Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Bolivia

Sin nada que celebrar

Evo Morales cumple su primer año de gobierno agobiado por una profunda crisis política y social.

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El presidente de Bolivia, Evo Morales, cumplió el pasado lunes el primer año de su mandato, pero dirigentes del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) reconocieron que no había motivo para celebraciones, pues el gobierno se encuentra agobiado por una crisis política centrada en la Asamblea Constituyente y un enfrentamiento con las regiones más ricas del país, que reclaman la autonomía.

A Morales se le puede aplicar aquel viejo refrán de "quien siembra vientos, recoge tempestades". Los doce meses al frente del gobierno han sido suficientes para mostrar sus tendencias totalitarias. Sin embargo, ha tenido que enfrentar a una oposición cada vez más firme, no sólo de los partidos políticos, sino también de cuatro regiones que exigen que la autonomía quede salvaguardada en el futuro texto constitucional.

El meollo de la crisis, en lo que se refiere a la Asamblea Constituyente, resulta de la imposición —por parte del MAS— de aprobar el texto de la Cata Magna por mayoría simple de votos, cuando las leyes bolivianas exigen una mayoría cualificada de dos tercios.

El pasado 10 de julio se conoció el cómputo final de las elecciones para la Asamblea Constituyente de Bolivia, que confirmó el 50,7 por ciento de los votos para el Movimiento Al Socialismo, del presidente Evo Morales, según datos difundidos por la Corte Nacional Electoral. Además del MAS, otras quince fuerzas políticas ganaron al menos un representante a la Asamblea Constituyente, que fue instalada el 6 de agosto en la ciudad sureña de Sucre, la capital legal de Bolivia.

Con los resultados de los comicios, el partido de gobierno obtuvo la elección de 137 asambleístas, del total de 255 integrantes de la Constituyente. Según el sitio en internet de la Corte Nacional Electoral (CNE), el MAS sumó 1.322.656 apoyos en todo el país, más del triple de la votación conseguida por la conservadora alianza Poder Democrático y Social (Podemos), que se ubicó en el segundo lugar.

Podemos alcanzó 399.668 sufragios, que representa el 15,3 por ciento del total de los votos recibidos en las urnas, con lo que obtuvo 60 asambleístas. En tercer lugar se colocó la centrista Unidad Nacional (UN), con 187.706 sufragios (7,2%), lo que le otorgó ocho representantes en la Asamblea Constituyente. Aunque con menos votación, otras tres organizaciones políticas tendrán también ocho asambleístas, porque ganaron los comicios en pequeñas circunscripciones.

Entre estas se encuentra el otrora poderoso Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), una alianza del mismo MNR con el Frente Revolucionario de Izquierda y el Movimiento Bolivia Libre (MBL), según los datos.

Los dos tercios

La Asamblea Constituyente no ha podido comenzar sus trabajos debido a que el partido de Morales decidió, de manera unilateral, que sólo se necesitaba una mayoría simple para redactar la Carta Magna, lo que ha sido rechazado por la oposición y también por los prefectos (gobernadores) de cuatro regiones que reclaman autonomía del poder central y temen que ese principio no sea consagrado en la ley fundamental.

El diplomático boliviano Franz Ondarza Linares ha recordado que en el caso de las reformas constitucionales, con la fundación de la República y desde la primera Constitución, se estableció la necesidad no sólo de aprobarla con dos tercios de los votos, sino aun la de "admitir cualquier reforma".

"La doctrina constitucional universal proclama este sistema, por cuanto la Carta Fundamental que define a un país, sus instituciones, así como los derechos y garantías de todos los ciudadanos, tiene que contener, en lo posible, la amplitud de criterios y posiciones de los diversos sectores sociales, por encima de todo fraccionalismo, justamente para garantizar la unidad de ese conjunto heterogéneo que forma un Estado nacional", dijo Ondarza.

Estos principios están recogidos en los artículos 230 y 231 de la Constitución vigente en Bolivia, que Morales trata de ignorar. De ahí la ola de descontento, que se ha manifestado en huelgas de hambre de diputados y protestas en diferentes partes del país.

El enfrentamiento con el gobierno de Morales alcanzó una nueva dimensión desde el pasado 16 de diciembre, cuando los gobernadores de los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Pando y Beni llamaron a los pobladores a reclamar que la autonomía sea plasmada en la Carta Magna y exigir que se respete el principio constitucional de los dos tercios.

Morales y los seguidores del MAS acusaron a los gobernadores de producir una reunión de "oligarcas, vendepatrias y separatistas". Hasta organizaron un remedo, al estilo cubano, de "brigadas de reacción rápida", para evitar que los manifestantes llegaran al centro de la capital de Santa Cruz, al pie del Cristo Redentor.


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