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Bolivia

Sin nada que celebrar

Evo Morales cumple su primer año de gobierno agobiado por una profunda crisis política y social.

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El resultado fue que se produjeron algunos choques con varios heridos, pero no se pudo evitar que se reunieran en Santa Cruz cerca de un millón de personas.

En la reunión se aprobó que si la Asamblea Constituyente sanciona una Constitución Política del Estado que viole la Ley de Convocatoria a dicha asamblea, en lo relativo a los dos tercios o el mandato vinculante del referéndum por las autonomías departamentales, Santa Cruz rechazará la nueva Carta Magna por considerarla ilegal.

Un rotundo sí fueron las respuestas que dieron los presentes a las dos preguntas formuladas por el prefecto (gobernador) Rubén Costas, al término de los discursos. En la primera interrogante también se consultó lo siguiente: "¿Ordena usted a la Prefectura de Santa Cruz dotarse de un régimen autonómico departamental, que consigne los principios de un Estado social y democrático de derecho y el mandato del referéndum del 2 de julio de 2006, a ser aprobado en un referéndum departamental o por otra vía democrática?". "Siií", gritó la multitud.

El mismo grito se escuchó tras la segunda pregunta, formulada así: "¿Ratifica usted la conformación de la Junta Autonómica Democrática de Bolivia y la faculta como instancia de coordinación para conducir el proceso de consolidación de nuestras autonomías?".

Asambleas similares y con el mismo resultado —una participación multitudinaria— se realizaron en los otros tres departamentos.

La encrucijada de Morales

Lejos de proclamar el separatismo, los gobernadores apoyaron la unidad nacional. Tanta es la fuerza en los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, que el presidente tuvo que felicitar a sus líderes por llamar a la unidad en las asambleas populares. Una postura inteligente de Morales, hay que reconocerlo, con el objetivo probable de ganar tiempo y aplacar los ánimos. Si Morales ha sido defensor de la democracia participativa, ¿cómo negarle legitimidad a movilizaciones populares de esa magnitud?

En realidad, Bolivia se encuentra en una encrucijada y Morales está agobiado por una crisis política de imprevisibles consecuencias si persiste en aprobar una Constitución a su medida, sólo con el voto de los partidarios.

Recientemente el periodista y escritor boliviano Carlos Toranzo Roca resumía la situación del país con este panorama: "Huelgas de hambre, amenazas de paro, llamados a la intervención de las Fuerzas Armadas, ausencia de tolerancia, ímpetu hegemónico, ausencia de sensatez, desprecio por las ideas de los otros, ¿es esta la Bolivia que queremos? ¿Es este el país que deseamos dejar a nuestros hijos? ¿Es esta la democracia por la cual han luchado muchos, pero muchos bolivianos de todos los colores y en todos los tiempos? Qué duda cabe de que era necesaria cada vez más inclusión social, era necesaria la presencia de nuevas élites en la política, era importante que más sectores populares accedan al poder (…) pero nada de eso implicaba que se deba excluir a otros, que se deba cerrar los oídos al criterio, al pensamiento y a los valores de los otros".

En medio de esta situación de crisis, al embajador venezolano en La Paz, Julio Montes, se le ocurrió proclamar que si el gobierno boliviano solicitaba el envío de tropas para su defensa, Caracas podría considerarlo. Una prueba de que el presidente Hugo Chávez se encuentra al acecho, y dispuesto a convertir Bolivia en un nuevo tipo de protectorado.

Por otra parte, la guinda de la crisis la protagonizó una agencia encuestadora británico-uruguaya, que afirmó recientemente que la popularidad de Evo Morales ha caído drásticamente. De mayo a septiembre sus niveles de aprobación descendieron del 81 al 53%.


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