Actualizado: 15/04/2024 23:17
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Argentina

Kirchner, Bonasso y el NOAL

Buenos Aires perdió una oportunidad para criticar a La Habana y a los No Alineados por su complicidad con la dictadura militar.

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Veloso señaló lo siguiente: "Quisiera aprovechar esta ocasión para hacer un reconocimiento especial a la labor realizada por la Comisión de Derechos Humanos durante sus sesenta años de existencia. Entre los logros de la Comisión, sin duda debemos destacar los procedimientos especiales, que fueron decisivos para que nuestro país superara un período oscuro de su historia, cuando la democracia chilena fue interrumpida abruptamente y se cometieron graves violaciones a los derechos humanos y libertades fundamentales".

Por su parte, Taiana, recordó lo siguiente: "La Comisión que hoy termina sus funciones fue efectivamente muchas veces politizada, ineficaz e inoperante. De hecho mi país sufrió esa politización, cuando bajo un equilibrio bipolar que era indiferente a los derechos humanos, las violaciones masivas y sistemáticas de derechos humanos en la Argentina, durante la dictadura militar, nunca fueron motivo de consideración por el pleno de esta Comisión".

Honestidad en duda

El gobierno de Néstor Kirchner y los familiares de las víctimas de violaciones a los derechos humanos en Argentina deberían preguntarse lo siguiente: ¿Por qué la dictadura de Pinochet fue condenada y la argentina no? Realmente, quienes se interesan en serio "la lucha contra la impunidad: la memoria, la verdad, la justicia y la reparación" deberían exigir explicaciones a Fidel Castro.

Si la dictadura de Pinochet fue reprobada en Ginebra, mientras que los militares argentinos se salvaron de esa condena internacional, ello se debió a la intervención del régimen cubano.

Kezia McKeague aporta más argumentos al respecto: "Cuba y Argentina cooperaron en la Comisión de Derechos Humanos a pesar de sus conspicuas diferencias ideológicas. ¿Por qué un régimen comunista apoyó a una junta militar fervientemente anticomunista, cuyo principal objetivo era eliminar la subversión de izquierda?".

Y agrega: "el régimen militar buscó activamente aliados como Cuba para evitar el aislamiento internacional experimentado por Chile. De cara a las críticas de los gobiernos europeos y de la administración Carter, las alianzas típicas se invertían en Ginebra, con una junta anticomunista, pro-occidente acudiendo a países socialistas y en desarrollo para protegerse de las cuestiones de derechos humanos. La membresía simultánea de Cuba en el bloque latinoamericano, el campo socialista y el movimiento de no alineados la ponía en una posición particularmente influyente para los intereses de Argentina".

McKeague concluye que "una convergencia básica de intereses hizo que Cuba estuviera dispuesta a condonar las violaciones de derechos humanos de Argentina, aunque otras motivaciones pragmáticas que tenían poco que ver con los derechos humanos determinaron el trato dispar hacia Argentina y Chile".

¿Por qué entonces el gobierno de Kirchner y personajes como el diputado nacional Miguel Bonasso no le exigen explicaciones públicas al dictador Fidel Castro por su complicidad en bloquear la condena en Ginebra a la dictadura militar? ¿Por qué no hacen lo propio las organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación que se dedican en Argentina a la lucha contra la impunidad?

La falta de respuesta a estos interrogantes pone en duda, en todos los casos, la honesta defensa que se hace de los derechos humanos.

* Publicado por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).


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