Actualizado: 22/04/2024 20:20
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Birmania

La revolución azafrán

Es difícil que la represión consiga apagar las protestas de los monjes budistas y de una población que ha perdido el miedo.

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La corrupción es un factor dominante en Myanmar, que no en balde aparece como uno de los países más corruptos del mundo, junto a Somalia, en el último informe de Transparencia Internacional.

Than Shwe y su familia son máximos exponentes de este flagelo. La boda de su hija, Tandar Shwe, portando collares y tiaras de brillantes del tamaño de una nuez, enfureció a muchos birmanos que pudieron ver el vídeo en la página YouTube. No por casualidad una de las primeras medidas del régimen militar fue cerrar todos los cibercafés de la capital birmana y cortar internet.

Por otro lado, es público y notorio que la esposa del jefe militar Kyaing Kyaing, junto a su hija Tandar, es visita frecuente de las tiendas más lujosas de Bangkok, para realizar compras por millares de dólares.

'La Señora'

Mención aparte merece la Premio Nobel de la Paz, Aung Sang Suu Kyi, símbolo de la resistencia birmana. Durante las protestas, una de las manifestaciones multitudinarias pasó frente a su casa y fue apoteósico el momento cuando ella salió a la ventana.

Se desconoce actualmente su paradero, aunque algunas fuentes aseguran de que se encuentra en un local castrense y bajo la "protección" del "número dos" de la junta, el general Maung Aye.

Para los birmanos, Aung Sang Suu Kyi es la "Daw" (señora respetable). Ella ha sacrificado toda su vida en aras de la lucha por la libertad y la democracia. Es la líder indiscutible de la Liga Nacional para la Democracia (LND). Cuando en 1990 los militares organizaron unas elecciones generales, la LND obtuvo una victoria arrolladora con 392 de los 485 escaños de un Parlamento que nunca llegó a funcionar. La Daw permanece en prisión domiciliaria, aislada del mundo, aunque en su visita a la capital birmana, el diplomático Gambari pudo visitarla.

Apoyo cubano

Cuando ya en las calles birmanas se expresaba la oposición a la junta militar, el diario oficialista Granma informaba el pasado 18 de septiembre: "Cuba y Myanmar firmaron el Protocolo de la II Sesión de la Comisión Intergubernamental, que incluyó un grupo de acuerdos para desarrollar la cooperación en Comercio, Biotecnología, Agricultura, Deportes, Azúcar, Cultura, Salud y Turismo, entre otros. Rubricaron el documento la ministra cubana para la Inversión Extranjera y la Colaboración Económica (MINVEC), Marta Lomas, y el titular de Relaciones Exteriores de la Unión de Myanmar, Nyan Win. Lomas y el canciller de Myanmar abogaron hoy por el incremento de los vínculos y el reforzamiento de la cooperación".

Mientras todos los diarios del mundo dedicaban grandes titulares a las manifestaciones, y después a la represión en Myanmar, el mismo diario relegaba el asunto a la breve sección "Hilo Directo". Granma limitó el asunto a protestas "contra el aumento de los precios de transporte" y citó fuentes oficiales de Myanmar que "responsabilizaron a saboteadores internos y externos de causar las protestas en Yangon".

Los que hoy permanecen en silencio cómplice, e incluso apoyan abiertamente la represión —como es el caso del régimen de La Habana—, quizá deberían tomar en cuenta unas declaraciones que hizo al diario francés Le Monde Khin Maung Wing, director de la emisora de radio Voz Democrática de Birmania.

Según Khin, en este caso los militares "serán obligados, en última instancia, a dialogar con la oposición y especialmente con Aung San Suu Kyi", porque estas manifestaciones son cualitativamente diferentes a las de 1988.

Resulta difícil imaginar que los centenares de monjes budistas encarcelados, y los otros desalojados de las pagodas, permanezcan con los brazos cruzados. Estas manifestaciones multitudinarias significan que la población ha perdido el miedo. El capítulo de Myanmar no parece estar cerrado. Las heridas abiertas no cicatrizarán tan fácilmente como piensan los generales.

- Vídeo de las protestas en Yangon


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