Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Brasil: Elecciones

Lula en la balanza

Si es cierto que el líder histórico del PT tiene más posibilidades de ganar, quien le dé tregua no dormirá a partir del 1 de enero en el Palácio da Alvorada.

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Una noción de la mezcla de sentimientos que embargan a muchos cariocas cuando enfrentan la biografía sin duda admirable de Lula, se hizo gráfica cuando el cardenal lanzó su crítica. El purpurado dijo hacerla con "pena", y dejaba claro que aún confiaba en el ex líder obrero. Arns confesó que había sacado cerca de veinte veces a Lula de la cárcel, durante la dictadura en Brasil, de la cual ambos fueron oponentes sin desmayos.

Más allá de los escándalos de corrupción sobre los que tanto se ha especulado y cuyas resonancias no se acallan, para Guillermo Holzman, catedrático de la Universidad de Chile, la segunda vuelta habría que relacionarla con el descontento de la población hacia los partidos políticos y, en el seno de estos mismos partidos, sobre cómo Lula ha manejado el gobierno en los últimos dos años, señala Holzman.

Precisa que el ex sindicalista no ha sido exitoso en las negociaciones con el Congreso sobre planes de beneficio social prometidos, que atañen a la vivienda y otras áreas. Su voluntad de persuadir a los estados tampoco ha sido efectiva en cuanto a la cooperación de estos con los sectores más desvalidos, subrayó. Sin duda que aquí hay, recalca Holzman, respuestas al porqué de la segunda vuelta.

No resulta extraño, de acuerdo con el profesor chileno, que en los territorios menos desarrollados la mayoría votara por Lula, ya que para los pobres "instalarse en sintonía con tonos socialistas o populistas es estructural en América Latina, y particularmente en Brasil".

Un agudo sociólogo, el argentino Vicente Palermo, entiende que las falencias del Partido de los Trabajadores vienen desde antes. El partido de Lula estacionó su eficacia para hacer oposición, pero no se elaboraron —apunta el sociólogo— los recursos con los cuales tomar las riendas del poder, entre ellos mapas cognitivos y diagnósticos que involucraran fundamentalmente la complejidad de las condiciones de procesamiento político en Brasil. Hubo más tarde —explica Palermo en un ensayo— un esfuerzo para recubrir esta fisura.

Aún favorito

Gonzalo Müller opina que lo más probable es que Lula gane la reelección, pero lo hará —agrega— de un modo pírrico y no triunfante, signo de que sólo la falta de una verdadera alternativa ha hecho que los brasileños, aunque desilusionados de su gobierno, se hayan visto obligados a mantenerlo en el poder, afirma el estudioso.

"Ojalá en el segundo mandato, ahora sin mayoría en el Congreso, sea fiscalizado con fuerza y se vea en la necesidad de dialogar y construir acuerdos con la oposición, lo cual podrá darle alguna esperanza al pueblo brasileño de que los escándalos de corrupción declinan para desaparecer", acota Müller.

Profesora de la Universidad Católica de Chile, Lorena Oyarzún dice a Encuentro en la Red que cree que va a ganar Lula, a pesar de sus inconvenientes en implementar algunas políticas. La primera vuelta no ha sido un castigo, sino reflejo del desgaste que significa gobernar, y aduce Oyarzún que Lula "ya tiene un electorado que va a votar por él sí o sí".

Por su parte, Holzman coincide en que el otrora obrero metalúrgico va a ganar, "aunque será un triunfo estrecho". "Me da la impresión que va a hacer un trabajo de campo potente, y creo que tiene mayor credibilidad —no siendo mucha— que Alckmin. Quizá no mejorará, pero al menos no empeorará la actual situación", finalizó Holzman.

Vale advertir que las anteriores no son, por supuesto, otra cosa que criterios de un selecto grupo de académicos, quienes, como las encuestas previas a los comicios del pasado 1 de octubre, son falibles, para utilizar un término grato al mundo universitario. La única respuesta —y esto es verdad de Perogrullo— la darán las urnas el 29 de octubre venidero.


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