La «cagazao» de Carvalho
Una plataforma que dicen costó $15 millones, pero no tenía ni seguridad ni funcionalidad suficientes para arrancar con casi 400 mil usuarios
El superintendente de Escuelas Públicas del Condado Miami-Dade, Alberto Carvalho, se apeó por televisión con que la catástrofe del primer día de regreso a clases, pero virtuales, no trajo su causa de que la plataforma de enseñanza-aprendizaje en línea funcionara mal, sino de problemas de conectividad externa y definitivamente de un ataque cibernético.
Así tenemos una plataforma que dicen costó $15 millones —en virtud de contrato adjudicado sin análisis de concurrencia, al estilo Hunter Biden— pero no tenía ni seguridad ni funcionalidad suficientes para arrancar con casi 400 mil usuarios entre maestros y alumnos, como si hubiera sido diseñada e instalada por ETECSA.
Carvalho se bajó también con algo que se cae de la mata y por eso decirlo es ridículo: “Los estudiantes que no pudieron conectarse debido a estos problemas no serán penalizados”. Detrás de esta tontería queda oculto un problema bien distinto: quienes jamás pensaron en conectarse el primer día no pudieron ser detectados y escaparon libres de ausencia. El otro problema es que muchos otros van a tirar a relajo las clases en línea.
Y otro más estriba en que una inversión tan millonaria no valía la pena si ya se estaba tanteando el regreso a la clase presencial. Los maestros habían salido más o menos del mal paso, impuesto por la pandemia, con clases en línea usando otras plataformas. Sin embargo, el superintendente optó por la súper plataforma My School Online (MOS). Por este “camino correcto” amargó la vida de aquellos con nuevos cursos de adiestramiento a la carrera partiendo de cero, en vez de aprovechar el know-how que ya habían adquirido durante las clases que tuvieron que impartir en línea para cerrar el pasado curso escolar.
Antes de la puesta en marcha fallida de la súper plataforma, muchos maestros venían ya aterrillándose con el estira y encoge típico de la mala planificación en torno a qué podían y debían hacer para dar las clases. Llegaron a pasarse un día montando lecciones y registros para tener que borrar al día siguiente y comenzar de nuevo. El crash técnico se columbraba ya en los desvaríos de la preparación para el ingreso en la MOS, que si dio ganancia a alguien no fue ni a los maestros ni a los estudiantes.
¿Y qué nos entona Carvalho? Pues que sobrevino un ataque cibernético. Así que A luta continua, Vitória é certa. Como si no supiéramos que la cagazao es de Ampanga y data de antes del primer día de clases en línea.
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