Actualizado: 28/03/2024 20:07
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Opinión

Opinión

Por una izquierda anticastrista

El actual rumbo latinoamericano: ¿Ideología o alternativa hacia el desarrollo?

Enviar Imprimir

El apoyo popular a los gobiernos de izquierda en Latinoamérica es consecuencia en parte del agotamiento de los partidos tradicionales, el saqueo, la corrupción y las imposiciones de una desacertada política norteamericana. Pero sobre todo de una situación de miseria y estancamiento económico y social. De poco han servido las políticas neoliberales bien o mal aplicadas.

Hay sin embargo un factor de avance en la región que no puede soslayarse: el ejercicio democrático. Hasta ahora la búsqueda de nuevas soluciones no se ha realizado de forma violencia, sino recurriendo a las urnas. Tanto las guerrillas como las dictaduras militares parecen cosa del pasado. Mucho depende de la voluntad de Washington para que esta tendencia se mantenga.

En este sentido, el régimen castrista tiene más en común con las dictaduras militares latinoamericanas de hace apenas unas décadas, que con los últimos triunfos electorales de políticos izquierdistas. Incluso en los casos extremos de Chávez y el recién electo presidente boliviano, Evo Morales, no hay que olvidar que éstos han llegado al poder gracias al voto y no por la fuerza.

El pecado original

Está aún por ver si América latina ha entrado definitivamente en un rumbo democrático similar al existente en Europa, donde es habitual que se sucedan gobiernos de uno y otro lado del espectro político. Por el momento, basta con considerar que esta esperanza es más fuerte que nunca en la historia del continente.

La actual izquierda latinoamericana es una vía alternativa hacia el desarrollo, pero también una ideología. Como ideología, todavía arrastra el pecado original de cerrar los ojos ante la realidad cubana. Es lo más fácil para ella. Ello no la salva de tener que responder por ese error. No es una condena en conjunto. El caso del saliente gobierno chileno es un ejemplo. Aunque no aislado, tampoco representa una voz mayoritaria.

Buena parte de los políticos y gobernantes de izquierda —en Argentina, Uruguay y México, para citar los más conocidos— vacilan o se niegan a salir en defensa de los disidentes encarcelados, condenar la falta de libertades imperante en la isla o a criticar la permanencia en el poder de Castro.

El temor de estos políticos es sólo la mitad de la explicación. Una parte del exilio de Miami se empeña en identificarse con las causas más reaccionarias, ensalza un pasado en que miembros de este exilio colaboraron con las más sangrientas dictaduras militares y glorifica a terroristas que nunca han pagado por sus crímenes. Nada más adecuado para hacerle el juego a esos izquierdistas latinoamericanos que recuerdan los crímenes de Pinochet y Videla y olvidan los de Castro.

Si la palabra izquierda ha recuperado su vigencia, el término anticastrista no puede ser dejado en manos de un exilio caduco y reaccionario. Aspirar a la democracia en Cuba es luchar en favor de que los cubanos sean libres de escoger su destino, que el día de mañana puedan votar por alguien que les prometa la ilusión de la libre empresa o traiga una esperanza de justicia social.


« Anterior123Siguiente »