Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Ilusiones y realidades

¿Están exagerados los resultados de la política europea hacia Cuba?

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Esta tozudez rotunda de negación a cualquier tipo de negociación o de apertura hacia el interior de Cuba, se repite ante los intentos constructivos de la Unión Europea, sólo que en este caso las autoridades cubanas carecen de soporte político alguno que la sostenga, de manera que se deslegitiman sus posiciones. En este punto capital estriba la importancia de la política europea refrendada en la Posición Común.

Ahora bien, los cubanos interesados en reformas democráticas y, en particular, los que vivimos en la Isla, no hemos podido ser destinatarios directos de la política europea, no por la ineficacia de ésta, sino por la posición inmovilista del gobierno, reacio a permitir espacios de apertura al interior de Cuba.

Europa puede influir en facilitar un clima de democracia pluralista en Cuba, toda vez que La Habana no tiene los argumentos contra esta política moderada, respetuosa y pacífica, con los que se parapeta frente a la de Estados Unidos. Esto augura a la Posición Común un positivo margen de posibilidades.

Inversiones y matrimonios

Cuando López Levy se refiere a los logros de la política europea en Cuba, suele confundirlos con otros elementos que no necesariamente se relacionan con la misma, como son las inversiones de ciertas empresas europeas en la Isla (que suponen pingües beneficios para el gobierno, pero no así a la población); o exagera en relación con la importancia de las uniones matrimoniales derivadas del flujo de europeos a Cuba.

Por ejemplo, ¿qué significa exactamente "maximizar el contacto de la población con las democracias de otros países"? ¿Acaso los matrimonios entre europeos y cubanos, que invariablemente determinan la salida de la parte cubana a establecerse en el exterior, son uno de esos "contactos" que propician la democratización de Cuba?

Este tipo de interacción con el exterior, si bien hace a esos cubanos relativamente más independientes del control estatal sobre su vida económica y sobre su educación, no reporta un beneficio muy importante para los espacios democráticos a que aspiramos en la Isla.

La recurrente referencia a los viajes de turistas europeos que "contactan" con la población, a los matrimonios de estos con cubanos (con cubanas, fundamentalmente), a los negocios que desarrollan en Cuba, a su "diálogo" con los funcionarios del gobierno y al empleo de nacionales en las empresas de capital europeo que se crean en la Isla, son apenas manifestaciones epidérmicas, inmediatas y fenomenológicas no determinantes para el surgimiento de los cambios. Tampoco constituyen grandes beneficios para la mayoría de la población. En todo caso, estas empresas son independientes de las políticas de sus respectivos países.