Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Honduras

La salida del laberinto

Manuel Zelaya: Entre las emboscadas del pasado y los reclamos del porvenir.

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Si el horizonte se muestra entre árido y esperanzador, Tegucigalpa está en el deber de continuar su esfuerzo por disminuir al mínimo posible la vieja rémora de la corrupción. Un estudio realizado con la colaboración del Banco Mundial arrojó que dos de los poderes peor evaluados eran el judicial y la administración pública. La encuesta expresó igualmente que el crimen, las pandillas, la violencia y el tráfico de drogas son los temas que más preocupan a la población. Recientemente, una matanza carcelaria develó que las prisiones constituyen uno de los sitios más inseguros de la nación.

Son lacras que podrían disminuir un desempeño encomiable en el sector económico, en la educación, en la creación de empleos decentemente remunerados. Los gobernantes están advertidos y se nota, de un tiempo a esta parte, preocupación al respecto.

En fin, lo que le espera al presidente electo hondureño, Manuel Zelaya, es resolver, en condiciones muy complicadas, el duelo clásico latinoamericano, el que se entabla entre las perpetuas emboscadas del pasado y los reclamos irrestrictos del porvenir.

Una fría invitación

El futuro canciller hondureño, Milton Jiménez, dejó bien claro ante la prensa en días pasados que la invitación al mandatario cubano para la asunción de Zelaya, el próximo 27 de enero, se le cursó a todos los presidentes de los países con los cuales Tegucigalpa mantiene relaciones diplomáticas. O sea, nada hay de especial, sino más bien de obligado protocolo.

Castro, acostumbrado como está a ser la estrella en cada evento al que asiste, necesita una invitación obsequiosa, con mucha melaza. Si los términos hondureños no varían, difícilmente pondrá Castro sus plantas en la patria de Francisco Morazán.

Probado que uno de los fines políticos de Manuel Zelaya reside en perfeccionar la democracia, resulta consecuente su reticencia respecto a profundizar relaciones diplomáticas con el régimen de La Habana. Milton Jiménez dijo a la prensa que el futuro mandatario no prevé nombrar embajador en Cuba hasta 2007, y a partir de este momento se analizará, dijo, todo el marco de los vínculos con La Habana.

Desde enero de 2002 restablecieron ambos países relaciones diplomáticas, luego de cuatro décadas de suspensión. Tegucigalpa mantiene en La Habana una representación de bajo nivel. No se puede soslayar que la fría actitud de la diplomacia hondureña tiene lugar a pesar de que la situación sanitaria en el país urge de los médicos que el régimen de Castro provee a bajo costo, a lo que en breve se añadirá el ingreso de nuevos galenos para impartir clases en la Universidad San Pedro Sula.


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