Chabrolissimo

Así tituló G. Caín su reseña de la película A double tour, fechada el 14 de diciembre de 1959, sobre esta obra del cineasta francés Claude Chabrol. Caín la vio en México y la cinta nunca se estrenó en los cines cubanos.

Chabrol (1930-2010) fue un miembro subestimado de la Nueva Ola francesa. Debutó con la excelente El bello Sergio (1958), basada en la obra de Hitchcock titulada La sombra de una duda. Mientras sus compañeros de generación (Godard, Truffaut, Rohmer y Rivette), intentaban trazar nuevos moldes en el lenguaje cinematográfico y romper con las convenciones que creían ataban al cine francés de la posguerra, Chabrol se dedicó a relaborar los principios del thriller, siguiendo y modificando las pautas de Hitchcock, a quien orgullosamente consideraba su maestro.

Hizo cine casi hasta su muerte, y en su filmografía se destacan obras como Los primos, Les Biches, Wedding in Blood, La Ceremonie y muchas otras, que, además de ganar numerosos premios y elogios de la crítica, resultaron éxitos de taquilla, y con ese dinero, ayudaba a financiar los proyectos de sus compañeros. Sus personajes y sus argumentos tenían giros macabros, presentados con un gran sentido del humor negro, que los hacía complejos e imprevisibles. Fue también un destacado crítico de cine.

Pero no es Chabrol de quien vengo a escribir, sino de The Origin of Evil, un filme que casi se me escapa y que ha pasado mayormente desapercibido, pero que es una joyita en el mejor estilo de este cineasta, en fin, un filme chabrolissimo.

Nathalie trabaja en una planta de elaboración de pescado, está en grandes aprietos financieros. Una de sus parejas, Stephane, se encuentra presa por supuestamente haber matado a una amante, hecho que ella niega. Stephane tiene un carácter volátil, extremadamente bipolar, entra en raptos de furia a la menor contradicción. Su relación con Nathalie, a quien solamente ve en días de permiso, es violenta y tempestuosa. Nathalie se da cuenta que es muy posible que Stephane sea la hija ilegítima de Serge Dumontet, un multimillonario. Haciéndose pasar por Stephane, se introduce en la mansión de los Dumontet.

Serge está enfermo y su vida pende de un hilo. Su esposa Louise parece sólo preocuparse de sus bienes materiales y su colección de VHS. Flota y parece no enterarse o no importarle mucho nada de lo que sucede a su alrededor. Su hija George, una mujer bien andrógina, está a cargo de los negocios familiares y el padre no confía en ella. Hay un hijo que se dice ha muerto, pero en realidad es homosexual y Serge nunca lo ha aceptado.

Nathalie-Stephane los seduce a todos. En un momento de duda le piden identificación, la cual ella provee gracias a otra de sus parejas que está en el negocio de falsificar papeles. En la casa de los Dumontet no hay paz. Soportan a Serge porque piensan que pronto morirá y ambiguamente aceptan a Nathalie-Stephane. Hay hilaridad en la presentación de todos los personajes, incluyendo a la ama de llaves, que son tenebrosos.

Es difícil seguir contando la trama sin desvelar aspectos importantes del thriller, giros inesperados que van haciendo la trama cada vez más macabra y tensa, tras un inicio un poco confuso, ya que para establecer los personajes el guion recurre a narrativas un poco complicadas. En cada secuencia van sucediendo cosas que añaden limpiamente a los elementos del suspense. A medida que entendemos mejor a los personajes y las condiciones del argumento, más interesante y terrorífico se vuelve el filme.

Este es el tercer largometraje del realizador francés Sebastien Marnier. No conozco ninguno de sus filmes anteriores, pero aquí dirige con mano segura y mantiene encuadres y actuaciones dentro de un dramatismo restringido, que se apoya en el aspecto cruel del argumento. Es también, junto a Fanny Burdino (After Love), coautor del guion. Inicialmente, la trama parece complicarse inútilmente, la presentación de los personajes y de las situaciones comienza un poco confusa, pero a medida que avanza mejora a pasos agigantados y se convierte en un suspense que mantiene al espectador al borde de la butaca. Incluso llega un momento en el cual, a pesar de los cruel y macabro de los personajes, uno no sabe con quién simpatizar.

Las actuaciones son impecables. Laure Calamy (Call My Agent), no puede estar mejor en su papel de Nathalie. La dota de una engañosa inocencia, a pesar de que conocemos de su alevosía. Es convincente y no gasta recursos dramáticos para ello. La veterana Dominique Blanc encarna a la perfección a la aparentemente disipada Louise. Como Serge, Jacques Weber, otro veterano del teatro y del cine francés, quien además es director y escritor, resulta excelente, adoptando todos los giros dramáticos necesarios para entregarnos todo el mal que lleva dentro el personaje.

La fotografía de Romain Carcanade (Soldat Noir), maneja con sutileza los cambios ambientales que se ajustan al tono de la trama.

Marnier ha declarado que es un adorador de Chabrol. “La gente dice que no hay tradición de género en Francia, pero cuando ves a Chabrol, te das cuenta de que todo lo que hizo fue género. Descifra a la burguesía francesa a través del suspenso y la violencia…Este filme rinde tributo a sus filmes de los 70, sobre todo en los que actúa Stephane Audran”, continúa diciendo en su entrevista.

Este es un filme chabrolissimo, que tal y como lo describe Caín “significa buen gusto, ritmo, ojo para el cine”, algo que “no se da todos los días”.

The Origin of Evil (Francia/Canadá, 2022). Dirección: Sebastien Marnier. Guion: Sebastien Marnier y Fanny Burdino. Dirección de fotografía: Romain Carcanade. Con: Laure Calamy, Jacques Weber, Dominique Blanc, Suzanne Clement y Naidra Ayadi. De estreno limitado en algunas ciudades de Estados Unidos. Pronto aparecerá en la plataforma MUBI.

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