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Las Américas

Una OEA relevante

Es prioridad de la actual presidencia crear un mecanismo efectivo que permita resolver los conflictos del hemisferio.

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Abrir otros frentes

La Corte y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, consideradas desde hace mucho tiempo como las instituciones más efectivas dentro de la OEA, se encuentran al margen de la política, y deben continuar así.

Sin comprometer su independencia, la Comisión y la Corte pudieran brindar sus experimentados conocimientos a cualquiera de las iniciativas que acomete la OEA. En el caso de Colombia, la Comisión podría garantizar que la desmovilización y el desarme se hagan de una manera acorde con las normas del respeto a los derechos humanos que impugnan estas instituciones.

No se debe olvidar, sin embargo, que aún no se ha logrado un consenso acerca de la premisa de que la política sea la principal misión de la OEA. Los países caribeños hacen hincapié en una visión demasiado localista y fragmentada, que sitúa su interés central en las cuestiones concernientes al desarrollo económico y social. Si bien en principio estamos de acuerdo con ello, hay otros factores que se deberían considerar también.

Aunque todos los gobiernos pagaron su deuda externa en el año 2005 —por primera vez en la historia— y algunos llegaron incluso a un acuerdo sobre el repago de las deudas atrasadas que no han cotizado durante muchos años, aún no se puede decir que la OEA pueda financieramente respirar con desahogo.

El Banco Interamericano de Desarrollo tiene los recursos financieros suficientes para poder asistir en su desarrollo a estos países. ¿No beneficiaría a todos si dentro de la OEA se hiciera una mejor repartición de sus tareas, y que cada institución comparta sus recursos con las otras instituciones que los necesiten y no los tengan?

Existen otros frentes en que la OEA también se debería aventurar. La escasez de los recursos energéticos, el auge de las actividades delictivas y la inseguridad civil son problemas que pudieran solucionarse con un poco de apoyo multilateral. El establecimiento de puntos de referencia como guía para el logro de una política pública que funcione —siendo de esencial interés la garantía de que se gobierne democráticamente, que haya un crecimiento económico sostenido y una disminución del índice de la pobreza—, podría incentivar a los legisladores a actuar con determinación.

La cuestión de la igualdad entre los sexos, partiendo de la necesidad de que las mujeres puedan disfrutar de iguales oportunidades, hasta el cese de la violencia contra ellas, no se es solamente un problema más de justicia equitativa. La condición de ciudadanos de segunda clase a que están sometidas las mujeres y sus hijos en la región las mantiene al margen de los asuntos nacionales y del acceso al mercado laboral.

Un liderazgo enérgico y convincente

Insulza ha actuado, sin duda alguna, como un líder enérgico y convincente, justo a la altura de su reputación. Una OEA fuerte y relevante es lo que necesitamos ahora más que nunca.

"Un diálogo implica que estemos dispuestos a dejarnos convencer de que lograr un punto medio entre contendientes es mucho mejor que una disputa sin fin", pronunció Insulza a principios de mayo. Esa es la resolución que él defiende y la razón por la cual está procurando por todos los medios la creación de un mecanismo efectivo que permita resolver los conflictos del hemisferio.

Los líderes enérgicos como él dejan como legado instituciones tan sólidas que otros líderes —aun los menos capacitados para el ejercicio de sus funciones— pueden utilizar durante sus mandatos en bien de todos.


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