposición de este país postcomunista del centro de Europa, sino en Bruselas, entre las comunidades judías occidentales, y en los políticos de la vecina Alemania.

La autodestrucción de la izquierda polaca en la anterior legislatura, que terminó su gobierno en medio de una crisis de confianza provocada por malversaciones y escándalos políticos, dio a la derecha un arrollador triunfo con las consignas "valores tradicionales polacos", enarbolada por los gemelos idénticos que hoy gobiernan el país: el presidente Lech Kaczynski y su hermano Jaroslaw, primer ministro.

No hicieron más que tomar posesión hace menos de dos años y enseguida ordenaron una "purga" de "antiguos comunistas". En ese momento, el héroe de Solidaridad y arquitecto de la democracia polaca, Lech Walesa, los describió como "un par de alborotadores inoportunos de quienes hay que deshacerse".

Ley y Justicia también incluyó en su agenda social conservadora "el euroescepticismo, la oposición al aborto, la mano dura contra gays y lesbianas, la prohibición de las llamadas drogas blandas", y llegó inclusive a coquetear con la "reinstalación de la pena de muerte". Para alcanzar mejor sus objetivos, fortaleció su gobierno con dos partidos todavía más controvertidos: Auto Defensa y Liga de la Familia Polaca.

Auto Defensa, con los ministerios de Agricultura y Economía, fue fundado en 1992 por grupos de antiguas granjas rurales, pequeños comerciantes y funcionarios comunistas de la burocracia rural. Su líder, M. Lepper, ha elogiado la política económica de Hitler y estima que Polonia debería acercarse más a Rusia y Bielorrusia. También es un fuerte crítico de la entrada del país a la Unión Europea.

Una mosca en un pastel

Por su parte, la Liga de la Familia Polaca, que controla el Ministerio de Educación, tiene una raíz más antigua, ya que surgió de la fusión de los llamados grupos "Católicos Nacionalistas", que se consideran herederos de los partidos de extrema derecha de preguerra. De hecho, su líder y actual ministro de Educación, Roman Giertych, es nieto de un prominente nacionalista de aquella época, quien abogaba por un Estado centralizado donde la Iglesia Católica simbolizara la identidad nacional.

Su ideología se basa en la asimilación forzosa de las minorías nacionales y la eliminación de la influencia judía en los negocios y las profesiones, y pide a los polacos que den la espalda a Alemania y se alineen con Rusia. La Liga de la Familia Polaca hace campaña contra Bruselas y sus juventudes participan contra las demostraciones gay y a favor del aborto.

Con estos aliados, los gemelos Lech y Jaroslaw Kaczynski, católicos devotos, desconfiados del extranjero, manifiestamente descontentos con la idea de dar derechos a los homosexuales, aparecen en la escena política de la Europa de los 27 "como una mosca en un pastel", concluye Hoffman.

En el mundo postcomunista del Este de Europa, sólo Polonia y Letonia han sido acusados por Amnistía Internacional como violadores de los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales.


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