Actualizado: 29/04/2024 14:55
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Internacional

Kosovo

Principio y fin de una era

Mediadores de Naciones Unidas intentan un acuerdo definitivo sobre el estatus de la ex provincia serbia.

Enviar Imprimir

Sanda Raskovic-Ivic, un alto representante de Unmik en Prístina, declaró a este periódico que "Belgrado tendrá que admitir que Kosovo es una causa perdida, pero el problema es que en la capital de Serbia no hay en estos momentos ninguna fuerza política democrática que lo quiera admitir, porque tienen miedo a que esta decisión dispare de nuevo los sentimientos nacionalistas de los años noventa".

Y admite que, por otro lado, en Kosovo existe el mismo peligro: "mientras más se demora la solución al estatus de la región, más sentimientos extremistas afloran entre los albaneses".

De manera que las negociaciones convocadas por el llamado Grupo de Contacto (Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Rusia y Estados Unidos), y conducidas bajo el arbitrio de mediadores designados por el Consejo de Seguridad de la ONU, podrían ser largas y complicadas.

Una prueba de ello es que en los enclaves serbios protegidos por los ejércitos de los países de la Unión Europea (EUFOR), no hay día en que no suceda algún incidente violento entre ambas etnias (serbia y albanesa).

La raíz del odio

La imposibilidad de entenderse la ilustran, además, las respuestas dadas a la siguiente pregunta por representantes de una y otra etnia: "¿Cómo te sentirías si Kosovo gana la independencia?" Los serbios, entre ellos Stana Dzavric, contestan: "No me quedaré, empaco mis cosas y me voy a Serbia".

Para los albaneses de Kosovo, la pregunta tiene otra respuesta: "Belgrado perdió el derecho a decidir en Kosovo cuando lanzó su política genocida contra nuestra gente y sólo hay una solución, la independencia".

¿Cuál es la raíz de tanto odio? La historiadora Elizabeta Gerovic lo explica para Encuentro en la Red de la siguiente manera: "Hay pocos pueblos que hayan adoptado una derrota militar como su gran día de redención nacional, y ese pueblo es el serbio. Hace 600 años, un 28 de junio de 1389, el Rey Lazar, Zar de los Serbios, sufrió una decisiva derrota a manos de los turcos en el Campo de los Mirlos, un valle en el sur de Serbia hoy llamado Kosovo".

"Desde entonces y para siempre, el 'Vidovdan' (en honor a ese día) se convirtió en una fecha mágica para los serbios. De ese gran dogma cultural nace una conciencia colectiva serbia que prefiere sucumbir colectivamente a descender a los niveles de las naciones que negocian con el enemigo".

Elizabeta Gerovic estima que a partir de este razonamiento los políticos serbios postcomunistas, encabezados por el hoy acusado y enjuiciado como criminal de guerra, Slobodan Milosevic, lanzaron una política nacionalista que hizo eco en la mentalidad serbia y que condujo a la tristemente conocida "limpieza étnica", que significa: "aquel serbio que no obedezca el llamado de la sangre, es un traidor".

Un día de Vidovdan, un grupo de nacionalistas serbios asesinaron en 1914, en Sarajevo, al archiduque Francisco Ferdinando, heredero del Imperio Austro-Húngaro, y la acción desató la Primera Guerra Mundial. También un día de Vidovdan, en 1989, Slobodan Milosevic expuso en Kosovo la sagrada necesidad histórica de la supremacía serbia.