Actualizado: 02/05/2024 23:14
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Costa Rica

La asunción de Oscar Arias

El futuro de la gestión del mandatario costarricense y su significado para la región.

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Está por ver si esta especie de alianza táctica se concreta sin afectar los otros pilares del programa de gobierno liberacionista. Por ejemplo, el Movimiento Libertario que apoya el TLC y la apertura de las telecomunicaciones, se opone al Plan Fiscal.

En todo caso, la posición que adopte el PAC, principal partido de oposición liderado por Otón Solís, tendrá un peso importante en la agilidad con que el gobierno pueda adelantar su programa. Tanto Oscar Arias como el líder de la oposición han manifestado estar conscientes de la necesidad de la negociación y concertación para llevar adelante una agenda de desarrollo para el país.

En su primer mandato, de 1986 a 1990, el actual presidente se destacó principalmente en la esfera internacional cuando contribuyó de modo decisivo a la pacificación de la región centroamericana. Su capacidad negociadora y de persuasión fue reconocida por la comunidad internacional y le fue conferido el Premio Nobel de la Paz. Ahora, en su segundo mandato, le toca ejercitar esas cualidades para la concertación en el ámbito nacional. Sin embargo, el éxito en su gestión podría ser además una contribución positiva a la región, en medio de la ola demagógica y populista que la envuelve. Con su característico tono sosegado y voz apacible, Arias pronunció palabras contundentes, cargadas de la fuerza liberadora de la verdad:

"…la soberanía no se defiende con prejuicios ni con consignas, sino con trabajo y con planes concretos para darle prosperidad a Costa Rica. Un país que teme al mundo y no es capaz de adaptarse a él, inexorablemente termina condenando a sus jóvenes a buscar el bienestar más allá de sus fronteras. Si hace eso es menos soberano, es menos justo y es menos país".

De los diferentes sectores de la nación costarricense, de su opción por el consenso, por la capacidad para construir y dejar a un lado los cantos de sirenas de los Mesías externos y sus peones de adentro, pero también de la comprensión y la colaboración que tienen el deber y la necesidad de prestar los países democráticos de mayores recursos, dependerá que esas sabias palabras adquieran el inmenso poder convincente de la realización y de los hechos.


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