Actualizado: 18/04/2024 23:36
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A debate

Ilusiones y realidades

¿Están exagerados los resultados de la política europea hacia Cuba?

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Una parte significativa (mayoritaria) de los turistas que visitan la Isla, lo hacen a través de paquetes "todo incluido" y se marchan sin conocer la realidad nacional. ¿Qué contacto verdadero podrían tener, desde sus buses acondicionados, con la cotidianidad del cubano medio?

Y en cuanto a otros aspectos que menciona López Levy como contactos importantes de cara a los futuros cambios de la Isla, ¿cuántos europeos casados con cubanos(as) se establecen con carácter aproximadamente permanente en este país? ¿A qué intereses responden los funcionarios que negocian con los europeos? Y, por último, ¿qué por ciento de la población está empleado en las empresas de capital europeo?

Impacto discreto

Por otra parte, la efímera cantidad de ciudadanos que laboran en empresas europeas y que tienen acceso a la prensa internacional, a contrapelo de los millones que no tienen ese privilegio en la Isla; sumado a los temores de los primeros, que rehúsan ser transmisores de las informaciones a las que pueden acceder, supone un mínimo efecto contra el control exclusivo del gobierno sobre la información.

Si bien se han desarrollado los intereses comerciales europeos, su "impacto en términos de liberalización, pluralismo social y apertura en Cuba" todavía resulta muy discreto.

El otorgamiento de numerosas becas de estudio y los entrenamientos que reciben muchos cubanos en Europa, de cara a un futuro en que el país se insertaría en el mundo "globalizado", ha correspondido por abrumadora mayoría a individuos pertenecientes a instituciones estatales y obedece, por tanto, a las disposiciones oficiales y no a fomentar el desarrollo de iniciativas cívicas, independientes y realmente democráticas.

Si en algo no se equivocan algunos exiliados es en el aserto de que en Cuba no es fácil interactuar con el pueblo. Por una parte, porque la población suele estar estrechamente controlada y vigilada por organizaciones que responden a intereses del gobierno y que suelen recelar de aquellos nacionales que mantienen algún tipo de relación con extranjeros.

Y por otra, porque muchos —temerosos de ser acusados de conspiración, de contrarrevolución o de estar al servicio de la propaganda enemiga— mienten acerca de sus verdaderos sentimientos hacia el gobierno y sus instituciones, o simplemente los ocultan.

Para ningún cubano es un secreto que para recibir como huésped a un amigo extranjero debe solicitar y obtener la debida autorización; algo que a cualquier ciudadano del mundo libre le puede resultar increíble, aunque —por supuesto— estos son apenas detalles domésticos que no dependen en absoluto de la demostrada buena voluntad de la Unión Europea.

Como enuncia López Levy, "La Posición Común Europea de 1996 condiciona el progreso en la cooperación y el ascenso de Cuba al Acuerdo de Cotonou a mejorías", además de haber propiciado la liberación de varios opositores; pero en la práctica la experiencia ha demostrado que es preciso continuar insistiendo sobre La Habana para lograr mayor efectividad. Un sencillo ejemplo es que las cárceles del régimen continúan encerrando a centenares de opositores pacíficos.